El modelo de atención en materia de cuidados y de servicios sociales debe adaptarse a las necesidades de las personas, y no al revés. Partiendo de esa premisa, en los próximos años va ser necesario crear en Gipuzkoa servicios y recursos cada vez personalizados, "escuchando a los usuarios, fomentando su participación y adaptándose continuamente”. Son algunas pinceladas ofrecidas este miércoles por la diputada foral de Cuidados y Políticas Sociales, Maite Peña, en una interpelación sobre el despliegue de la Estrategia Europea de Cuidados en Gipuzkoa, que ha tenido lugar durante el pleno de las Juntas Generales. “Como imaginaréis, hay un trabajo tremendo. Estamos muy volcados, pero no sólo en la Diputación, sino en el resto de instituciones, ayuntamientos y agentes”, ha resaltado Peña.

La Comisión Europea presentó hace un año esta iniciativa por la cual se pretende garantizar unos servicios asistenciales “de calidad, asequibles y accesibles” a toda la población. El objetivo es mejorar la situación tanto de los cuidadores (profesionales e informales) como de los receptores de cuidados, una cuestión que ha pasado a formar parte de la agenda política, como demuestra el congreso organizado por el Gobierno Vasco la semana que viene en el centro de Tabakalera de Donostia, bajo el título Avanzando hacia un pacto vasco por los cuidados". Se camina hacia un nuevo modelo con un enfoque “universal, personalizado, comunitario e innovador".

Gipuzkoa es un territorio con un envejecimiento considerable, en el que el 22,5% de la población se sitúa por encima de los 65 años. Si hoy en día la esperanza de vida en el territorio a partir de esa edad se acerca a los 20 años -18 para ellos y cerca de 23 para ellas- se prevé que en 2035 se alargue hasta los 22 años, y para mediados de siglo la esperanza de vida rondará los 90.

Se espera que para el año 2030 la proporción de personas mayores de 80 años en Gipuzkoa sea un 1,7% superior al promedio estatal, un proceso que está repercutiendo en las ratios menguantes de personas cuidadoras. Así, si en el año 1998 había cerca de 17 por cada persona mayor, en 2018 eran tan solo 9; y para el año 2035 se prevé que esta cifra baje hasta los 7, según apunta el estudio Residencias para mayores ante el futuro del envejecimiento.

Agenda propia con la mirada puesta en 2030

Consciente del reto que se avecina, la Diputación ha creado una agenda propia con la mirada puesta en 2030, y un plan de acción que cuenta con un presupuesto que ronda los 100 millones de euros. “Estamos trabajando para convertir a Gipuzkoa en un territorio de cuidados. Reconociendo el valor que tienen, puesto que es el único modo de alcanzar una sociedad cada vez más justa y cohesionada”, indica Peña.

Y en ese proceso, Gipuzkoa mira a Europa, y la UE al territorio. El punto de partida es la Estrategia Europea de Cuidados de Larga Duración en la cual Gipuzkoa se encuentra inmersa, con “un sistema público y comunitario”, según remarca Peña. Un modelo que “sabe aprovechar los beneficios de la colaboración público-privada”.

Las bases de la nueva estrategia pasan por “la personalización” y la garantía de los cuidados “a lo largo de toda la vida”, para lo cual la Diputación ha puesto en marcha mecanismos innovadores de gobernanza. “Estamos trabajando para mejorar la coordinación a todos los niveles, entre servicios sanitarios, sociosanitarios, sociales y comunitarios”, avanza el Ejecutivo foral.

Todo ello teniendo en cuenta un escenario novedoso. Ocho de cada diez personas mayores expresan en Gipuzkoa su deseo de seguir viviendo en su casa. A diferencia de los mayores de otras generaciones, los y las baby boomers -que en 2035 tendrán entre 71 y 89 años- dotarán de nuevo contenido a la idea que tenemos de vejez. De hecho, llamaremos mayores a la generación que vivió los cambios sociales de los años 60, la que experimentó una incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral o tuvo que adaptarse a la emergencia de las nuevas tecnologías al final de su vida laboral.

Priorizar el hogar

Se impone así la necesidad de priorizar el propio hogar como lugar de atención, lo que exige profundizar en la capacidad de innovación de los servicios sociales, en la profesionalización del cuidado, en el apoyo a las personas cuidadoras familiares y en la intervención de la comunidad, según ha enumerado la diputada.

Todo ello ha dado pie al diseño inicial de una estrategia territorial para la transición hacia un nuevo modelo de atención y cuidados en el domicilio. “Una estrategia que estamos trabajando junto a los municipios”, señala la Diputación. Cuidados muy necesarios que han recaído tradicionalmente en el seno de la familia, y que han sido mayoritariamente asumidos por mujeres. “Esta situación hay que revertirla. Desde la corresponsabilidad y una visión feminista, trabajamos para equilibrar el peso entre el cuidado formal e informal; y también para cuidar al cuidador”, indica Peña.

Una cuestión muy relacionada con la huelga general convocada por el movimiento feminista de Euskadi para el 30 de noviembre, que “invita a luchar por unos servicios públicos fuertes que realmente pongan los cuidados en el centro", según han indicado los convocantes.

A este respecto, la Diputación señala que Gipuzkoa “está dispuesta a dar un salto en la evaluación de las políticas sociales”, con el desarrollo de estrategias para monitorizar y evaluar la calidad y el impacto social de los servicios.

Ecosistemas locales de cuidados

Peña señala que un programa clave en el que se refleja esa transformación necesaria es la estrategia Zaintza HerriLab: ecosistemas locales de cuidados que conectan con la comunidad, “fomentando la participación de las personas usuarias, formando a personas cuidadoras, mejorando las condiciones de trabajo, y así colaborando entre todos y en todos los planes personalizados de cuidados”.

En esa misma línea, en el ámbito de las residencias de personas mayores, el año pasado se completó el Libro Verde, un documento que recoge diagnósticos, palancas de cambio y una treintena de recomendaciones sobre cómo serán los futuros centros.

Se suma a ello el despliegue, a lo largo de toda Gipuzkoa, de una estrategia que combate las soledades -Hariak- en la que participan cerca de 100 agentes sociales y casi la totalidad de ayuntamientos; de todos los colores y condiciones.

Son algunas de las actuaciones más relevantes mencionadas por la diputada, que se enmarcan dentro de una agenda que sigue las recomendaciones de la Estrategia Europea de Cuidados de Larga Duración, y que la Diputación tiene previsto seguir aplicando una vez que se apruebe el Plan Estratégico 2024-2027.