El ataque de un jabalí a dos excursionistas hace diez días (1 de octubre) en el valle navarro de Ollo, en las inmediaciones del nacedero de Arteta, ha encendido las alertas sobre el riesgo creciente que supone el aumento sin medida de la población de jabalíes, animales salvajes sin depredadores naturales en nuestros montes y que la caza regulada no puede controlar por sí sola. La problemática se extiende a toda Europa.

En este caso, los dos excursionistas atacados, un varón de 66 años y una mujer de 44 años, sufrieron ambos heridas de pronóstico grave y tuvieron que trasladados de urgencia a un centro médico. Los heridos formaban parte de una excursión. ¿Puede pasarle a cualquiera? ¿Qué debemos hacer ante la presencia de estos animales?

Aritz Ezeiza, el coordinador general de la Federación Gipuzkoana de Caza, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA cómo hay que actuar si nos encontramos con uno o más ejemplares. No es lo más habitual, pero si sucede, es importante saber cómo comportarnos.

Aunque los ataques de jabalíes son extraños, estos animales son potencialmente muy peligrosos y se acercan cada vez más a zonas pobladas

En primer lugar, aclara Ezeiza, es importante saber que si un jabalí nos detecta en el monte, “en principio escapará y seguirá su camino”. Por eso no nos los encontramos. Es decir, están ahí, pero nos rehúyen. Sin embargo, no podemos olvidar que hay otros muchos factores que pueden provocar una reacción violenta, incluso que estos animales salvajes tienen un componente impredictible.

De entrada, es importante tener en cuenta que se trata de animales de hábitos nocturnos, que principalmente comienzan a dejarse ver al atardecer fuera de las zonas de maleza que les dan cobijo y protección, para ir en busca de comida, y que siempre es importante transitar por caminos y pistas cuando vamos al monte, y no adentrarnos en zonas de maleza si queremos evitar sustos.

En todo caso, un encuentro frente a frente con estos animales supone una situación comprometida que debemos saber gestionar y no subestimar, ya que un jabalí que se siente “acorralado o amenazado” resulta “muy peligroso”.

Ezeiza explica que un jabalí, sin saberlo nosotros, puede estar siendo perseguido por perros, puede estar herido, o sentir que sus jabatos están en riesgo por nuestra presencia, ya que las hembras son muy protectoras. Estas son las premisas en las que estos animales se convierten en agresivos y pueden resultar letales. Y no las podemos controlar.

Pero los jabalíes pueden resultar también muy peligrosos cuando se compite por comida. La recomendación es no proporcionarles alimento en ningún caso, porque podría provocar un efecto llamada; ni tratarlos como animales domésticos. Por tanto, debemos procurar abandonar el lugar si vemos uno, evitar a toda costa el encuentro, y no obviar las señales de alerta y los avisos que pueda enviarnos.

Pero, ¿qué pasa, si viene a por nosotros? “Si se arranca hacia nosotros, lo primero que tenemos que hacer es intentar subirnos a algún sitio o trepar a un árbol”, precisa Ezeiza.

Los jabalíes son malos trepadores, por eso siempre será mejor solución subirse a una altura que echar a correr, ya que estos animales “son muy rápidos y en carrera nos ganarán sí o sí”, dice el coordinador de la federación.

No subestimar el tamaño

“Tampoco hay que subestimar su tamaño”. Estos animales pueden pesar entre 30 y 120 kilos, depende de su edad, si son machos o hembras, pero “uno pequeño de 30 kilos también puede resultar peligroso”, porque son animales que “tienen una fuerza tremenda”.

“Si un jabalí viene hacia nosotros, lo primero que tenemos que hacer es intentar subirnos a algún sitio o trepar a un árbol”

Aritz Ezeiza - Coordinador general de la Federación Gipuzkoana de Caza

Su gran peligro, en caso de ataque, son sus colmillos. Las “temidas navajas”, que “cortan como un cuchillo” y pueden provocarnos heridas muy importantes, incluso la muerte, recuerda Ezeiza. Se han detectado jabalíes con colmillos de hasta 20 centímetros.

Se dejan ver hacia el atardecer y de noche y en sus incursiones hacia zonas rurales y núcleos urbanos, lo que buscan es alimento. Uno de los motivos de su proliferación, es que Gipuzkoa, aunque es un territorio pequeño, cuenta con “140.000 hectáreas de monte”, cada vez más en estado de abandono y “con menos sitios en los que puede entrar el ser humano, incluso los perros”. Por eso resulta cada vez más difícil también su control mediante la caza. En definitiva, hay muchas zonas en las que los jabalíes “encuentran un hábitat perfecto para camuflarse”.

Hacer un censo resulta una tarea inabordable, por tanto, ya que además es un animal que se “reproduce de forma rápida”. De media produce cuatro crías por camada, incluso más en algunos casos debido al mestizaje con otros cerdos, y puede tener hasta tres camadas en dos años. Es decir, una hembra puede dar a luz 12 jabatos en dos años.

Más de 2.000 abatidos cada año

Los jabalíes han protagonizado en el último año numerosos episodios llamativos en Gipuzkoa, especialmente cuando en febrero un grupo de ellos fue detectado por un conductor en uno de los viales de salida de la variante de Zumarraga, muy cerca de la autopista de pago A-636. En Navarra, por ejemplo, los jabalíes han provocado 1.788 accidentes por atropello en cuatro años, entre 2019 y 2022.

Pero un hecho insólito que permanece en el recuerdo de muchos guipuzcoanos fue cuando en noviembre de 2016, cuatro ejemplares fueron detectados por primera vez en el núcleo urbano de Donostia, según reconocieron fuentes de la Guardia Municipal.

Aparecieron en una campa del barrio de Marrutxipi, junto a las cocheras de Dbus y unos bloques de viviendas. Tres de ellos fueron abatidos por cazadores. En años posteriores, aquel hecho insólito de ver jabalíes adentrarse en Donostia, se ha repetido en otras zonas como Aiete. Ya no es tan raro.

Normalmente, los principales perjudicados por el jabalí son los baserritarras, que sufren daños provocados por estos animales en sus terrenos y admiten sin tapujos su "impotencia" por el hecho de que "la caza no es suficiente para controlar la superpoblación". Asegura que nunca ha habido tantos en nuestros montes.

Pero estos animales también son vectores de enfermedades como la brucelosis, la tuberculosis y la peste porcina africana, la principal amenaza para el sector productivo de cría de cerdos.

Los datos ofrecidos por la Diputación de Gipuzkoa el año pasado, estiman un crecimiento sostenido del 10% de ejemplares cada año durante las últimas dos décadas, que se habría elevado a un 16% anual en los últimos años.

Jabalíes abatidos en 2016 en Donostia

Cada año se abaten de media en el territorio más de 2.000 jabalíes y se avistan más de 3.000 en las batidas autorizadas por la Diputación para el control de la especie entre principios de septiembre y finales de marzo. Hasta ahora, la cifra más alta de ejemplares abatidos se registró en la temporada 2020-2021: 2.644. 

Volver a 2010

 La Diputación foral, que es la encargada de hacer el seguimiento de esta especie, admite que la población de jabalíes sigue en aumento. En Gipuzkoa, la población comenzó a crecer de manera importante a partir de los años 90. Ya en la temporada 2001/2002 se cazaron 500 piezas y se avistaron el doble. Pero en la actualidad, la cifra se multiplica por cuatro.

El objetivo, según han reconocido fuentes forales en los últimos años, sería recuperar los niveles de la campaña 2010/2011, en la que se capturaron 619 ejemplares y se vieron 1.216. Ese sería el punto de equilibrio para que el jabalí no genere tantos problemas en la agricultura.