En el solar donde esperan entrar a vivir algún día han visto hacerse fotografías a políticos durante dos legislaturas. Se preguntan, con cierta ironía, si la entrega de llaves definitiva no estará aguardando a una tercera campaña política. “Está siendo un vía crucis. En todo este proceso de construcción ha habido un baile de fechas tremendo”, claman. No están precisamente contentos los adjudicatarios de los 146 pisos de VPO en Txomin Enea, una promoción privada que se levanta sobre suelo público cedido por el Gobierno Vasco, la última con opción a compra de Etxebide, puesto que desde entonces han pasado a ser todas de alquiler.

Ha llovido desde los meses de junio y julio de 2017, cuando estas familias se apuntaron al sorteo de VPO, que se celebró el 16 abril de 2019. Pronto empezaron los problemas. La existencia de un colector de aguas residuales de la Mancomunidad del Añarbe, que cruza el solar, provocó los primeros retrasos en la ejecución de la obra, adjudicada a la empresa Iza Obras y Promociones S.A.

“Desde abril de 2019 hasta noviembre de 2020 se dedicaron a pasarse la pelota entre Iza, Etxebide, el Ayuntamiento de Donostia y Aguas del Añarbe”, asegura Esther Carton. A la cita han acudido también Ramy Kamel, Peio Cano y Silvia Zabaleta. Estos adjudicatarios han tenido que hacer una labor casi policial para enterarse, a cuentagotas, de la evolución de esta promoción de VPO que sigue sin rematarse.

El encuentro tiene lugar frente al bloque de viviendas, donde puede apreciarse que los balcones continúan sin barandillas. “Llevan así más de medio año”, observa Kamel, que no acaba de entender que haya tan poco personal para una obra de estas características. “No es que no trabajen", puntualiza. "El problema es que son muy pocos empleados a diario”. Con frecuencia son los propios obreros quienes les informan de las pocas novedades. Silvia Zabaleta pasea por la zona al menos dos veces por semana. Actualmente está de baja por maternidad. Ni por asomo se le pasaba por la cabeza un embarazo antes de entrar a vivir en el piso. Pero la vida ha continuado, y lo ha hecho a un ritmo desigual, teniendo en cuenta el parsimonioso desarrollo de la obra.

"Todo el mundo pregunta: ¿Pero todavía no estás viviendo?"

“Todo el mundo te pregunta. ¿Pero todavía no estás viviendo? En mi entorno en estos cinco años la gente ha ido comprando su casa. Nosotros, aquí seguimos, esperando”, lamenta Zabaleta. El plazo para ejecutar la obra era de 30 meses a contar desde la calificación provisional de las viviendas, que fue en febrero de 2019. Se llegó a publicar en los medios de comunicación que los nuevos inquilinos entrarían en sus casas en 2021. Han aprendido a "sonreír por no llorar". Las obras no comenzaron hasta octubre de 2020. Las familias firmaron los contratos de compraventa en diciembre de ese mismo año, y pagaron una entrada del 20% de la vivienda, entre 25.000 y 38.000 euros.

Teniendo en cuenta el retraso inicial, manejaban abril de 2023 como fecha límite, algo que tampoco se cumplió. “La última prórroga, de diez meses y hasta el 14 de febrero de 2024, dijeron que se debía a algo ajeno a la obra, pero ni el Gobierno Vasco ni Iza nos llega a decir qué pasa. Si te dice la propia constructora que es algo ajeno a la obra, ¿quién ha pedido esa prórroga?”, se preguntan. Carton se puso en contacto con Etxebide. “Al tratarse de una obra privada, me dijeron que tenía que hablar con Iza. Yo les insistía en que no nos decían nada. ¡Tendréis que ser responsables de la concesión de la obra, al menos!, les planteé". Le respondieron que mandara un escrito, que no le contestaron.

“Con el tiempo nos enteramos de que el tema inicialmente se alargó porque Iza quería que la obra de la bóveda que cubre la tubería la hiciera Amenabar, la constructora del resto de edificios nuevos de Txomin Enea”, explica Carton. “Nadie nos dio ninguna información. Todo lo hemos averiguado nosotros pidiendo informes y llamando a Aguas del Añarbe, que son los únicos que aportaron algo de luz”, aseguran los futuros inquilinos.

Han llamado a las puertas del Ararteko, de Vivienda y de la alcaldía de Donostia. En sus testimonios se adivina que no se trata de la ansiedad de unas familias por acceder cuanto antes a sus viviendas sin reparar en las complicaciones inherentes a las obras de construcción. Todo eso lo entienden. Pero piden al menos “transparencia” porque hasta ahora “todo ha discurrido bajo un manto de secretismo”.

Las consecuencias de la espera

Reclaman que es de justicia hacerlo porque este paréntesis en sus vidas no les está saliendo gratis. Dan cuenta de numerosos problemas derivados del largo compás de espera. Con las fechas iniciales, empezaron a mirar presupuestos para acondicionar las viviendas que ya ni siquiera saben si valen. “Pagué 4.000 euros a una empresa de cocina. Si debido al paso del tiempo ya no puedo hacer la obra con ellos, pierdo ese dinero”, expone Zabaleta.

El hijo de Carton tenía cinco años cuando iniciaron el proceso. Dice su madre que de seguir a este ritmo la obra habrá cumplido los doce cuando entren por fin en la vivienda. “Hay familias con hijos en el cole, y muchas dudas sobre la matriculación. ¿Dónde les inscriben? Para matricularlos aquí, tienen que estar empadronados en Donostia. Pero entre las familias a las que les tocó el sorteo en Txomin Enea hay quienes viven en Hernani o Zarautz. ¿Qué hacen en esos casos?”, plantean los adjudicatarios.

Silvia abrió en abril de 2018 una cuenta vivienda. Entendía que para diciembre de 2023 habría firmado las escrituras de la casa. Hacienda le ha dicho que todavía tiene margen, pero hay quien se está viendo inmersa en una delicada situación una vez agotado el plazo. “A mí me dijeron tajantemente que si transcurridos seis años no conseguía escriturar la casa, sea problema mío, de la constructora, o del Gobierno Vasco, tenía que pagar los intereses de la cuenta vivienda durante seis años y además una multa por ello”.

Denuncian que nunca se les ha convocado para darles ninguna explicación. “Sólo nos llamaron para pagar”. La constructora designó a una persona para las labores de interlocución, “quien da diferentes versiones ante la misma pregunta. Si llamas a la oficina central, no saben, o te dicen que llames a Etxebide. Y si llamas a Etxebide, te dicen que es una obra privada, y que es Iza la que tiene que dar respuesta. Nunca han dado una fecha concreta de finalización”, aseguran.

El escrito "masivo" enviado a Zuzenean

Primero fue principios de 2023; luego abril, posteriormente el tercer trimestre del año. Después les dijeron que septiembre. “Y ahora como muy pronto firmar en marzo de 2024”, resoplan. Una vez concluida la obra, se abre un plazo de seis meses en los que Etxebide debe dar luz verde a la construcción con respecto a los planos que visaron al aceptar el proyecto de ejecución de edificación. Un plazo durante el cual el Ayuntamiento de Donostia otorga la cédula de habitabilidad.

“Como nadie nos informaba de nada, decidimos escribir masivamente a Zuzenean, el servicio de Atención a la Ciudadanía del Gobierno Vasco. Nos contestaron a todos, en diferentes momentos, el mismo email. Que tenían conocimiento de toda la tardanza, y que iban a intentar acelerar el plazo de seis meses que tiene Etxebide”, explica Zabaleta. Llegados a este punto, los adjudicatarios solo piden que una vez concluida la obra, al menos, se agilice ese trámite.

Entretanto, han creado un grupo de WhatsApp en el que unas 80 personas intercambian habitualmente información. Aunque son 146 las viviendas para las que llegó a haber una lista de espera de casi 300 personas, el desánimo ha cundido por el camino durante todo este tiempo y muchos adjudicatarios han reconducido sus vidas por otros derroteros. Hay quien piensa que a esta zona del barrio "le ha mirado un tuerto", ya que junto al bloque hay un solar en el que ni siquiera han comenzado las obras.

Ramy habla de un conocido que fue agraciado por sorteo en las dos promociones: la suya, y la contigua, la de la cooperativa de viviendas protegidas de alquiler cuyas obras ni siquiera han comenzado pese a disponer desde hace tres años de licencia de construcción. “Eligió la cooperativa”, señala. Optó por la edificación de 109 pisos que todavía no tienen préstamo bancario ni constructora porque las entidades financieras no acaban de ver clara la financiación de esta novedosa promoción.