La organización ecologista Greenpeace ha mostrado su “indignación” por el secado, por segundo año consecutivo, de Santa Olalla, la laguna principal de Doñana, lo que a su juicio pone en evidencia el “deplorable estado de conservación en que se encuentra el humedal más protegido del país”. Un estado, ha apuntado, que es “fruto de la sobreexplotación y mala gestión del agua que se hace fuera de los márgenes del espacio natural protegido”.

Para Greenpeace, se está “ante la crónica de la muerte anunciada de uno de los humedales más importantes del mundo”. “Al igual que lo sucedido en el Parque Nacional de la Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, el Parque Nacional de Doñana sigue la misma trayectoria e historial hacia su desecación y desaparición”, avisa.

“El crecimiento y transformación de miles de hectáreas en regadíos intensivos, unido a las extracciones masivas e ilegales de agua subterránea, la modificación de canales y cauces hacia el espacio protegido han llevado a Doñana a una lenta agonía. Y Doñana sólo es la punta del iceberg de un problema que afecta a muchos otros lugares del Estado”, apunta Greenpeace.