Antes y después. La foto actual de Besaide, la emblemática cumbre montañera en la que confluyen los tres territorio de Euskadi (Gipuzkoa, Araba y Bizkaia) y homenajea a los ‘Montañeros desaparecidos’ con una escultura de los años 50, muestra hoy un monte atractivo, con un bosque joven, pero diverso y sano. Árboles de 20 años que en dos décadas han transformado este lugar de un entorno deforestado a “uno bien bonito”. 

Basoa Fundazioa, la entidad sin ánimo de lucro impulsada por la Confederación de Forestalistas de Euskadi, ha cumplido 20 años desde que nació el 4 de julio de 2003 y en su aniversario muestra el fruto de su proyecto fundacional, la regeneración del monte Besaide (564 metros).  

Allí se plantaron entonces 12.500 retoños de diferentes especies autóctonas: abedul, fresno, haya y dos variedades de roble: el roble común o del país (Quercus robur), y roble plalustre (Quercus palustris). Y también se dejaron zonas para su regenerado natural. En 2003, el monte se encontraba “prácticamente pelado”, según reconoce el presidente de Basoa Fundazioa, Juan Ramón Murua. 

Los bosques de Euskadi absorben alrededor de 2,1 millones de toneladas de CO2 y generan 1,5 millones de toneladas de oxígeno

Según Basoa Fundazioa, la transformación del monte Besaide es “el exponente del cambio que ha experimentado Euskadi en 120 años, pasando de tener una masa forestal arbolada que cubría únicamente el 20% del territorio, al 55% actual, lo que convierte a la Comunidad Autónoma Vasca como uno de los territorios más verdes de Europa, con 396.000 hectáreas de superficie arbolada”.

Ese proyecto fundacional de Basoa se realizó en los montes propiedad de la Federación Vasca de Montaña, tras firmar un convenio de colaboración entre ambas entidades para ello.  

El objetivo inicial era la mejora forestal de 12,74 hectáreas en torno a la cumbre, “compatibilizando los diferentes usos de un lugar de celebración y encuentro a los montañeros vascos, con la protección del medio natural y la viabilidad económica del proyecto”. 

Las diez hectáreas se repoblaron en tres fases, entre los años 2003 y 2005, y durante cuatro años se llevaron a cabo trabajos de cuidado y mantenimiento, entre ellos el refuerzo de los cierres perimetrales, puesto que en los primeros años “las plantas sufrieron bastantes ataques de corzos”, explica Basoa Fundazioa en un comunicado.  

Posteriormente, en 2016, se utilizaron arces blancos (Acer pseudoplatanus) para diversificar una de las zonas plantadas con roble en 2003, con la esperanza de que “el terreno fuese totalmente cubierto y aumentase su diversidad”. En todo este tiempo, Basoa ha realizado el mantenimiento de este entorno.

Evolución de la masa arbórea de Besaide entre 1932 y 2022

Besaide, según la información facilitada por Basoa Fundazioa, se encontraba totalmente deforestada durante la década de los 30, tal y como se puede constatar en las primeras imágenes aéreas de 1932 que se realizaron sobre suelo alavés. Y permaneció como pastizal y lugar de ganado hasta bien entrados los años 60, para convertirse luego en un gran pinar a mediados de los años 80 y hasta principios de los 90.

A mediados de la década de los 90, tras el aprovechamiento de estas zonas de pino, la Federación Vasca de Montaña adquirió a varios propietarios 12,74 hectáreas de terrenos situados en Arrasate (Gipuzkoa), Elorrio (Bizkaia) y Aramaio (Araba), y se propuso rehabilitar la zona y cubrirla con especies autóctonas de la mano de Basoa Fundazioa. 

“Basoa lleva 20 años insistiendo en su objetivo de proteger los espacios arbolados de Euskadi”

Juan Ramón Murua - Presidente de Basoa Fundazioa

Juan Ramón Murua, presidente de Basoa, en un robledad de Besaide

"Gestión Forestal Sostenible"

Juan Ramón Murua, el presidente de Basoa Fundazioa, recuerda que en estos 20 años, “Basoa Fundazioa ha insistido en su objetivo de promover y mantener la riqueza forestal y proteger los espacios arbolados de Euskadi”. Para ello, se han organizado más de un centenar de eventos y proyectos que han implicado a diferentes agentes públicos y privados en la conservación de este patrimonio colectivo que son nuestros montes.  

Entre los objetivos con los que surgió esta fundación están “contribuir a recuperar superficies forestales con tendencia al abandono, especialmente aquellas con un componente paisajístico, medioambiental o sentimental para la sociedad vasca; fomentar la Gestión Forestal Sostenible; promover el uso de madera como maerial renovable y ecológico y asegurar su suministro; y diferenciar zonas cuyo fin principal sea la conservación con aquellas de carácter productivo” 

Según Basoa Fundazioa, las 396.000 hectáreas de bosque de Euskadi absorben alrededor de 2,1 millones de toneladas de CO2 y generan 1,5 millones de toneladas de oxígeno, “favoreciendo la limpieza del aire que respiramos”.