La Diputación de Gipuzkoa desarrollará, en las próximas semanas, un proyecto piloto que busca aumentar la seguridad vial de los cicloturistas en carretera. La iniciativa, basada en la inteligencia artificial, se testará en la GI-636, en la subida a Gaintxurizketa en dirección a Lezo desde Irun; con la instalación de balizas, señales y otros elementos similares, se pretende informar a los conductores y conductoras de vehículos a motor, en tiempo real, de personas que estén circulando en bicicleta por esa vía.

Este plan en ciernes se dio a conocer ayer por la mañana en la sede del Gobierno foral, en un acto en el que participaron el diputado general, Markel Olano; la diputada de Infraestructuras Viarias, Aintzane Oiarbide; y el director de Transporte y Movilidad Sostenible de CEIT, Alfonso Brazález.

Este proyecto, calificado como “atractivo, necesario e interesante” por Oiarbide, pretende ampliar la seguridad de los y las ciclistas cuando circulen por carretera. Y es que suelen ser uno de los colectivo más “vulnerables”, según Brazález, en la convivencia vial, junto con peatones y motociclistas.

La idea es crear carreteras inteligentes, que avisen en tiempo real de la existencia de personas circulando en bicicleta por esa vía a conductores y conductoras de coches, camiones u otros vehículos de motor. Para ello, se instalarán balizas, cámaras de visión artificial y sensores, que localizarán a cicloturistas y transmitirán la información a los sistemas incluidos en los automóviles o a los dispositivos que tengan preparados para ello, y que las personas a cargo de estos vehículos lo tengan en cuenta y sean especialmente cuidadosas. Como alternativa, también se activarán una señales de tráfico externas con esa misma alerta.

Esta infraestructura está pensada para tramos especialmente complejos, donde confluyan varias carreteras, las curvas sean numerosas o la visión sea limitada, entre otras características; de esta manera, se espera que disminuya la siniestralidad en estas zonas. 

Así, se entiende que la elección de Gaintxurizketa como laboratorio de pruebas no es casualidad, al ser este un punto donde los accidentes suceden con cierta asiduidad, incluidos aquellos con víctimas mortales. El más reciente aconteció en enero de 2022, cuando un ciclista de 43 años falleció arrollado por un coche.

Proyecto transfronterizo

Más allá de la iniciativa en pos de la seguridad vial ciclista, el Gobierno foral también quiso dar cuenta de la existencia de una iniciativa más general; aquella de convertir la AP-8 y la AP-1 en una suerte de circuito en donde probar de manera práctica las ideas que ya han sido investigadas y testadas en laboratorio, tanto por parte de instituciones como empresas. Esto será posible gracias a la instalación de un total de 25 balizas a lo largo de 2023, de las cuales cuatro ya se encuentran a pie de carretera; estas, a su vez, enviarán los datos a la nube y a las aplicaciones móviles que prevén crear para el uso de la ciudadanía. Pero este proyecto no finaliza en la muga, ya que se trata de un corredor que une Gipuzkoa con Iparralde y otros puntos del Estado francés, teniendo una esencia transfronteriza.

Tanto experiencia vial de Gaintxurizketa como el corredor cooperativo transfronterizo se engloban dentro de Gipuzkoa Living Lab, una iniciativa foral de I+D en colaboración con CEIT, en marcha desde el año 2021, que busca poder desarrollar servicios y tecnologías que favorezcan el transporte inteligente, la seguridad vial y la eficiencia energética en las carreteras.