La gala de la entrega de los premios Sabino Arana 2022 celebrada ayer por la mañana en el Teatro Arriaga de Bilbao enarboló la bandera de la esperanza. Los seis galardonados por sus carreras personales o en representación de colectivos expusieron el deseo de un futuro mejor marcando la diferencia el primer secretario de la embajada de Ucrania, Serhii Solovei.

Fue el encargado de recoger el premio de la Fundación en representación de las nueve asociaciones que operan en Euskadi y su compromiso de afianzar la solidaridad del pueblo vasco con el ucraniano, tanto antes de la guerra como en estos duros tiempos bélicos que está viviendo Ucrania.

El resto de los galardonados que subieron al escenario del Arriaga a recoger sus premios fueron el equipo arqueológico que realizó el hallazgo de la Mano de Irulegi, que contiene una inscripción en lengua vascónica, precursora del euskera; la Sinfónica de Bilbao (BOS); el parlamentario georgiano Irakli Kobakhidze; el traumatólogo Mikel Sánchez Álvarez y la organización de ayuda a personas con parálisis cerebral Aspace de Gipuzkoa.

En la introducción del acto la presidenta de la Fundación Sabino Arana, Mireia Zarate, expuso cómo con estos reconocimientos “ponemos nombre y caras a lo mejor de nuestras sociedad vasca y también del mundo” y concretó cómo la Fundación “quiere expresar su compromiso con este país, con su desarrollo justo y armónico”.

Destacó también que “los ejemplos, trayectorias y causas que hoy venimos a premiar son un canto a la esperanza”. Aseguró, así mismo, que “nos permiten mirar al futuro con una sonrisa y esperanza. Con una certeza que va a poder con todas esas incertidumbres”.

Ante el lehendakari Iñigo Urkullu, que presidió la gala junto a su esposa, Lucía Arieta-Araunabeña, Zarate se mostró clara al asegurar que con el reconocimiento a los colectivos vascos que apoyan a Ucrania “queremos alzar nuestra voz para decir no a la guerra, sí a la paz” y expuso su solidaridad y apoyo en representación del pueblo vasco.

Refiriéndose al ruido que cada día generan los cañonazos y los misiles, lo calificó de “ensordecedor, salvaje e injusto” y dijo que “es lo que está viviendo, mejor dicho, sufriendo el pueblo ucraniano por la invasión rusa. Muerte, dolor, familias rotas y separadas, exilio forzoso”.

Agradecieron estas palabras la veintena larga de personas que en representación de las nueve asociaciones subieron al escenario y recibieron el empático aplauso ininterrumpido de los asistentes que casi llenaban el teatro.

El primer secretario de la embajada de Ucrania, Serhii Solovei, con rictus serio toda la ceremonia, repasó la labor de cada uno de los colectivos poniendo en valor su trabajo solidario y especificó sobre el premio que “este reconocimiento nos da esperanza porque tenemos potencial para seguir ayudando al pueblo ucraniano”.

Entre las escaleras y butacas se oía hablar en ucraniano, euskera, georgiano, inglés y castellano. Una mini torre de babel donde destacó la comitiva llegada de Georgia, el país caucásico con el que tantos lazos tiene atados Euskadi, y que vino acompañada incluso por un equipo de televisión para atestiguar el reconocimiento.

La Fundación quiso avalar la labor de presidente de Sueño Georgiano, partido líder de la mayoría en el Parlamento de Georgia, Irakli Kobakhidze, el cual señaló que “no hay alternativa a la paz” acordándose de la invasión rusa de Ucrania la cual condenó sin paliativos. Además recordó cómo su país “tiene el 20% del territorio ocupado por la Federación Rusa y su salida pacifica es uno de los retos principales de nuestra nación” de cara al futuro.

El médico gasteiztarra Mikel Sánchez también enarboló esa bandera de esperanza tras recibir el premio al querer “hablar del futuro”. Consideró que “tenemos la posibilidad y el deber de que Euskadi siga siendo importante en el mundo de la investigación. Los avances médicos contribuyen al bienestar y felicidad de las personas”. Un escenario que también busca a diario Aspace Gipuzkoa para sus miembros y así lo dejó patente la presidenta del colectivo, Elisa Carmona, al recibir el galardón. En cuanto a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, se dio la circunstancia de que su director, Ibon Aranbarri, recogió el premio en el mismo escenario donde en marzo de 1922 dio su primer concierto inaugural la orquesta centenaria.

La mano de Irulegi

Punto y aparte mereció el reconocimiento al grupo de investigación que descubrió la Mano de Irulegi el pasado año en el valle de Aranguren. Su responsable, Mattin Aiestaran, aceptó el reconocimiento en compañía de ocho de sus colegas de trabajo y en una intervención en euskera agradeció con un zorionekoak gara... (Somos afortunados...) varias de las circunstancias que les han llevado a ser una de las noticias más importantes del año pasado en Euskal Herria.

La gala concluyó primero con una foto de los galardonados flanqueados por el lehendakari Iñigo Urkullu y el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, en la que también quisieron posar dos pequeños ucranianos, y una segunda más multitudinaria en la que participaron los representantes de todos los premiados que, literalmente, llenaron el escenario del Arriaga.