Su odisea dura ya cuatro años, pero en las últimas dos semanas, la plantilla de cerca de 280 profesionales que integran Onkologikoa, se ha visto en medio de una crisis sanitaria en la que las balas les pasaban literalmente sobre la cabeza. Han permanecido callados, aunque saben que están en el centro del huracán. Saben que la forma en la que Onkologikoa se integrará en Osakidetza es un “elemento importante”, aunque no el único, de la crisis desatada por la cúpula médica de la OSI Donostialdea en contra la dirección del servicio vasco de salud y el Gobierno Vasco.

Los trabajadores de Onkologikoa se preguntan “por qué ahora” y califican de “sospechosa”  y “airada” esa “denuncia total al sistema sanitario”. Dicen que en estos años, precisamente los jefes de servicio y la dirección del Hospital Universitario de Donostia (HUD), han puesto “trabas” a la integración de Onkologikoa en Osakidetza, que se valen de “medio verdades” en sus críticas y que son responsables en gran medida de la “preocupante” situación de una sanidad púbica “decadente”.

La representación de los trabajadores en Onkologikoa asegura que es el momento de “recuperar la sanidad pública” y confía en que Osakidetza tome las riendas de una vez por todas y enderece la nave de una sanidad que “en los 90 era de las mejores y en los últimos 20 años está en deterioro”.

Cinco miembros del comité de empresa de Onkologikoa (Jon Galfarsoro, Javi Beitia, Ane Urzelai, Kepa Vicario y Mikel Fábrega), en nombre de los 13 integrantes de la representación de los trabajadores; y cuatro miembros de la comisión de pacientes y usuarios de Onkologikoa, reunidos ayer para analizar la coyuntura actual, abren las puertas del hospital a NOTICIAS DE GIPUZKOA.

La primera conclusión es que el motín de la cúpula médica contra Osakidetza ha fallado porque le ha fallado la base, es decir, que no han podido ganarse la confianza de los 4.000 trabajadores del HUD, entre ellos más de 600 médicos. “Onkologikoa se ha ido desmantelando de forma consciente y alevosa con la connivencia de quienes ahora desaprueban la forma de integración en Osakidetza”, asegura Jon Galfarsoso, miembro del comité.

Los representantes de los trabajadores de Onkologikoa dejan claro que no saben cuál es la fórmula ideal para la integración de Onkologikoa en Osakidetza: si es la OSI propia, como parece que finalmente ha decidido el Servicio Vasco de Salud, o si debe ser la integración en la OSI Donostialdea, como exige la cúpula médica del Hospital Donostia. Solo quieren que Onkologikoa vuelva a ser el “hospital monográfico del cáncer” que era y con ventanilla única dedicada a dar un servicio de calidad, ágil y cercanía a los pacientes oncológicos del territorio.

Denuncian que el hospital oncológico está infrautilizado, con un 10-15% de sus camas ocupadas y prácticamente sin cirugías

“Nosotros llevamos ya cuatro años de un proceso en el cual este hospital se ha ido perdiendo poco a poco. Se ha ido infrautilizando, se han suprimido servicios, en aras a una vinculación entre iguales, en teoría, que no ha sido así. Ha sido una vinculación en la cual Osakidetza ha fagocitado este hospital”, dicen. Pero lo que han defendido siempre “es la integración total, tanto estructural como orgánica, como funcional”.

Sin embargo, en las dos últimas semanas, el fuego cruzado desde la cúpula médica del Hospital Donostia hacia Osakidetza les ha colocado de nuevo en primera plana. “Nos sorprende un poco el cómo ha nacido, precisamente de quienes están gestionando la sanidad, tanto la gerente del HUD, como la directora médica; y algunos de los que han salido denunciando tan graves irregularidades en la sanidad pública, nos choca que haya sido justo en este momento”, recalca el propio Galfarsoro. Habla en voz de “todo el comité de empresa”.

"No han querido venir"

“Nosotros no nos vamos a posicionar en este momento. No tenemos argumentos para defender una u otra opción. Pensamos que es el Departamento de Salud, que tiene que estar por encima de estas personas que han denunciado semejantes irregularidades en la sanidad pública, quien tiene que ordenar; y “estos (los jefes de servicio críticos del HUD), se han erigido en personas que quieren estar por encima de todo eso”.

El problema viene, según su opinión, de una “indefinición” que desde la vinculación a Osakidetza el 1 de enero de 2019 ha “generado multitud de problemas”, porque “desde la OSI de Donostialdea, ha habido muchas reticencias al tráfico de médicos del HUD a Onkologikoa: “No han querido venir. Y todo esto ha derivado en una situación de falta de actividad en este hospital”.

“Nosotros teníamos una actividad en cirugía importante en planta, y en estos cuatro últimos años, la actividad ha ido descendiendo a cotas ridículas: una ocupación en planta del 10-15%; de 100 camas, hemos tenido una ocupación de 10, 15, 18, 14…; en el periodo de Semana Santa, de dos pacientes incluso y prácticamente no se está haciendo cirugía”, explica Galfarsoro.

El comité de Onkologikoa no ha contado con la solidaridad de quienes ahora denuncian los males de la sanidad pública”

En todo ese tiempo, cirujanos que ya acusaban la falta de práctica, “se han ido”. “Eso poco ha importado, a estos que ahora han estallado ante semejantes tropelías, poco les ha importado. Esas denuncias constantes hechas desde el comité de empresa no han contado con la solidaridad de quienes ahora denuncian los males de la sanidad pública”, apostilla.

Todo esta crisis, no la vieron venir. “A nosotros también nos pilló de sopetón; siempre hemos denunciado que esta infrautilización de Onkologikoa, en parte, estaba motivada por decisiones que se tomaban en el HUD. Se tomaban decisiones por parte de jefes de servicios o la propia gerencia que han ido imposibilitando esta integración”, aseguran Kepa Vicario y Jon Galfarsoro.

"Siempre hemos denunciado que esta infrautilización de Onkologikoa, en parte, estaba motivada por decisiones que se tomaban en el Hospital Donostia".

Según Javi Beitia, también miembro del comité de empresa, “ha habido muchas trabas por parte de aquellos a que se dé esa vinculación y quizás esas trabas hayan acelerado otro modelo, porque el modelo de inicial de vinculación era un modelo en el que dos hospitales en teoría se vinculan para un objetivo común, pero con autonomía. Ese modelo ha fallado, porque aquellos también han puesto reticencia a venir”, critica.

“Aquello en que se quería que estuviesen vinculados” ambos centros, dice Jon Galfarsoro, “que era oncología, radioterapia y farmacia, ha habido fallos. Tenemos una farmacia en la que se han invertido 800.000 euros con robots de última generación que está infrautilizada, porque los tratamientos oncológicos de los pacientes de Onkologikoa, se le prepara la medicación aquí; y al paciente HUD se le prepara allí”, lamenta.

Varias vueltas a por medicamentos

“El propósito era que la parte farmacia de oncología del HUD se trasladara aquí, pero no han querido. Ha habido muchas trabas a que eso se produzca. Entonces, el trabajador de Onkologikoa de turno, tiene que ir casi cinco u ocho veces al día a traer la medicación para los pacientes de Onkologikoa. El modelo que habían vaticinado desde 2018 ha hecho aguas y ahora van a ir a otro, pero no sabemos cuál es”, asegura Beitia.

En principio, aclaran que la opción de formar una OSI propia, “ya estaba documentada desde 2019 en el marco estratégico oncológico” y que “sin saber cuál será a día de hoy la más beneficiosa para el paciente”, la “capacidad de estructurar es del departamento de Salud” que dirige Sagardui.

Reconocen que “las últimas declaraciones de la consejera y el lehendakari, dejan entrever que efectivamente va a haber una estabilidad laboral a futuro” para la plantilla de Onkologikoa, “incluso el lehendakari hablaba de una integración total. Por lo cual, parece que esto se va a resolver de forma positiva”, asegura Kepa Vicario, también miembro del comité.

“Opacidad” y “comunicación inexistente”

Lamenta, sin embargo, que el lehendakari y el Gobierno Vasco no hayan mostrado la misma predisposición a la negociación con Onkologikoa que la mostrada con la cúpula médica del HUD, al anunciar la creación de una mesa de negociación. “A nosotros también nos gustaría que hubiese tenido la misma atención”.

“Nos gustaría que nos explicaran por qué han intervenido el hospital destrozando todo lo que había, desmantelando servicios, dejando al aire la asistencia extraordinaria que tenía este centro en la lucha contra el cáncer y por qué no nos explican cuál es la proyección que se le va a dar a este hospital. Nunca han tenido el detalle que han tenido con esta gente”. Hablan de “opacidad”, de comunicación “inexistente”.

Vicario comparte el “cabreo generalizado” de la población por el “deterioro de Osakidetza”, pero considera que el motín de la cúpula médica de la OSI Donostialdea, en este caso, “no ha tenido un apoyo de base, aunque estuvieran de acuerdo en el fondo, en cuanto a la denuncia del modelo sanitario”.

En su opinión, la plantilla del Hospital Donostia, con más de 4.000 trabajadores, “se han dado cuenta” de que al frente de las protestas estaban la “cúpula”, “parte del engranaje de la administración sanitaria. Ellos son los que han creado este modelo sanitario, donde los tiempos de espera son eternos”.

“Es cierto que la vía que han abierto es interesante, porque sí hay una denuncia con base, pero no se ha visto que otros hospitales hayan asumido la parte del conflicto de aquí y tampoco los compañeros. Yo creo que no se han visto representados por la cúpula”, apostilla Javier Beitia, miembro del comité de empresa.

La exclusividad y la privada

El debate sobre la sanidad privada y los intereses cruzados no es ajeno a este debate. Vicario cree que “los propios compañeros de base, los médicos, ven en esa gente, en ese elitismo, un comportamiento que rompe la actividad propia de un centro”.

Lamenta que a estos jefes de la sanidad pública no se les exija una exclusividad y puedan compatibilizar con la sanidad privada. “En Europa hay una exclusividad y se paga, sin embargo, aquí no existe y eso permite que esos jefes de servicio y directores, puedan direccionarse, tanto los pacientes y ellos mismos hacia la privada”, critica.

En su opinión, “ralentizar las tareas, empezar a hacer las consultas y las pruebas diagnósticas a años luz (con mucha demora), eso lo que hace es obligar al paciente a echarse a la privada, que es donde le van a atender con rapidez y ellos mismos están promocionando eso. Yo creo que los médicos de base ven esos comportamientos y dicen: ¿yo voy a ir aquí? Es mi percepción”, concluye.