Ya queda menos para la décima edición de Bizilagunak, esa iniciativa que tantas relaciones sociales propicia en torno a una mesa, y que permite desmontar prejuicios. Las fechas se van echando encima, y por el momento faltan comensales. En concreto, familias o personas autóctonas que quieran sumarse a la comida intercultural del próximo 20 de noviembre.

Hay en la antesala de esta nueva edición un hecho que no suele ser habitual: son por el momento bastantes más las familias extranjeras inscritas que las vascas, por lo que SOS Racismo hace un llamamiento a aquellas personas autóctonas interesadas para que den el paso y puedan organizarse así estos encuentros en torno a un mantel sin contratiempos.

Según explica la coordinadora de Bizilagunak, Silvana Luciani, contactar con familias extranjeras que quieran participar en esta experiencia es relativamente sencillo, bien a través de los centros de Educación Permanente de Adultos (EPA) o aquellos en los que se atiende directamente a personas inmigrantes.

El porqué faltan por el momento familias vascas cuando estos años atrás no ha ocurrido así puede obedecer a diferentes motivos. Luciani aventura que, “quizá, se deba a que estamos saturados de actividades en esta era post-covid”. Demasiados reclamos que hacen que “la gente se apunte en el último momento”, según señala.

Esta iniciativa que favorece nuevas relaciones trata de recobrar la normalidad después de dos años en los que, inevitablemente, se ha visto afectada por la pandemia. Muestra de ello es el formato que adquirió el año pasado, cuando Bizilagunak brindó la posibilidad de celebrar la comida en parques, merenderos y zonas verdes de ciudades y pueblos para evitar el dichoso covid-19.

Una sociedad cada vez más inclusiva

Fueron 65 comidas, muy por debajo de la anterior edición de 2019 -previa a la pandemia- en la que tuvieron lugar 138 encuentros con otros tantos sabores, conocimientos, intereses y experiencias comunes. “Este año está todo por hacer”, admite Luciani. Y lo bueno es que hay predisposición parte de la sociedad vasca, como acaba de demostrar el último estudio del Observatorio Vasco de la Inmigración, Ikuspegi.

La CAV es cada vez más inclusiva y solo el 5,7% de la población ve la inmigración como un problema para Euskadi. El índice de “tolerancia” de la población vasca hacia la de origen extranjero ha marcado este año “un nuevo récord" pese las distintas crisis vividas, lo que supone una novedad con respecto a la tendencia observada hasta ahora en la que el desplome de los indicadores macroeconómicos siempre traía consigo la caída del grado de tolerancia.

La pandemia ha supuesto un punto de inflexión, según los principales datos del Barómetro 2022. La población vasca no solo no ha retrocedido a posiciones más negativas respecto a la extranjera a pesar del impacto directo de la crisis sanitaria sino que se muestra “más comprensiva, tolerante e inclusiva".

El estudio destaca, asimismo, que los rumores y los estereotipos falsos sobre la inmigración siguen perdiendo peso. Y ese es precisamente el objetivo que persigue Bizilagunak: conocernos un poco mejor, propiciando así una cultura más rica y diversa. El plazo de inscripción está abierto hasta el 14 de noviembre. La comida se celebrará una semana después, el día 20, en las comarcas de Donostialdea, Buruntzaldea, Oarsoaldea, Goierri, Tolosaldea, Debabarrena, Debagoiena y Urola Garaia.

Con el fin de animar a las personas interesadas, SOS Racismo ha estrenado estos días el vídeo de presentación de esta edición: Lo bueno de conocernos, inspirado en un artículo del periodista Ander Izagirre. En la grabación puede verse a Naima y Farid, procedentes de Marruecos, con Chohda, Ali y Hassan, sus hijos.

También aparecen Kattalin, Odil e Itziar, de Euskal Herria y Julen, que participó como dinamizador voluntario. “Es como esa primera cita a ciegas, que provoca nerviosismo y emoción”, describe Kattalin. “Es como una comida familiar, pero con gente que no conoces. Te vas con la sensación de haber comido con la familia”, asegura Julen.