Pulpo y karrakelas, que le pirrian a Beñat, crema de calabaza y, cómo no, pollo, siempre tan multicultural. Esta ha sido la carta de presentación de Zuri Ciaurriz, una vecina de Hernani que ha abierto las puertas de su domicilio este domingo a la familia de Sebas, el pequeño que comparte gela con su hijo de segundo de Primaria en la ikastola Langile de la localidad.

La familia de Beñat es de Hernani. La de Sebas, de Bolivia. Hasta ahora se saludaban a la entrada y la salida del cole y poco más. "Como van a la misma clase, hemos querido que venga toda la familia a casa. Los chavales están muy contentos. Para nosotros es importante que vean estos encuentros como algo normal, de manera que podamos aprender de sus culturas y de sus formas de hacer", explica Ciaurriz.

Un total de 92 familias de Gipuzkoa han participado este domingo en la novena edición de 'Bizilagunak', la iniciativa de SOS Racismo que reúne a familias autóctonas y extranjeras en torno a una mesa con el objetivo de desmontar prejuicios y estereotipos.

Es la cuarta vez que la familia de Beñat toma parte en estos encuentros. Gracias a esta iniciativa, han podido conocer diferentes culturas, como la de Nigeria y sus distintos grupos étnicos, o la del pueblo saharaui, con su mezcla entre lo africano y lo bereber, rica en sus cualidades como el canto, el baile o la poesía. En esta edición se han propuesto sentarse a la mesa con una familia a la que conocían de vista, y con la que este domingo han podido entablar conversación a fondo.

FOTO DE FAMILIA

El encuentro se ha producido a las 13.00 horas frente al Ayuntamiento de Hernani. Ahí estaban citados todos los vecinos de la localidad que se han sumado a la iniciativa de SOS Racismo. Después de la foto de familia de rigor, han ido a tomar algo para romper el hielo antes de sentarse a la mesa.

"No conocíamos esta experiencia", cuenta el boliviano Franklin Mendoza. "Casi siempre les habíamos visto a los padres de Beñat a la salida del cole, pero de lejitos. Un hola y poco más. Ahora nos conocemos mejor. Hace falta romper ciertas barreras", sonríe Franklin, de 34 años. Su mujer, Noemi Andrade, se ha reincorporado un poco más tarde porque venía del trabajo.

"Queremos que sepan que son bienvenidos a nuestra sociedad y a nuestro pueblo", ha indicado la madre de Beñat. Sebas, su compañero de clase, tiene seis años y una hermana de 19 meses que se llama Sara. "Por circunstancias de la vida no habíamos tenido la oportunidad de conocer en su propia casa a ninguna familia autóctona. No hemos sabido de las comidas de la zona ni las costumbres. En los dos años que llevamos aquí, nunca habíamos salido, ni siquiera a tomar un café. Es la primera experiencia que tenemos en ese sentido", asegura Mendoza.

Estos mismos encuentros se han llevado a cabo durante este domingo en casi medio centenar de hogares. En total, 334 personas que han compartido mantel y vivencias en las 46 comidas realizadas en las comarcas de Goierri, Tolosaldea, Urola Garaia, Oarsoaldea, Buruntzaldea, Debagoiena y Donostialdea.

Las familias extranjeras proceden de Senegal, Bolivia, Nigeria, Suiza, Ghana, Sáhara Occidental, Malí, Perú, Nicaragua, Argentina, Honduras, Marruecos, Mongolia, Uzbekistán, Colombia, Guinea Ecuatorial, Ecuador, México, Francia y Rusia.

Debido a la pandemia, la ONG ha dado la opción a las familias de que los ágapes se realicen al aire libre para evitar los espacios cerrados, pero el formato tradicional de celebrarlo en los hogares ha sido el más elegido y, de hecho, solo una de las comidas se ha hecho en el exterior. "No hemos visto necesario hacer la comida en la calle. Tampoco hemos echado mano de la figura del dinamizador. Como conocemos la dinámica, yo misma he adoptado esa figura en el encuentro", explica Ciaurriz.