Cuando la vida te da una sacudida, existen dos opciones: lamerse las heridas y ahogarse en un lamento, o tratar de mirar el lado positivo, a pesar de la desgracia. Tras el grave accidente en bicicleta de Naroa Méndez, una joven donostiarra de 18 años, su madre, Pilar Sansuán y toda su familia, no tuvieron ninguna duda. Algo debía aflorar tras aquel fortísimo golpe en la cabeza que sufrió esta vecina de Intxaurrondo cuando se dirigía al centro comercial Garbera, donde trabaja en una tienda de ropa. “Muchas personas se lo han currado un montón para ampliar los horarios del bus, mil gracias”, expresa la joven.

Los padres de Naroa explicaron a este periódico a mediados de agosto que el accidente se podía haber evitado. La joven utilizaba la bicicleta porque no disponía de un autobús que se acomodara a sus horarios. Dos meses y medio después del siniestro, Sansuán, la principal artícife de la iniciativa, ha logrado su objetivo: entregar en el Ayuntamiento de Donostia más 2.000 firmas para solicitar una ampliación del servicio de transporte público que enlaza con el centro comercial.

Lo hizo el martes, con un escrito en el que pide que el accidente de su hija Naroa sirva para plantear una ampliación del servicio. “Como podréis comprobar, hay 2.023 firmas, cifra que considero importante para valorar y aceptar dicha solicitud”, señala la madre de la joven en el documento que ha estregado esta semana en el Consistorio.

Dbus estudia ampliar el horario

Su demanda no ha caído en saco roto. Dbus estudia ampliar el horario de las líneas que llegan hasta Garbera, un centro comercial en expansión que, según las previsiones, dará empleo el año que viene a 1.500 trabajadores, muchos de ellos jóvenes sin vehículo propio y repartidos por buena parte de Donostialdea, con ciertas dificultades para regresar a casa.

“A primera hora de la mañana también sería necesario que saliera un autobús dirección a Garbera, y ni qué decir por la noche”, indica la familia Naroa. La joven, antes del accidente, salía de trabajar del centro comercial a partir de las 22.00 horas, aunque había muchos días que se quedaba pasadas las 22.30 horas.

La labor diaria de estos jóvenes en un centro comercial cada vez más amplio no acaba con el cierre de los establecimientos al público. Hay que dejarlo todo listo para el día siguiente, reponer, repasar pedidos y realizar un sinfín de tareas que retrasan la hora de salida. El último autobús de la línea Larratxo-Intxaurrondo-Berio-Igara es a las 22.10 horas; el de Intxaurrondo-Hospitales-Altza, a las 22.35 horas.

El accidente en el que se vio implicada Naroa no ha pasado desapercibido, y la propuesta de ampliación de horarios, ha calado en la gente. “Muchas personas nos han dicho que es algo que desde hacía tiempo se tenía que haber planteado”, cuenta la madre de la joven, sorprendida por el respaldo de su iniciativa. “Esperaba unas mil firmas, pero han sido muchas más gracias a las compañeras de trabajo de mi hija, empleadas en la tienda Bershka. Se han implicado muchísimo, pidiendo su apoyo a clientes y vecinos del barrio”, agradece Sansuán.

Caminar a solas de noche

Los padres de Naroa explicaron a este periódico a mediados de agosto que el accidente se podía haber evitado. La joven utilizaba la bicicleta porque no disponía de un autobús que se acomodara a sus horarios. Aunque no vive lejos del centro comercial, a partir de ciertas horas ir caminando a solas hasta su barrio de Intxaurrondo no es el mejor de los planes, algo de lo que se han hecho eco en Dbus, que se estudia ahora ampliar el horario de las líneas 33 y 31 hasta las 22.45 horas.

Aquel 11 de julio, Naroa no pudo aparcar su bici en la parte trasera de Garbera. Así lo hacía antes de incorporarse a su jornada laboral. Una mujer que iba en bicicleta fue la primera que advirtió que una chica estaba tendida sobre el suelo. Después llegó la Ertzaintza, la Guardia Municipal, y el traslado al Hospital Donostia.

Dos meses y medio después, Naroa regresa al lugar del accidente para dejarse retratar por este periódico. Es, de alguna manera, el modo de dar las gracias a tanta gente. “He recibido muchos mensajes de apoyo. Tengo conocidos de Bachiller trabajando en diferentes tiendas de Garbera. Hay quienes se ven obligados a ir andando desde el centro comercial al topo porque salen de trabajar muy tarde”, cuenta la joven, que se reafirma en la necesidad de ampliar esos horarios.

El martes, el neurocirujano le dirá cómo evoluciona su lesión, y cuál es el resultado de la resonancia. La recuperación es lenta, pero poco a poco progresa, aunque ella continúa cansada y con dolores de cabeza. Una evolución sanitaria que es una carrera de fondo y que, mal que pese, es una incógnita que no está en manos de la familia, que en cambio se ha desvivido en todo aquello que sí ha estado a su alcance. “Queremos dar las gracias también a la gerente de Garbera”, añade Sansuán.

Si tras el accidente de su hija, la madre de Naroa reconoció públicamente el buen trato recibido por el Hospital Donostia. En esta ocasión hace extensible su gratitud a la responsable del centro comercial, que ha intervenido directamente en el proceso de recogida de firmas para darle ese empujón definitivo que ha permitido rebasar las 2.000 rúbricas, cuando la familia había conseguido 1.800.