No quieren que caiga en saco roto el grave accidente en el que se vio implicada su hija. Ha transcurrido un mes desde que Naroa cogió la bicicleta para cubrir el trayecto desde Intxaurrondo, el barrio de esta donostiarra de 18 años, al centro comercial Garbera, donde trabaja en una tienda de ropa. La familia no busca culpables -“porque no los hay”-, pero dice que no fue casual el medio de transporte elegido. “El accidente de Naroa se podía haber evitado”, razona su familia, que ha iniciado una campaña de recogida de firmas para solicitar un refuerzo del servicio de autobuses.

Los padres de la joven observan que con la ampliación del centro comercial han ido surgiendo nuevas necesidades de movilidad para nuevas generaciones de empleados que no disponen de un vehículo propio, con unos horarios laborales que no siempre se acomodan a los del transporte público de la zona. “Naroa salía de trabajar del centro comercial a partir de las 22.00 horas. Había muchos días que se quedaba hasta el cierre, hasta las 22.30 horas, cuando el último autobús pasa actualmente por Garbera a las 22.10 horas”, explican sus padres, Pilar Sansuán y Javi Méndez.

El encuentro con este periódico tiene lugar junto a la parada del autobús próxima al centro comercial, a escasos metros del lugar del accidente. La joven acostumbraba a dejar su bici en la parte trasera de la gran superficie. Su jornada laboral comenzaba a las 15.30 horas. Aquel día –“algo extraño en ella, siempre tan puntual”, Naroa seguía sin aparecer por la tienda.  

Poco antes de las 16.00 horas, la encargada le llamó al móvil y fue un ertzaina el que respondió poniéndole al corriente del grave accidente. “No sabemos cómo se dio el golpe en la cabeza. Una mujer que iba en bicicleta fue la primera que le atendió una vez que estaba tendida en el suelo. Después llegó la Ertzaintza, la Guardia Municipal, y el traslado al Hospital Donostia, donde no tenemos más que palabras de gratitud por la atención que nos han prestado”, confiesa Méndez.

Lento proceso de recuperación

Naroa pasó una semana en la UCI, los primeros días en un coma leve. La madre de la joven explica que tuvieron que pasar tres días hasta que recuperó plenamente la consciencia. La joven convaleciente ya se encuentra en su casa. Ha comenzado a caminar poco a poco por el barrio, dando paseos cortos que suelen concluir en alguno de bancos de la plaza Sagastieder, en compañía de tantas amistades que, según indican sus padres, le están brindando su apoyo y están siendo un importante soporte para su recuperación. El médico les ha dicho que es pronto para hablar de secuelas, que se trata de un proceso lento de recuperación.

La familia de la joven cree que cuando ocurren hechos graves de esta naturaleza, es un momento oportuno para que las instituciones estudien nuevas necesidades que van surgiendo, como la que plantean. “Al menos, así espero que sea”, dice la mujer, que busca “sacar algo positivo” de esta traumática experiencia.

La familia se puso en contacto hace unos días con la Compañía del Tranvía de Donostia, la empresa que gestiona el transporte público urbano de la ciudad. Sus gestores, que lamentaron lo ocurrido, han atendido la reclamación. “Me comentaron que el último autobús, el 33, iba va a comenzar a pasar a las 22.10 horas por Garbera en dirección a Intxaurrondo”, señala la madre.

"Si cogió la bicicleta es porque no hay un servicio público suficiente desde Garbera, y aunque vive cerca, es muy peligroso que una joven de 18 años camine sola por la noche y por esa zona"

Pilar Sansuán - Madre de la joven accidentada

Una ampliación del horario de diez minutos que ya se ha materializado, pero que esta familia cree que sigue siendo insuficiente. “Si cogió la bicicleta es porque no hay un servicio público suficiente desde Garbera, y aunque vive cerca, es muy peligroso que una joven de 18 años camine sola por la noche y por esa zona”, sostiene la madre, que ha enviado un escrito al Ayuntamiento de Donostia para que estudie ampliar el servicio.

“Hay que tener en cuenta -señala en el escrito- que el centro comercial está creciendo mucho (tiendas, restauración y cines), y que cada vez hay más empleados y empleadas que salen tarde de su trabajo y sin ningún medio de transporte. Muchos de ellos tienen que ir hasta Intxaurrondo para viajar en Euskotren hacia su domicilio ubicado en otros pueblos a los que se puede llegar desde el topo”, recoge en el escrito.

La familia dice sentirse apoyada en el proceso que ha iniciado y tiene previsto entregar en septiembre las firmas que ya ha comenzado a recabar para que se estudie la ampliación del servicio de transporte.