El agente de la Policía Local de Irun Joseba Bajo y su compañero de patrulla se encontraban este miércoles a punto de cerrar una jornada marcada por el dispositivo establecido en torno a la quinta etapa de la Vuelta cuando recibieron un aviso: una persona estaba sufriendo una parada cardiorrespiratoria en un local hostelero. “El 80% de las personas no saben qué hacer en una situación así y entran en pánico”, señala a este periódico este donostiarra, que no dudó en acercarse hasta el lugar del suceso y hacer todo lo posible por salvar la vida del hombre. Con la ayuda del desfibrilador automático (DESA) del que disponen los coches patrulla de la localidad irundarra lo consiguió y la víctima pudo ser trasladada con vida a un centro hospitalario.

“Era el peor, pero también el mejor momento para sufrir una parada cardiorrespiratoria”, asegura Joseba. Aunque, con motivo de la salida de la quinta etapa de la Vuelta el centro de Irun se encontraba este miércoles lleno de gente y repleto de cortes de tráfico, el operativo policial y sanitario que había en torno a la prueba ciclista benefició la rápida y eficaz actuación de este agente y de su compañero. Un operario del Ayuntamiento fue el que dio el primer aviso al ver cómo un hombre se desmayaba en las terrazas del bar Molino, situado en el barrio Arbes. Los dos agentes escucharon el anuncio y no dudaron en acercarse al lugar con sus motocicletas.

Gracias a ellas, pudieron sortear los diferentes cortes de tráfico y llegar en pocos minutos al lugar de los hechos, donde el hombre desmayado había entrado en parada cardiorrespiratoria. “Le estaba atendiendo su hermano, pero no había nadie que supiera de primeros auxilios”, cuenta este agente que, antes de ser policía, había trabajado en una ambulancia, por lo que conocía qué hacer en estos casos. “El 80% de las personas no saben qué hacer en una situación así y entran en pánico. Al ver que había llegado alguien que, por oficio, está preparado, la gente empezó a calmarse”, relata.

El agente comenzó a aplicar sus conocimientos de primeros auxilios sobre la víctima y un coordinador médico, desplazado a Irun para participar en el dispositivo por la etapa ciclista, pudo guiarle. “Cuando me fue diciendo las mismas cosas que yo ya estaba haciendo, me tranquilicé. La coordinación en todo momento fue impecable”, asegura, explicando que, mientras él atendía al hombre, otros dos agentes consiguieron llegar al lugar en un coche patrulla.

Así, al tiempo que se formaba un cordón de seguridad y se tranquilizaba al resto de las personas, Joseba pudo utilizar el desfibrilador automático que todos los vehículos de la Policía Municipal de Irun llevan consigo. “No todas las policías locales lo tienen, ni tampoco las patrullas de la Ertzaintza, algo que no debería ser así. Un desfibrilador es algo muy fácil de usar y que, como se demostró, sirve para salvar vidas”, agrega.

Acceso a desfibriladores

Con la llegada de la ambulancia, la víctima pasó a manos de los equipos de emergencia, que pudieron trasladar con vida al hombre hasta un centro hospitalario. “Todo ocurrió en un momento en el que había muchos agentes, ya que algunos estábamos cerrando el turno, pero nos quedamos para hacer bien el dispositivo, mientras que otros compañeros se estaban incorporando. Fue toda una labor de equipo que funcionó a la perfección”, afirma.

Para el agente, fue clave, además, contar con conocimientos de primeros auxilios, algo que cree “debería estar incluido en la formación reglada”. “Es una reivindicación personal mía desde hace tiempo y creo que una necesidad, como también lo es tener acceso en todo momento a un desfibrilador”, asegura.

Esta última petición también la trasladó ayer el sindicato ErNE, que puso casos como este como ejemplo para confirmar la necesidad de que todos los cuerpos locales y las patrullas de la Ertzaintza cuenten con desfibriladores en sus vehículos. “No ha sido la primera ni la última vez que sirva para salvar una vida. La sociedad tendría que estar preparada para este tipo de situaciones”, concluye el agente.