Ya han pasado dos semanas desde que colgara la bici. ¿Cómo lo lleva?

Te diría que todavía no he empezado a vivir mi nueva realidad. Están siendo días repletos de eventos, balances, entrevistas... Y la vida que me espera es otra. Sí que es cierto que, transcurrido ya un tiempo desde mi última carrera, poco a poco voy adquiriendo consciencia de que he dejado de ser ciclista profesional y de que no volveré a ponerme un dorsal.

¿Quizás el gusanillo le entre más adelante, cuando arranque la competición en 2026?

Es lo que me han comentado varios y varias ex ciclistas. Dicen que tendré momentos en los que echaré de menos el pelotón y la adrenalina de las carreras. Conociéndome, seguro que habrá días en los que sienta esas dudas y esas ganas de correr. Pero tengo igualmente claro que la decisión de retirarme ha resultado muy meditada. No la he tomado de un día para otro, así que tampoco creo que esas fases de añoranza se me vayan a hacer demasiado duras.

¿A qué se va a dedicar ahora Ane Santesteban?

Todo el mundo me lo pregunta, y te aseguro que no miento si respondo que aún no hay nada cerrado. Está claro que me gustaría seguir conectada al ciclismo, porque la bicicleta es mi vida. Pero todavía no sé muy bien por dónde tirar...

Tiene estudios universitarios y esta semana se le veía en las redes sociales repasando unos apuntes.

Me estoy sacando el título nacional de directora, el de nivel 3. Pero esto no significa que vaya a ser directora sí o sí, ¿eh? Que quede claro. Ya te digo que quiero seguir vinculada al mundillo. Y al mismo tiempo quiero estar lo mejor preparada posible para cuando tenga que decidir sobre el futuro, dentro de unas semanas.

Desea continuar en el ciclismo. ¿Y montando en bicicleta también?

Con esto me está pasando una cosa un poco rara. Durante los últimos años, siempre he terminado algo saturada las temporadas, diciéndome a mí misma que no iba a tocar la bici en un mes. Esta vez, sin embargo, he acabado con otra mentalidad, seguramente porque se trataba de mi última campaña. Tras la carrera de Eibar pasé unos días en autocaravana con mi pareja, saliendo todas las mañanas en bicicleta. De momento la sigo disfrutando mucho, desde otra mentalidad menos exigente.

Los motivos del adiós

Hábleme de esa “meditada decisión” de retirarse.

Los dos últimos años, sobre todo el pasado, el 2024, han sido muy difíciles para mí. Y en esto el ciclismo es como cualquier otro trabajo: cuando lo estás pasando mal, siempre se te pasa por la cabeza dejarlo y empezar a vivir la vida de otra manera. También es verdad que durante este 2025 he tenido días buenos sobre la bici, sobre todo a partir de la Vuelta a España en mayo. Ahí las sensaciones fueron buenas, llegué a disfrutar un montón e incluso pedí al equipo que me programara más carreras. Pero llegó luego un momento en el que empecé a sentir que la bici ya no me llenaba del todo. ¿Cuándo ocurrió? No sabría situarte ese instante en el calendario. El caso es que vi que no tenía ganas de competir un año más y de seguir luchando así.

¿Sus sufrimientos de 2024 han significado en 2025 una mochila difícil de arrastrar?

Como ya expliqué en su día, en 2024 yo sentía que algo me pasaba y me mermaba. Saber hace justo un año que todo se debía a una endometriosis (una afección en el útero) fue una especie de alivio, porque pude poner nombre y causa a lo que me ocurría. Ya te he comentado que este curso he tenido momentos muy buenos. Pero, respondiendo a tu pregunta, está claro también que lo de la temporada anterior me ha pasado factura. Estoy segura.

¿Y cómo lo ha acusado?

La gente no se puede imaginar todo lo que he tenido que hacer para recuperar mi nivel anterior. Tener un diagnóstico siempre ayuda: ahora, cuando siento síntomas, sé lo que hacer y a dónde acudir. Pero, al mismo tiempo, me he tenido que volver loca cada vez que se acercaba una carrera en la que debía rendir: fisioterapeuta de suelo pélvico, osteópata visceral, osteópata a secas, masajista... Así he andado casi todo el año, de un lado para otro.

¿Es esta la principal razón de su adiós al ciclismo en activo?

Pienso sinceramente que ha sido un cúmulo de factores. Pero, respecto a esto último que te explicaba, sí llegó un momento hace un par de meses en el que vi que no podía seguir un año más así, forzándome de semejante manera para poder resultar competitiva. Ahí me escuché a mí misma y, por mucho que tuviese un contrato en vigor (con el Laboral Kutxa para 2026), decidí retirarme. Lo hice pensando en que quería dejarlo bien, disfrutando, y no alargando algo que ya me estaba empezando a pasar factura.

¿Qué habría pensado en 2009 si le dicen entonces que iba a ser ciclista profesional durante 17 años?

¡Ni muerta me lo habría creído! Cuando empecé aquella temporada en el Debabarrena sólo sabía que me gustaba mucho la bici, sin más, pero tampoco era muy consciente de lo que significaba para mí ni de lo que podía aguardarme en el futuro. Durante todo este tiempo he conseguido cosas que nunca me habría planteado ni imaginado...

¿Por qué se hizo ciclista?

Bueno, mi caso es el típico de alguien a quien su pasión le viene de familia. Mi aita siempre ha andado en bicicleta, compitió en su día, se metió en el club Laguntasuna (de Errenteria) y tengo el recuerdo de ir con él todos los fines de semana a ver carreras de aficionados y de juveniles. ¡Si hasta aprendí a montar en bici con sólo dos años! Pero fíjate, tampoco es que el ciclismo me volviese loca en un principio. Lo compaginaba con otros muchos deportes: fútbol, balonmano, gimnasia rítmica, ballet, iba un montón a andar por el monte... Y al final seguía con la bicicleta porque en el equipo éramos una cuadrilla de amigos. Quedábamos para entrenar y luego hacíamos nuestros planes juntos. Lo pasábamos muy bien.

¿Iban a carreras?

Claro. Y yo corría con los chicos, porque por aquel entonces... Recuerdo que en mi zona únicamente competíamos cuatro chicas. Pero eso en categorías inferiores, porque en cadetes ya me quedé yo sola.

Una disciplina en crecimiento

Es que el ciclismo femenino estaba como estaba por aquel entonces.

No existía ese efecto contagio. Porque sí, yo escuchaba hablar de Joane Somarriba, pero ya me dirás cómo podía seguirle, si las carreras no se televisaban. Si acaso, aparecía media columna en el periódico con los resultados... Somarriba sí pudo suponer una inspiración, pero recuerdo que mi verdadera referente fue Leire Olaberria, que estuvo en el equipo de mi padre y consiguió lo que consiguió como corredora, tratándose además de una gran persona.

Ane, le entrevisté hace seis años después de la primera Clásica San Sebastián femenina: “Se ha acabado eso de que las chicas no podemos subir Jaizkibel”, me dijo. ¿Cuántas veces lo escuchó de niña?

Muchísimas. En todas partes. Siento que, por ser mujer, he tenido que superar muchos obstáculos durante mi carrera. “Las chicas hacéis carreras llanas porque no sois capaces de pasar este o aquel puerto”, nos repetían. Pero, por suerte, las cosas han cambiado y ha quedado plenamente demostrado que quienes decían eso no tenían razón. Mira todo lo que hemos terminado logrando...

Seguro que en 2009 tampoco esperaba semejante crecimiento de su disciplina.

Qué va. Yo sabía entonces que el ciclismo femenino iría hacia arriba. Era ley de vida que evolucionara, de forma paralela al modo en que lo estaba haciendo la propia sociedad. Pero no me imaginaba llegar a vivir una situación como la actual, con estructuras 100% profesionales y un calendario tan amplio y variado.

Los seis equipos como pofesional de Ane Santesteban.

Entre 2014 y 2023 corrió durante diez temporadas en equipos extranjeros. ¿Qué se encontró ahí afuera?

Mira, ya sólo en el primer año se marchó a Italia una Ane y regresó luego otra distinta. Estas experiencias cunden un montón. Irte fuera supone un aprendizaje brutal. Piensa que yo nunca había salido de casa, y que hasta entonces corría en un equipo considerado profesional pero que en realidad no lo era. Pasé de integrar un grupo de amigas a convivir con gente que se dedicaba al ciclismo de pleno.

Fueron cinco años en el Ale-Cipollini, dos en el WNT y tres en Jayco.

En esos equipos fui viviendo toda esa transición del ciclismo femenino hacia su buen momento actual. Corrí en plantillas cada vez mejores, en condiciones cada vez más dignas, hasta que llegué al World Tour con el propio Jayco y todo entró como en otra dimensión. Ahí sólo tenía que ocuparme de montarme en la bicicleta e ir lo más rápido posible. Del resto se encargaba la gente del staff: directores, mecánicos, auxiliares, fisios...

Permítame rebobinar un poco en su ‘década extranjera’ y detenerme en el accidente que sufrió entrenando en 2017. ¿Cuánto le ha terminado pesando?

Una barbaridad. Nunca he hablado abiertamente al respecto, pero me marcó durante muchísimo tiempo, no sólo en los meses posteriores. Pasé años con dolores de cabeza, visión borrosa... Hasta que fui poco a poco recuperándome y quitándome ese miedo que tanto te lastra: al salir a entrenar rodeada de coches, al ir en el pelotón rodeada de bicis... Se hizo duro.

¿En qué quedaron las investigaciones abiertas?

En nada, porque en esa zona de Errenteria (en la carretera junto a Larzabal) no había cámaras y nadie vio lo que sucedió. A mí ya me encontraron inconsciente. Resultó complicado seguir adelante una vez que se cerró el caso, porque yo quería saber qué había pasado, veía que no se iba a lograr y entraba en una especie de círculo vicioso.

De cualquier modo, usted recuperaría luego un nivel propio del ‘top 10’ mundial. ¿Lamenta que el calendario femenino no le terminara de ofrecer buenas oportunidades para alzar los brazos?

Está claro que antes no se disputaban todas las carreras que hay hoy en día. El calendario actual resulta súper amplio. Y puedes ir amoldándolo tú a tus características, ya no al revés. Antes, íbamos siempre las mismas corredoras a las mismas pruebas, año tras año. Y por mucho que durante varias temporadas ofreciera un nivel alto y constante, no pude traducirlo en palmarés. Apenas había competiciones con final en alto. Y aunque yo lograba a menudo terminar con las mejores, en los esprints lo tenía casi imposible para ganar. Creo que, trasladando aquel rendimiento al ciclismo del presente, se me habrían presentado más y mejores opciones.

Es decir, que le habría gustado nacer diez años más tarde.

Es algo que me comentan a menudo y yo siempre replico que no. Es cierto que en el ciclismo que me tocó vivir en su día había menos oportunidades para lograr victorias. Pero mira ahora toda la presión que tienen las juveniles para rendir a tope y centrarse exclusivamente en la bicicleta. No sé si yo habría querido eso para mí cuando tenía 18 años.

Santesteban, en el pasillo previo del pelotón, antes de comenzar el Gran Premio Ciudad de Eibar el día de su retirada. SprintCyclingAgency / Laboral Kutxa Team

Ha acumulado participaciones en grandes clásicas, Tours, Giros, Vueltas, Itzulias, dos Juegos Olímpicos... Pero abrió su carta de despedida con un “no he ganado muchas carreras”. ¿Se marcha con el palmarés como espina clavada?

En absoluto. Está claro que me hubiese gustado lograr más triunfos. Pero me retiro sólo con ese Campeonato de España (2013) y ya está. No hay espinas clavadas. Estoy satisfecha con lo conseguido y con haber dado mi 100% en cada carrera, para después pensar en la siguiente. Cuando eres ciclista andas permanentemente metida en esa dinámica: una competición, luego otra, luego otra... Ni piensas en el palmarés. Y, además, ahora echo la vista atrás y me digo: “Oye, pues lo que he logrado tampoco es poca cosa”.

Este junio se cayó en Granada cuando parecía lanzada hacia un segundo título estatal. ¿Aquello tampoco le duele a posteriori?

Aquello sí, aquello sí. Aquello sí que es una espinita (risas).

¿Y sus problemas en carrera durante la despedida en Eibar?

No, eso no. Yo sabía desde un principio que ese día no iba a poder rendir, visto cómo había transcurrido la semana previa. Tras el Mundial de Ruanda y el anuncio de mi retirada pasé días enteros con las lágrimas en los ojos, sin terminar de llorar pero con las emociones a flor de piel. En Eibar la carrera era secundaria, así que me centré en disfrutar de la retirada, corriendo además en el equipo de casa, un sueño que siempre había tenido cuando estaba en el extranjero y que cumplí al fichar por el Laboral Kutxa.

Veo que le queda buen recuerdo de ese 5 de octubre...

Buenísimo. Es cierto que tuve que cambiar de bici y perseguir, después de una especie de montonera. Pero ya te digo que no contaba con estar delante... Me quedo con todas las sorpresas que se fueron dando. No esperaba sentirme así de querida.