“¿Estos nazis no serán de verdad, no?” Por momentos parecía una broma de mal gusto. Los ciudadanos que asistieron por sorpresa a la irrupción militar en la parte trasera del Ayuntamiento de Donostia, pronto se hicieron una composición de lugar, pero el rodaje esta semana de la serie sobre el modisto Cristóbal Balenciaga ha dado pie a alguna que otra anécdota.

De hecho, el Buzón de la Ciudadanía del Consistorio ha recibido quejas de particulares que el martes paseaban por Alderdi-Eder y, a eso de las 20.30 horas, se encontraron con “la desagradable sorpresa” de asistir poco menos que a lo que parecía una ocupación militar. Un realismo que, sin duda, será motivo de satisfacción para los profesionales que tanto esfuerzo invierten en la recreación de aquella época bélica.

Al desconcierto inicial se sumaron además las palabras de una guardia municipal, que en esos momentos -junto a turistas que tomaban fotos- asistía a lo que parecía la hora del bocata de los figurantes. La agente consultada por este periódico decía no tener constancia de que hubieran pedido permiso para ocupar la terraza, algo que por supuesto sí habían hecho, como confirmaron fuentes del Consistorio, conscientes de que el espacio estaba siendo utilizado como set de maquillaje y vestuario.

Balenciaga y las pretensiones de Hitler

Una anécdota que, sin embargo, retrotrae a una época histórica convulsa que no se presta a bromas, la que le tocó vivir en primera persona a Cristóbal Balenciaga, el diseñador más icónico del mundo, que en este rodaje de ficción de la compañía Disney Plus+ es encarnado por el actor Alberto San Juan.

Dos de los figurantes con cascos alemanes, de espaldas, frente al Ayuntamiento donostiarra. J.N.

De hecho, entre tanta sorpresa ciudadana por lo que parecían nazis en su versión donostiarra hubo quien recordó el 13 de septiembre de 1936, fecha en la que las tropas franquistas entraron en Donostia, dejando en una difícil posición personal al creador más universal, que comenzó una nueva vida en París, donde alcanzaría la cima de la moda.

Te puede interesar:

Un éxito que dio paso a otro momento complicado de su carrera profesional: el de la ocupación nazi de París durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque no se sabe con certeza, algunos estudios señalan que parece constatado que el modisto se opuso a las pretensiones de Hitler de trasladar el centro y la producción de moda a Berlín y Viena.

Entretanto, en Gipuzkoa, entre 1940 y 1944 se convertían en imágenes cotidianas los paseos de soldados nazis por el Centro charlando con jóvenes donostiarras; tropas y banderas alemanas desfilando por la plaza de Gipuzkoa; fiestas de confraternización entre falangistas y nazis en La Perla; txistularis recibiendo a soldados de Hitler, o la propia visita del responsable de la Gestapo al museo de San Telmo, según refleja la muestra Nazis en el Bidasoa