Sintió rabia, impotencia, “una tremenda sensación de injusticia”. Aya El fatimi no ha tenido que saltar ninguna valla en Melilla para llegar a Gipuzkoa. Su vida en Tolosa discurre alejada de las políticas de frontera. A una distancia que, sin embargo, tan próxima se antoja emocionalmente para esta marroquí de 17 años. Lamenta la muerte de una treintena de migrantes en Melilla el viernes pasado. Hechos que siguen sin esclarecerse, como se viene denunciando este viernes en concentraciones de protesta por todo el Estado, como la que tendrá lugar en el Boulevard donostiarra a partir de las 19.30.

El fatimi quiere ser periodista. Le gusta escribir. Plasmar en palabras “tantas injusticias que los medios callan”. Esta joven, que se desenvuelve sin ningún problema en euskera, inglés y castellano, es una de las 27 estudiantes que han sido reconocidas este jueves por su rendimiento académico en el acto Mi diploma es mi libertad, celebrado en el aula Magna de la facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la UPV de Donostia.

Acto de entrega de diplomas de la Asociación Jatorkin a 27 estudiantes de origen magrebí. Iker Azurmendi

Una cita en la que se premia a los estudiantes de origen marroquí que han aprobado 4º de la ESO, Bachillerato y los grados medio y superior.

“El reconocimiento lo siento como un respaldo, una oportunidad que se nos brinda, porque la ayuda es muy necesaria”. La joven, que ha cursado 2º de Bachillerato, se siente una afortunada. Llegó a Gipuzkoa con dos años y tiene a toda su familia aquí, algo que no pueden decir tantos compatriotas.

La labor que hace la Asociación Jatorkin Al-Nahda es muy necesaria. Necesitamos más organizaciones así”, responde la marroquí cuando se le pregunta por el centenar de magrebíes atendidos por esta asociación en Donostialdea.

Las injusticias de las que quiere escribir Aya cuando sea periodista, dice, no solo tienen lugar en Melilla. Asoman a la vuelta de la esquina, como bien sabe Amaia Azpiroz. Es la coordinadora del programa comunitario de apoyo educativo extraescolar Aukerak Suspertzen, impulsado por la Dirección de Familias e Infancia del Gobierno Vasco y gestionado por la cooperativa de iniciativa social Agintzari. “En Jatorkin apostamos por el aprendizaje y el conocimiento. La educación es una herramienta que proporciona autonomía y empoderamiento. Y el acto Mi diploma es mi libertad, es el reconocimiento al esfuerzo y al trabajo del alumnado inmigrante”, explica.

“Sentimos orgullo al ver nuestro alumnado inmigrante avanzar en sus estudios"

De ahí que sea tan satisfactorio cuando llegan los resultados. Así lo siente Chaimae Nakari, que trabaja junto a Amaia con estos estudiantes y sus familias. “Sentimos orgullo al ver nuestro alumnado inmigrante avanzar en sus estudios. Y más –reconoce– si se valora el esfuerzo de niños que han pasado por el servicio de refuerzo escolar en Jatorkin Al-Nahda”.

“Cada año vemos más resultados positivos en el ámbito educativo por parte de nuestro alumnado magrebí. Eso también hace cambiar la imagen que muchos en esta sociedad vasca tienen hacia nosotras como inmigrantes”. Ambas centran su esfuerzo en reducir la brecha digital y reforzar las capacidades de estos estudiantes y familias en situación de desventaja social.

Lo hacen a través de la activación del tejido comunitario local. “Esperamos seguir así, dándolo todo para poder ayudar a más niños y niñas en alcanzar el éxito, siguiendo el ejemplo de los alumnos premiados en esta ocasión”, señalan ambas. Un trabajo para avanzar hacia una vida mejor, alejada de tragedias como la de Melilla.