Dermatosis Nodular Contagiosa (DNC). Una etapa del Tour, fue acortada por la aparición de un brote de esta virosis en un establo en los Alpes de Saboya, que supuso el sacrificio inmediato de un elevado número de vacas, un dispositivo de control y sacrificios en 20 kilómetros a la redonda y otro de vigilancia de un radio de 50 kilómetros, en las que se restringió el movimiento de animales y de los productos que pudieran vehicular el virus. Y todo, en una región que basa su economía en la producción de sus afamados quesos Abondance y Reblochon. Una ruina.

Ciclistas y comparsas eran ajenos al brote pero, estando los nativos muy angustiados por lo que se les venía encima, la organización adoptó tan prudente medida, por motivos de seguridad, para evitar posibles bloqueos o protestas.

Han pasado tres meses y el virus ya se ha detectado en Castelló d’Empuries, en la comarca del Alt Empordà, de Girona, en una explotación que recriaban 123 novillas para madres.

La enfermedad no afecta a las personas. Se trasmite por contacto directo entre bóvidos enfermos y sanos y por vías indirectas a través de fómites contaminados y de insectos. Las autoridades han dispuesto las mismas medidas que se impusieron en Saboya, cuya ineficacia ha quedado demostrada. Tampoco se puede hacer otra cosa.

Está clasificada como una enfermedad de categoría A, es decir, de las que no se encuentra habitualmente en la Unión Europea y contra la que se deben tomar drásticas medidas para su erradicación inmediata. Me imagino que modificarán estos criterios. Existen vacunas.

Políticamente correcto

Era un modo de comportarse que ha estado de moda entre las gentes de orden y que ha sido sustituido por la ley de la selva. En el discurso pronunciado con motivo del 250º aniversario de la Armada estadounidense, Trump afirmó que EEUU perdió las guerras de Vietnam y Afganistán por “hacer lo políticamente correcto”, y anunció que esa época ya se ha superado y no volverá a ocurrir y, emulando a Alaska y Dinarama, a partir de ahora ya no les va a importar lo que opine el mundo, lo que debemos interpretar como su disposición a utilizar su arsenal de bombas atómicas.

Cuesta imaginarse la reacción de los medios biempensantes occidentales ante unas declaraciones similares del sátrapa Putin o de su simpático ministro de Exteriores, el camarada Serguéi Víktorovich Lavrov.

Coincide en el tiempo con la apreciación que publica en una revista especializada el director de la Escuela de Guerra y Liderazgo del Ejército de Tierra español, el general Frías Sánchez, al afirmar que la aparición de varias grandes potencias rivales, hace que la no proliferación nuclear deje de ser un interés común a los Estados capaces de imponerla y, en consecuencia, el mundo se encamina hacia una nueva era en la que estas armas cobrarán nuevamente protagonismo en las relaciones internacionales.

Eufemismos

Palabras que suavizan una expresión o un término considerado duro o tabú, por ejemplo, los “daños colaterales”, por la pobre gente indefensa que asesinan o los “bombardeos humanitarios” como los que, en Libia, sepultaron bajo escombros a miles de personas. Llamar “grupos rebeldes” a los que matan a su favor y “grupos terroristas” a los que lo hacen en su contra.

Hace unos días, The New York Times (NYT) sugería la posibilidad de un cambio de gobierno en Venezuela inducido por un comando que, procedente de la flota que EEUU ha estacionado en aguas internacionales frente a la costa del país, para el control de narcotraficantes, dicen, expulsara al presidente Maduro. Dos eufemismos en el mismo párrafo. El NYT llama “cambio de gobierno” a un golpe de Estado y considera que, asesinar o secuestrar a un presidente elegido, aunque tampoco aparezcan las actas de los comicios, asunto que no es oportuno mencionar en Euskadi, es una “expulsión”. El caso es que NYT nos desvela los verdaderos y preocupantes objetivos de la flota de guerra que EEUU ha estacionado frente a las costas venezolanas.

Han comenzado con las consignas que todos los ciudadanos ejemplares debemos memorizar, asumir y defender: Venezuela es asiento del Cartel de los Soles que, si bien no existe, no importa; Maduro es el narcotraficante que lo dirige, por el que se ofrece una recompensa millonaria, vivo o muerto; un criminal que llena EEUU de droga y hay que acabar con él. Tranquilos venezolanos de orden, ya llega el Séptimo de Caballería que os librará de esta escoria.

Ya tenemos: el motivo –abatir a un indeseable– y los medios –la flota–. Solo falta la ocasión para completar la trilogía clásica que la ciencia criminalista establece a la hora de investigar un asesinato.

Negras tormentas agitan los aires. Ya han comenzado por asesinar en aguas del Caribe a una treintena de presuntos traficantes embarcados en cuatro lanchas que, afirman, llevaban una droga que nadie ha visto y sin que ningún juez o instancia judicial haya dictado sentencia. Quizá sea para que nos vayamos acostumbrando a lo que viene.

“Solucionado” el conflicto de Israel con Gaza, ahora le queda tiempo al emperador para asesinar a Maduro, instalar un gobierno títere en Caracas bajo los auspicios de Maricori, presidido por Edmundo Johnnie Walker, y apropiarse del gas y el petróleo de Venezuela. Objetivo cumplido. Unos escriben la historia y otros la transmiten a los medíos occidentales, en su noble función de pastorear la opinión pública y embaucarla con la desinformación que a diario difunden.

Manipulación

Las últimas imágenes de niños y jóvenes gazatíes en los medios celebrando el anuncio del fin de la guerra no se corresponden con el marasmo y el kwashiorkor, habituales en situaciones de la hambruna. Me pregunto si, con el genocidio y la flotilla de marineras pijas-progres y creadoras de contenido, no habrá un punto de manipulación para que no nos acordemos de Ucrania, por ejemplo. Pero, cualquiera dice nada, por si acaso.

Hoy domingo

Lentejas. Muxarra (Diplodus vulgaris) al horno. Manzana asada. Tinto Amaren. Agua del Añarbe. Café y petit fours de Gasand.