- Se aburre, se aburre, se aburre mucho. Y todos los mediodías se lo cuenta a sus vecinos desde el balcón. Un megáfono y la misma canción: "Me aburro, me aburro, me aburro mucho". El que se aburría el primer día de confinamiento era un Jokin Ventura de andar por casa. Después Mutilva (Navarra) ha ido conociendo a nuevos vecinos, anónimos e ilustres. Por este orden, un buzo con síndrome de descompresión, un surfista sobre una tabla de planchar, Gila -"¿está el coronavirus? Que se ponga"-, un luchador de wrestling, el hombre invisible, el maestro de esgrima, Wally, un patricio del Senado romano al que se le han pegado las sábanas, Harpo Marx con bocina, Freddie Mercury, un árbol o planta o arbusto, una bruja al vuelo, David el gnomo, la princesa Leia, un pescador de secano, un playmobil, la Estatua de la Libertad y una pink lady de Grease que se quedó sin hueco para la foto. Y todos se aburren, se aburren, se aburren mucho.

El Jokin original vende sin disfraz coches en un concesionario de Renault y Dacia en Pamplona. Tiene 54 años, mujer y dos hijos, cómplices de la iniciativa al grabar los vídeos que luego circulan por las redes. Antes del coronavirus Jokin tenía un método contra el estrés. Asomaba la cabeza por la ventana de casa y soltaba un berrido. "Y entras más relajado", asegura. Pero las situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales: incorporó un megáfono a su terapia y en vez de a la ventana salió al balcón. Y gritó. "Pensé, joder qué bien me he quedado, mañana igual salgo otra vez". Para hacer la broma con los amigos, probó a disfrazarse de buzo, "una cosa ha llevado a la otra y aquí estoy, casi estresado. ¡Qué presión, por dios!". Hay expectación. Le han llamado de La Sexta y de Telearagón. Hasta Ana Rosa le ha hecho un directo. "¡Yo en el anonimato vivía muy bien! Si andamos fijándonos en estas cosas significa que estamos todos a falta de algo", piensa sobre la repercusión de su balcón.

El armario de Jokin no acumula material de Nochevieja y carnaval. Se las apaña como puede. "Muchas veces no te das cuenta de lo que tienes en casa hasta que le das una vuelta a la pelota. Vale con tres túnicas y un montón de cosas que tenemos todos. Y tiras de imaginación, cartón y cinta de carrocero para los complementos". La duda es hasta cuándo podrá desfilar sin repetir modelo: "Ni puñetera idea. Cuando sea, será. Lo que necesitamos todos, ya no por mis disfraces o mi pedrada, es que termine esto cuanto antes".

Lo que pretende, además de matar el rato, es aliviar la tensión por el coronavirus. Y explica que le llegan comentarios de profesionales sanitarios animándole a seguir. "Eso hace ilusión. Ya que tengo que estar en casa, si por lo menos aporto una sonrisa al personal, ni tan mal". Para finalizar, manda "ánimo para todo el mundo que está ahí fuera jugándosela y dándolo todo por nosotros. Y que salga solo el que tiene que salir por narices. El resto, todos en casa". Aunque te aburras, te aburras, te aburras mucho.

Su mujer y sus dos hijos son cómplices de la iniciativa al grabar los vídeos que luego circulan por las redes sociales