París ?Cuatro mujeres musulmanas que vestían burkinis han sido multadas y expulsadas de varias piscinas y playas donde se encontraban bañándose en las localidades de Marsella y Cannes, al aplicárseles el decreto municipal que prohíbe tal prenda en lugares públicos, ratificado el pasado sábado por la justicia francesa. Además, a la que se bañaba en Marsella se le reclama abonar la desinfección de la piscina, según anunció el Colectivo Francés contra la Islamofobia (CCIF).
Esa mujer, cuya identidad se desconoce, había hecho la reserva para una semana junto con su marido y sus hijos en una residencia privada con piscina de Marsella. El primer día se bañó con sus hijos sin problemas, pero durante la jornada siguiente fue expulsada por un vigilante después de que algunos turistas la denunciaran por bañarse vestida y con velo. “Me quedé sin habla porque nadie me había llamado la atención ni dicho nada”, aseguró la mujer, en declaraciones recogidas por la citada Asociación.
El propietario le prohibió bañarse durante el resto de su estancia y obligó a la familia a abonar los gastos de desinfección completa de la piscina, así como una compensación por el hecho de que esta hubiera quedado inhabilitada durante dos días. La pareja afectada denunció también que se le ha retenido una fianza de 490 euros hasta que paguen la desinfección.
Por otra parte, otras tres mujeres musulmanas también fueron multadas y expulsadas por llevar burkini en la localidad francesa de Cannes al aplicárseles el decreto municipal que prohíbe dicha prenda en sus playas, informó ayer el diario local Nice Matin.
Según el citado rotativo, el sábado, una mujer de 29 años fue multada en la playa de la Croisette con los 38 euros que prevé la normativa. Al día siguiente recibió la sanción otra de 32 años en la de Zamenhoff, y el pasado lunes por la tarde fue sancionada una tunecina de 57 años.
Además, otras seis mujeres que se bañaban “demasiado cubiertas”, según el diario, fueron advertidas, pero optaron por abandonar la playa o cambiarse el traje de baño, tal y como declaró el jefe de la Policía municipal, Yves Daros.
El diario Nice Matin indicó que el Tribunal Administrativo de Niza respaldó a las autoridades locales en su veto contra el bañador islámico, señalando que los controles contra esa prenda se han multiplicado.
Al decreto de Marsella y Cannes se suman los de otras localidades como Villeneuve-Loubet, también en la Costa Azul, y Sisco, en Córcega.
Las alcaldías locales alegan motivos de seguridad e higiene. Consideran que tales prendas “manifiestan de forma ostentosa una pertenencia religiosa, lo que puede provocar protestas y disturbios de orden público” en una Francia que ha sido objeto de ataques terroristas.
El domingo, el empresario argelino Rachid Nekkaz se ofreció a abonar las multas que se dicten contra el burkini con el fondo que creó en 2010, dotado de un millón de euros, para sufragar infracciones por llevar en lugares públicos el niqab. La polémica en torno a esa prenda ha saltado de la esfera local a la gubernamental. La ministra de la Familia, la Infancia, y los Derechos de la Mujer, Laurence Rossignol, consideró que el burkini es “una versión playera del burka”
“Se trata de encerrar, de disimular el cuerpo de las mujeres para controlarlas mejor”, dijo en una entrevista al diario Le Parisien. Rossignol destacó que le corresponde a los alcaldes evaluar los posibles altercados al orden público que su uso podría conllevar, pero pidió que no se tergiverse este tema ni se utilice con fines partidistas. Destacó que es un frente que debe abordarse con “mucha sangre fría”. ?