sestao - “Lo tenemos muy negro. Ya no vamos a poder volver más a nuestra casa”, se lamentaba Soraya, mientras observaba con preocupación cómo los bomberos intentaban controlar el fuego que se había desatado en el edificio en el que vivía. El 12 de marzo de 2017 quedará grabado para siempre en la retina de los residentes del número 80 de la Gran Vía José Antonio Aguirre de Sestao. Dos bomberos sufrieron heridas y 60 personas tuvieron que ser desalojadas a consecuencia del espectacular incendio que dejó una larga columna de humo que se llegó a ver incluso desde Bilbao. El fuego provocó importantes daños materiales en el bloque de pisos, -un inmueble antiguo de estructura de madera- por lo que los vecinos han dormido fuera de sus hogares.
Eran las 9.45 horas de la mañana. El día amanecía gris, triste y lluvioso... Muchos vecinos continuaban todavía en la cama sin imaginarse que en cuestión de minutos vivirían una auténtica pesadilla. Soraya se encontraba con su hijo desayunando en la cocina. “Nosotros no hemos visto nada, ni nadie nos ha avisado”, dijo. De repente un grito seco les alertó: “¡Fuego, fuego!”, oyeron desde la ventana. A partir de ahí todo transcurrió rápido, sin tiempo de nada salieron con lo puesto. “Cogí a mi hijo, a la perra y en pijama he empezado a correr”, narraba. Para Alberto, su marido, el primer impulso fue coger un extintor e intentar apagarlo. “He subido a la planta de arriba, pero cuando he llegado ha sido imposible. Había muchísimo humo y la gente estaba saliendo”.
Debido a la envergadura del fuego fue necesario desalojar a sesenta vecinos: en primer lugar, a unas 30 personas, domiciliadas en el número 80, y posteriormente salieron de sus casas como medida de precaución otra treintena de vecinos del inmueble colindante, los del número 82. “Mi hermana lo ha perdido todo”, contaba María. “Menos mal que no estaba en casa. Su piso está justo debajo de la vivienda en la que se ha desatado el fuego”, dijo.
La Ertzaintza ha abierto una investigación para esclarecer las causas del incendio. Sin embargo, algunos vecinos del número 80 sospechan que podría no haberse producido de forma accidental, un extremo que la Ertzaintza no ha entrado a valorar ya que habrá que esperar a lo que arrojen las pruebas. “Hemos oído mucho ruido en la buhardilla donde ha empezado el incendio”. Algunos vecinos explicaron que vieron por debajo de la puerta cómo salía humo. “Tiramos la puerta abajo y hemos visto que la casa estaba vacía”. Tras comprobar que la situación era incontrolable y que “no podíamos apagar el fuego con los extintores llamamos a los Bomberos”.
A sofocar el incendio acudieron 11 vehículos de cuatro parques forales (Urioste, Artaza, Basauri y Derio) y 30 efectivos de bomberos que contaron con grandes dificultades para acceder al edificio. Los bomberos tuvieron que utilizar tres brazos para acceder a la parte trasera del inmueble y poder apagar el fuego. Finalmente, ante la desolación de los vecinos, el tejado terminó derrumbándose. Cristina apenas podía contener las lágrimas. Arropada por amigos la joven se lamentaba de su mala suerte. “Es la segunda vez que se me quema la casa. Esto no puede estar pasando”, repetía. “Otra vez a empezar”, concluyó.