Bilbao - El juez de Instrucción número 4 de Gernika ordenó ayer la detención del padre del niño de Lekeitio de trece años muerto el pasado mes de julio por un supuesto envenenamiento, en el que también se vio afectado su hermano mellizo. El acusado, J.A.G., de 38 años, fue arrestado en su propio domicilio, ubicado en Bilbao, y la Ertzaintza lo trasladó a dependencias policiales a la espera de su puesta a disposición judicial.
El titular del juzgado de Instrucción tomó esta decisión después de estudiar las evidencias recogidas a lo largo de estos meses por los agentes que llevan la investigación del caso y sumar algunas más. Entre ellas, según pudo saber NOTICIAS DE GIPUZKOA de fuentes cercanas al caso, el hallazgo de restos de cicuta en el exprimidor que J.A.G. tenía en su domicilio el día en que los menores presuntamente ingirieron alguna bebida con el veneno. Según apuntan las mismas fuentes, se sospecha que el padre no quiso intencionadamente envenenar a los chicos, sino, más bien, utilizó la cicuta para calmar la actitud hiperactiva de al menos uno de los menores.
Según explicó a este periódico un farmacólogo, en homeopatía, la ingesta de una “pequeñísima” cantidad de cicuta tiene efectos relajantes ante cuadros de trastornos psicológicos. No obstante, este experto también matiza que debería ser “una gota diluida en un pantano”, para explicar la pírrica cantidad que puede soportar el cuerpo humano sin que sea mortal.
Desde el inicio de la investigación, las sospechas se centraron en el progenitor y, se dispararon cuando uno de los últimos análisis toxicólogos evidenció en su organismo rastros de cicuta, un potente veneno de origen vegetal. En un principio, la investigación sobre el padre se centró en gran medida en un zumo de naranja que bebieron los menores. Pero los envases del mismo nunca se hallaron, por lo que el padre, que en su momento también fue detenido, quedó en libertad con cargos. Mientras, la Ertzaintza continuó con la investigación abierta.
Desde entonces, las indagaciones llevadas a cabo por los agentes del Servicio de Investigación Territorial Criminal de Bizkaia, en colaboración con la comisaría de Ondarroa, se centraron en detalladas inspecciones oculares para la obtención de diversas evidencias criminológicas que, tras ser analizadas por la Unidad de Policía Científica, fueron puestas a disposición de la autoridad judicial. El juez acusa a J.A.G. de dos delitos: uno, por intoxicar a uno de los hijos, y el otro, por homicidio involuntario en el caso del menor fallecido.
El helicóptero El suceso tuvo lugar el pasado 26 de junio. Ese día, los menores comenzaron a presentar claros síntomas de que estaban enfermos; uno en la vivienda de su madre y el otro en la playa. El médico que les atendió poco después observó que podría tratarse de una intoxicación causada por alguna sustancia tóxica. Uno de los menores fue conducido en helicóptero al Hospital de Cruces y el otro llegó poco después en ambulancia. Ambos se encontraban con pronóstico grave y uno de ellos no pudo soportar los estragos de la intoxicación y falleció en el mismo hospital días después. El otro hermano corrió mejor suerte y, tras una larga temporada ingresado, recibió el alta médica. Los investigadores trataron de seguir el rastro de los alimentos que comieron los niños. De hecho, las viviendas de los padres también estuvieron precintadas en busca de pruebas para encontrar las causas del envenenamiento. Las últimas pruebas comienzan a arrojar luz.
Viernes, 26 de junio. Los hermanos mellizos se sienten indispuestos. Uno de ellos incluso se desmaya en la playa. Son evacuados de urgencia al hospital de Cruces con pronóstico grave.
Lunes, 29 de junio. El estado de salud de los hermanos empeora. Los médicos envían muestras al Instituto Nacional de Toxicología tras recibir la autorización correspondiente del juez de Gernika.
Miércoles, 1 de julio. Uno de los menores fallece. El otro continúa ingresado en la unidad de Pediatría de Urgencias con pronóstico de gravedad. No obstante, logra salir de la gravedad y comienza a mostrar síntomas de recuperación. Con el paso de los días, el menor evoluciona.