Boise - Nacido en Boise, nieto de vascos de Lekeitio y Elantxobe, a sus 43 años Jeremy Malone ha hecho un poco de todo en el seno de la comunidad vasca de Boise; desde dantzari del grupo Oinkari o instructor de Boiseko Gazteak, hasta desempeñarse como activo miembro de Euzkaldunak y delegado de NABO, ser director de Udaleku o asumir las altas responsabilidades que ahora desarrolla en Jaialdi. Casado con Ana Mendiola -otra activa vasca boiseana de no menor trayectoria - nuestro interlocutor espera atento al momento en el que se plasmarán dos años de preparativos, esfuerzos y trabajo.

Su compromiso con la comunidad vasca de Boise comenzó con el primero de los Jaialdis, en 1987.

-Me incorporé al grupo Oinkari poco después del primer Jaialdi, hace ahora 27 años.

Quién hubiera predicho entonces la dimensión que adquiriría el encuentro.

-Partimos de una fiesta mucho más modesta. Primero en el recinto de la Vieja Penitenciaría para pasar más tarde a Expo Idaho. En 1990 se inauguró en Boise el Basque Block, que sin duda ha aportado mucho a la vida vasca de la ciudad y también a Jaialdi? Hemos ido creciendo y asentándonos. Por otro lado, Dave Eiguren, quien lo comandó con éxito durante las seis primeras ediciones, anunció en 2010 que deseaba pasar el testigo. Ana y yo habíamos venido colaborando en varias ediciones y teníamos a nuestro favor esa experiencia, de modo que junto a otra pareja, Rod y Amy [Hormaechea] Wray, asumimos el reto.

¿Cómo presentaría Jaialdi a alguien que nunca haya participado?

-Se trata de una ocasión para experimentar diferentes aspectos de la cultura tradicional vasca, sobre todo en su vertiente más festiva, su música, sus deportes, la gastronomía, el baile? de la mano de protagonistas vascoamericanos, así como de grupos e invitados llegados del País Vasco. Además es una reunión y punto de encuentro que aúna a vascos y amigos de los vascos locales, junto a otros llegados del resto de Estados Unidos y de otros países de la Diáspora y del País Vasco en el que el elemento personal y de encuentro entre nuevas y viejas amistades es lo que prima.

¿Cuánta gente interviene en su organización?

-Llevamos trabajando desde 2013 y contamos con 25 comités cada uno de los cuales se ocupa de un área específica, con alrededor de 800 voluntarios. Muchos pertenecen a la colectividad vasca, pero contamos también con otros boiseanos que no lo son, y con voluntarios de otras euskal etxeas. En lo que a participación artística se refiere, contaremos con 21 grupos y artistas tanto de Boise y de otros lugares de EEUU como de Euskal Herria.

Last call, una última llamada de invitación a Jaialdi...

-Constituye una oportunidad para viajar y percatarse de que lo vasco cuenta, que está vivo y es importante para mucha más gente y en muchos más lugares de los que pensamos. Es una oportunidad para celebrar y compartir nuestra cultura con vascos de otros países y con gente que se siente a gusto entre nosotros. Muchos lo vemos además como un homenaje a quienes nos precedieron y sembraron esa semilla vasca que hoy, al cabo del tiempo, se manifiesta viva y con ganas de perdurar y seguir brotando. Es una fiesta en la que los vascoamericanos participamos desde lo que somos y a la que acudimos en familia, porque queremos que perdure en nuestros hijos. Es una invitación a nuestra casa, desde el corazón, porque como reza el viejo adagio vasco “Geure etxea zeure etxea da” (Nuestra casa es tu casa).