donostia - ¿Cuáles son sus impresiones después del debate de ayer?
- Nuestra valoración es muy positiva. Por el contenido y por el giro final que ha dado el grupo socialista pasando del previsible rechazo a la abstención. Han asumido que el texto era razonable y que cuenta con el respaldo de una mayoría ciudadana.
Sin embargo, han criticado la precipitación con la que ha sido redactado el texto.
- El PSOE no ha presentado ninguna enmienda ni ha asistido a una sola reunión de las ponencias. Que ahora digan que se ha redactado con prisas es ridículo. Lo que ocurre es que fueron tan frontales en su rechazo inicial que han sido incapaces de cambiar el mensaje.
¿No hay entonces una preocupación por el contenido de la ley?
Para lograr sacar el proyecto adelante celebramos varias reuniones con los dos grupos que tenían recelos, el PSE y Bildu. Hicimos una serie de mejoras recogiendo aquellas propuestas que podían consensuarse. Sus demandas tuvieron reflejo en el texto.
¿Cómo explica entonces el rechazo de Bildu?
- No puedo entender su postura. Creo, sinceramente, que su gran problema es que no han leído el texto, porque sus quejas no tienen fundamento ideológico. Algunos grupos que lo conforman y parte de su militancia se han manifestado en contra de la decisión de la dirección.
¿Cuáles son, a su juicio, los principales avances que supone la aprobación de este texto?
- Es la única ley estatal de atención integral a las personas que se divorcian con hijos. También es la única que prevé un pacto en previsión de divorcio y que potencia tanto la mediación familiar y la orientación coparental. Además, las competencias de cada padre en la patria-potestad compartida han quedado muy claras.
Culmina así un proceso que inició la ILP de Kidetza hace más de cuatro años.
- El proceso ha sido exageradamente lento. PSE y Bildu han dilatado el proceso según sus intereses. No somos los únicos que estamos deseando que esto acabe. También los propios políticos, que estaban quedando en evidencia.