En los últimos años, el número de incidencias que deben responder las ambulancias de Donostia no ha parado de crecer, sobre todo en verano, cuando la población de la ciudad se multiplica. A pesar de ello, los conductores de estos vehículos denuncian que la capital guipuzcoana sigue contando con el mismo número de ambulancias que hace 25 años, lo que ha llevado a una saturación y a una tensión entre los trabajadores que ha derivado en que vehículos asignados a otras zonas acaben actuando en municipios que no les corresponde.

Las ambulancias de emergencia en Donostia están saturadas y eso está implicando que se traigan ambulancias de la periferia de Donostialdea y se estén dejando esas zonas descubiertas”, aseguran a NOTICIAS DE GIPUZKOA Alfonso Picabea, David Garrido, Jon Navarro y Antonio López, conductores de estos vehículos sanitarios. En la actualidad, la capital guipuzcoana cuenta con cuatro ambulancias de Soporte Vital Básico (SVB), además de una ambulancia medicalizada y otra sanitarizada que cubren toda la zona de Donostialdea, un número “escaso” para estos conductores, que recuerdan que debería haber un vehículo de emergencias por cada 25.000 habitantes, “algo que no se cumple”.

La última ambulancia que se puso de emergencia en Donostia fue en 2008, por lo que hay que hacerse a la idea de lo que han crecido los barrios y ha aumentado la población desde entonces, pero, sobre todo, la masificación turística que hay ahora”, apunta Navarro, que pone el incremento del turismo, la centralización de los servicios de urgencias generales y el envejecimiento de la población como los factores clave que les ha llevado a esta saturación. “La gente no acude a los ambulatorios y hay cada vez más llamadas al centro coordinador para solicitar una ambulancia. Existe un desbordamiento de las cargas de trabajo que no se puede asumir desde el Soporte Vital Básico y eso repercute en la ciudadanía porque el servicio es no asistencial, con toda la problemática que lleva no tener los recursos, el personal y el equipamiento necesarios”, agrega.

“La última ambulancia que se puso de emergencia en Donostia fue en 2008”

Jon Navarro - Conductor de ambulancia

Actualmente, existen dos tipos de ambulancias. Por un lado, están las asistenciales, que son de carácter urgente, y por otro, las no asistenciales, que no requieren de urgencia y se utilizan para traslados. No obstante, según denuncian los trabajadores, la carga de trabajo tan elevada lleva a que habitualmente esa diferenciación no se aplique. “Yo, por ejemplo, he tenido que ir desde Urnieta al ambulatorio de Gros a por una mujer de 102 años con un fallo cardíaco porque no había otro recurso medicalizado disponible”, indica López, asegurando que desde la base de Urbieta debe también cubrir Irun y Zarautz “porque los compañeros no dan abasto”. “Tenemos una población envejecida muy demandante, con muchas personas de más de 90 años. Atendemos, además, en las residencias, que, aún siendo privadas, tienen el mismo recurso”, puntualiza Navarro.

Flexibilización de protocolos

Ante esta tesitura, “pasan situaciones en las que todas las ambulancias están ocupadas”, lo que lleva a que un vehículo asignado a otro municipio acabe fuera de su zona, aumentando, por ello, los tiempos de reacción. “Para que nuestras ambulancias de emergencia sean efectivas deben de llegar en más/menos diez minutos y es imposible. La medicalizada de Donostia cubre parte de Errenteria, Usurbil, Hernani, Zarautz, Orio... y la alternativa a esa ambulancia es de más/menos 25 minutos”, indica López.

Esta necesidad de ambulancias, advierten, ha llevado a que se hayan flexibilizado los protocolos de actuación, poniendo en peligro la salud de los pacientes y de los trabajadores. “Al acabar cualquier emergencia hay que hacer una limpieza del material, del vehículo..., pero nos encontramos con que hemos trasladado a pacientes infecciosos y que no se ha podido llevar a cabo ese protocolo porque te están diciendo que tienes otra emergencia”, cuenta Garrido, al tiempo que señala que una situación como ésta sería impensable en otro grupo de emergencia: “No entiendo que a un camión de bomberos, estando en una emergencia, le digan que se dé prisa porque tiene otra emergencia esperando”.

“Al acabar una emergencia hay que hacer una limpieza, pero no siempre se hace”

David Garrido - Conductor de ambulancia

Hemos tocado la puerta del Departamento de Emergencias de Osakidetza y hemos solicitado medidas adicionales, porque las que se han tomado son irresponsables. Se ha eliminado la bomba de desinfección aérea, se han cambiado los tiempos de desinfección, se presiona constantemente desde los centros de coordinación a los recursos para avisar cuándo se está libre...”, enumera, por su parte, Picabea, señalando que esta situación ha llevado en más de una ocasión a fricciones entre los propios compañeros.

Carga de trabajo

Esta falta de medios, inciden, es más notable en verano, cuando el número de ambulancias en Donostia es el mismo que en invierno a pesar del incremento de personas. “Hay muchos días que nos quedamos sin comer porque no tenemos horario. Incluso hay gente que prefiere cogerse un taxi porque es mucho más rápido para ir al hospital”, afirma Navarro, apuntando que otro municipio costero como Zarautz sí que cuenta con una ambulancia de apoyo de cara a la época estival.

“Para ser efectivos debemos llegar en más-menos diez minutos y es imposible”

Alfonso López - Conductor de ambulancia

La saturación en los hospitales también repercute en su trabajo, ya que, tal y como indican, deben esperar entre 20 y 40 minutos hasta que les permiten entrar con el paciente a triaje mientras por radio les recuerdan una y otra vez que avisen cuando estén libres. “Es una presión añadida al trabajador que es muy incómoda”, indica Navarro, que añade que , “ante la falta de médicos en los ambulatorios, la gente acude más al hospital y está saturado”. “Hay también ambulancias psiquiátricas que se mandan a accidentes de tráfico”, agrega López.

De igual manera, los conductores critican que la ausencia de un helipuerto en el Hospital Donostia influye en su carga de trabajo, ya que el helicóptero de emergencia se ve obligado a aterrizar en el parque de bomberos de Garbera y son ellos quienes deben trasladar al paciente desde allí hasta el centro sanitario. “Y cuando dejas al médico en el hospital te tienes que quedar esperando para luego retornar a ese médico y a la enfermera al helicóptero otra vez mientras Donostia sigue sin ambulancia”, comentan.

“Silencio administrativo”

Con el objetivo de denunciar esta situación, los conductores han enviado un escrito tanto a la dirección de la empresa (Ambulancias Gipuzkoa) como al Departamento de Emergencias de Osakidetza con “silencio administrativo” como respuesta. Por ello, a continuación, acudirán a los alcaldes de los municipios afectados al entender que “son ellos los que deberían hacer presión para que su propia ciudadanía tenga una respuesta”.

“Hemos solicitado medidas adicionales, porque las que hay son irresponsables”

Alfonso Picabea - Conductor de ambulancia

“Estamos hablando de la salud, así que el aspecto económico no es algo que debería importar. Tenemos los mismos recursos que hace 25 años y no se puede sostener”, apuntan, afirmando que “el incremento económico para el transporte sanitario en los últimos años es el más alto de todas las concertaciones que tiene el Gobierno Vasco”.

Este periódico se ha puesto en contacto con el Departamento de Salud en varias ocasiones sin que haya obtenido una respuesta a esta cuestión, mientras que desde la empresa adjudicataria se han limitado a decir que se cumple con los requisitos expuestos en la contratación y que no han detectado la necesidad de aumentar el número de ambulancias, a pesar de haber recibido la queja de los conductores. “Entendemos que la carga es suficiente y que no hay que reforzar el servicio”, han apuntado desde la misma.

Como el servicio está en manos de empresas privadas, hay negocio. En las comunidades limítrofes se están revertiendo los servicios a lo público, como en Navarra o La Rioja. Es una decisión política y aquí no se está por la labor”, puntualiza Garrido, que explica que “la población tiene muy poca información sobre este asunto, pero que, al mismo tiempo, preocupa muchísimo”. “Estamos seguros de que si la ciudadanía conociera todo lo que rodea el transporte sanitario se alarmaría”, aseguran.