donostia - Los niños, dice esta psicóloga, no esperan que sus padres sean perfectos, sino ser queridos. “Si yo tengo la experiencia de un amor incondicional, de unos padres que me han querido tal y como soy, puedo enfrentarme al futuro con mucha más seguridad y buscaré aquellas relaciones personales que me recuerden ese amor primero”, argumenta.

¿Cuáles son los principales errores que cometen los padres a la hora de educar a sus hijos?

-Uno muy común es pensar que si reducimos su número de fracasos, el niño va a tener mejor autoestima. Los éxitos que se consiguen gratuitamente no generan autoestima y, sin embargo, hay fracasos que, bien asumidos, sí pueden generarla. Otro error muy común es destacar solo lo negativo. En la sociedad actual si solo haces énfasis en las cosas negativas, das el mensaje de que para ser aceptado hay que ser perfecto y eso socava la autoestima del niño.

¿Dónde radica el secreto de un padre perfecto?

-La clave no es tanto alcanzar un nivel de perfección equis, que muchas veces es imposible y nos hace estar tristes y angustiados, sino aceptarse a uno mismo como es, con sus defectos y virtudes.

¿Están los padres demasiado preocupados por los estudios y descuidan a veces lo básico?

-Es verdad que hoy en día se da mucha importancia al coeficiente intelectual, pero la educación emocional desde el colegio también debería ser importante: cómo un niño se enfrenta a los problemas, cómo se relaciona con los otros, cómo es capaz de asumir las frustraciones con tranquilidad... Preparar al niño no tanto para un futuro profesional, sino para que sea feliz.

¿Tienen los niños de hoy en día cubiertas sus necesidades afectivas?

-Hay muchos niños a los que en su casa no les hacen caso. Llegan a casa, meriendan, ven la tele dos horas, a lo mejor sin los padres, y eso es un problema que tenemos en la sociedad actual por la incorporación de la mujer al trabajo, por los ritmos de vida... Hay que hacer un esfuerzo para que el niño sea atendido y valorado. En los primeros años de la infancia nos jugamos muchas cosas.

Habría que flexibilizar horarios.

-Tampoco hay que agobiarse, pero sí dar prioridad a veces a los hijos. Se tendría que favorecer que las jornadas laborales terminaran antes.

¿Algún consejo para lidiar con los hijos adolescentes?

-Los padres tienen que valorar al adolescente tal y como es, transmitirle seguridad para que se pueda enfrentar a la vida sabiendo que en casa tiene criterios fuertes y que puede ir contracorriente o alcanzar lo que él quiera si se esfuerza. Parece que el adolescente no necesita tanto de nuestro cariño y escucha, pero en el fondo sí que lo necesita.- A. Rodríguez