BILBAO. Fue profesor de Medicina Física y Radiología en la Universidad del País Vasco y asistente extranjero en el Hospital Broussais, de la Universidad de París. Su padre había estado en la guerra en el batallón de los trabajadores y Azkuna solía decir que esas cosas no se olvidan. Nunca le enseñaron a odiar, solo querían que se acabara la disctadura de Franco, realtó en una de las últimas entrevsitas que concedió a DEIA.
Así que cuando volvió de París en 1972 desde el primer momento se metió en todos los follones de la época porque era presidente de la Mesa de Hospitales del Colegio de Médicos. Desde 1973, trabajó como médico adjunto y jefe de sección del Hospital de Cruces en Barakaldo y a partir de 1976, Jefe de Servicio de Radiología. En plena transición española, la parte sanitaria también exigía una transición y a Iñaki Azkuna le gustaba recordar aquella época cuando con sus 34 años se sentía con fuerza de arreglar lo que él consideraba un auténtico desorden.
En 1981 fue nombrado Director del Hospital de Cruces. Estuvo poco más de un año porque se forma el primer gobierno de Garaikoetxea y siendo Javier Aguirre consejero de Sanidad, el viceconsejero Gorricho le llamó para que se incorporase al ejecutivoy fue. nombrado Director de Hospitales del Gobierno vasco. Ahí empieza ya la carrera política del que ha sido alcalde durante los últimos 14 años de Bilbao. La Mesa de Hospitales tenía ramificaciones por todo el Estado y en Madrid acabaron conociéndose todos los que posteriormente serían consejeros de Sanidad.
Con unos follones impresionantes, con una guerra abierta con el Insalud. Azkuna se sentía orgulloso de aquella época porque estaba convencido de que habían contribuído a que supieran que se tenía que abrir y democratizar y que España no podía seguir siendo un coto cerrado donde se mandara todo desde Madrid. Nosotros sí ayudamos en eso, no sé si a cosas más concretas. Aunque algunos accedimos a los hospitales, gente nueva, de aquí, porque hasta entonces venían desde madrid y desde entonces así ha sido y eso ha sido improtante. La transición fue un momento espectacular, apasionante, triste a veces, peligroso otras, porque te la jugabas.
De 1983 a 1987 desempeñó el cargo de Director General del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza).En julio de 1989 fue nombrado Secretario general de la presidencia (lehendakaritza) del Gobierno vasco, desempeñando dichas labores durante dos años, asumiendo en 1991 el cargo de Consejero en el Departamento de Sanidad del Gobierno vasco, responsabilidad que ocupó hasta 1999 cuando fue nombrado alcalde de Bilbao
Azkuna soñó ser alcalde de Bilbao en la última etapa de ser consejero de Sanidad, había tenido la oportunidad de ir de diputado a las Cortes. También en la vida médica había sacado e una plaza en Barcelona y rechazó la oportunidad de ir a Madrid. Pero empezó a soñar con ser alcalde en su segunda legislatura como consejero de sanidad.
En su primera legislatura fue elegido alcalde de Bilbao como cabeza de lista de la coalición entre el PNV y Eusko Alkartasuna, gracias a los votos de los concejales de Euskal Herritarrok; y posteriormente formó un pacto de gobierno con Iniciativa Ciudadana Vasca, partido liderado por el antiguo alcalde de Bilbao José María Gorordo. Sin embargo no tener mayoría le obligaba a tener mucha cintura con el resto de los grupos para conseguir sacar adelante los temas de la ciudad, como a él le gustaba recordar.
Reelegido para el cargo tras las elecciones municipales de 2003, de nuevo en coalición con EA, y 2007, ya en solitario, sin obtener mayoría absoluta en ninguna de ellas: en 2003 recibe el apoyo de Ezker Batua, que se incorporó al equipo de gobierno, y en 2007 de la coalición Ezker Batua-Aralar. En las elecciones municipales de 2011, consigue alcanzar la primera mayoría absoluta (15 concejales sobre 29) de la historia del PNV en Bilbao, permitiéndole por tanto gobernar esta legislatura en solitario.
Durante los 14 años que duró su mandato Azkuna se entregó en cuerpo y alma a velar por Bilbao lo que hizo consiguiera seguidores de todos los colores políticos. Su primera y última legislatura fueron los más duros. Aün así nunca perdio el ánimo. El alcalde de Bilbao gobernó la ciudad obsesionado por sanear las cuentas y poner la ciudad en el marco internacional de las relaciones. Dos retos que logró conseguir y que le valieron el reconocimiento en el extranjero pero también en su casa. Porque Azkuna fue profeta en su tierra. Pese a las críticas de los primeros años de su gobierno porque los grupos pedían más inversiones, el alcalde consiguió reducir a 0 la deuda de la ciudad gracias a lo cual los bilbainos han podido vivir estos años de crisis sin renunciar a ninguno de sus servicios.