Donostia. "Los criterios de seguridad no han cambiado desde el caso del Madrid Arena, pero hay una mayor sensibilización en las empresas de espectáculos y en la sociedad en general", admite el director de Juegos y Espectáculos del Gobierno Vasco, Aitor Uriarte. El viernes se cumplió un año de la macrofiesta de Halloween de Madrid que acabó en tragedia y en la que perdieron la vida cinco jóvenes de entre 17 y 20 años por las lesiones derivadas del aplastamiento. En Euskadi, en las discotecas con aforo superior a 700 personas, que pueden dar cabida a este tipo de eventos, "no se observan deficiencias relevantes en materia de seguridad", afirma Uriarte, aunque advierte: "Por desgracia, nunca existe la seguridad al 100%".
Un cúmulo de despropósitos explica lo que ocurrió aquel aciago día de Todos los Santos en el pabellón madrileño, aunque, sin duda, la principal razón que propició el caos fue el exceso de aforo en más de 7.000 asistentes. A día de hoy, hay 25 imputados en el proceso judicial.
Ante la cercanía de esta funesta efeméride, el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco anunció una campaña preventiva en once discotecas (tres de ellas guipuzcoanas: Pagoa e Itzela, en Oiartzun, y Txitxarro en Itziar) para comprobar que cumplían con todos los requisitos necesarios para acoger una macrofiesta como las que se celebran en Halloween.
No obstante, según señalan desde la Dirección de Juego y Espectáculos, "la inspección de estos locales y la prevención en materia de seguridad es algo que se hacía y se sigue realizando de manera habitual". Por tanto, no solo ante la cercanía de eventos como las fiestas de Nochevieja, Primavera o la ya citada Halloween, son objeto de atención por parte de la Ertzaintza. "Las inspecciones en espectáculos públicos y actividades recreativas forman parte del día a día de la dirección y no se enmarcan únicamente en los grandes eventos", afirma Uriarte.
En lo que atañe a las grandes discotecas con aforos superiores a las 700 personas, estas son "objeto de inspecciones regulares" y, en general, "cumplen correctamente la normativa básica de seguridad". No obstante, sí se detectan algunas deficiencias. Las más "frecuentes" son "la falta de personal previsto en el Plan de Autoprotección", en el que se regulan las obligaciones exigibles para prevenir o hacer frente a situaciones de emergencia, "o el desconocimiento de las labores que se deben realizar" en este sentido.
Según el decreto 277/2010, el mencionado plan "aborda la identificación y evaluación de los riesgos, las acciones y medidas necesarias para la prevención y control de riesgos, así como las medidas de protección y otras actuaciones a adoptar en caso de emergencia".
protección "doble" Dentro de la organización, se debe establecer "una estructura organizativa y jerarquizada" en la que "se fijen las funciones y responsabilidades de todos los miembros" ante una situación de emergencia en la que, al menos, se deben garantizar las siguientes medidas: la detección y alerta; la alarma, la intervención coordinada; el refugio, evacuación y socorro; la información a todas aquellas personas expuestas al riesgo; y la solicitud y recepción de ayuda externa de los servicios de emergencia.
Los establecimientos que albergan grandes eventos como las discotecas están sometidas, desde el primer momento, a un "control doble". El Ayuntamiento, en primer lugar, no entrega la licencia de apertura si no acredita antes el cumplimiento de las condiciones técnicas y seguridad y, por su parte, la Dirección de Juegos y Espectáculos del Gobierno Vasco "analiza el expediente y puede determinar medidas correctoras o condicionantes que se incorporan con carácter obligatorio a la licencia municipal del establecimiento".
A partir de entonces, son las inspecciones regulares las que tratan de garantizar que no ocurra ninguna desgracia. Y en ellas, como ya se ha dicho, las deficiencias que se suelen detectar en las discotecas de este estilo no suelen ser muy graves. Además de la falta del personal de autoprotección o las tareas que se deben realizar, "en menor medida", afirma Uriarte, se detectan "algún obstáculo en recorridos de evacuación o falta de señalización". De todos modos, cuando se acerca una macrofiesta, por ejemplo, las de Navidad, según señala el director de Juegos y Espectáculos, "la venta de entradas es el mejor indicador para tener una previsión del aforo". "Durante la actividad", continua, "la apertura de puertas con suficiente antelación, el control de acceso principal por parte del personal del local y la vigilancia de otras puertas para evitar accesos incontrolados", como ocurrió en el Madrid Arena, "hacen el resto".
En el exterior En Gipuzkoa, sin comparación alguna con el desastre que tuvo lugar en Madrid, el 1 de enero de 2011 sí se vivieron momentos de tensión al término del cotillón de Nochevieja que albergó el palacio de hielo Txuri Urdin, al que asistieron en torno a 2.700 personas. Un desalojo precipitado propició que en la zona del guardarropa se produjera una aglomeración en la que, finalmente, algunos de los jóvenes fueron asistidos por cuadros de ansiedad y hematomas, aunque sin que la cosa se desmadrara. Según afirma Uriarte, "son escasos" los incidentes por aglomeraciones" que se han producido en Euskadi. Estos, además, se han localizado "en el exterior de las discotecas", según expone, "por no disponer de un control de acceso adecuado y fluido o por haber realizado alguna campaña de invitaciones cuya aceptación ha superado las previsiones de los organizadores".
La cuestión es que este tipo de situaciones de riesgo no son exclusivas de las discotecas. "Tenemos ejemplos en grandes almacenes en épocas de rebajas, en la adquisición de entradas para espectáculos deportivos, en castings, ofertas de empleo...", enumera.
Otro de los puntos flacos respecto a la seguridad que ofrecen este tipo de macroeventos de ocio se da cuando los locales "son alquilados a terceros para realizar un evento concreto". En este sentido, Uriarte se muestra contundente. "Es importante señalar que la organización de un espectáculo público o actividad recreativa no puede estar basada en la buena voluntad o en pensar que nunca pasa nada. Es importante que los organizadores conozcan el local, el Plan de Autoprotección, su implantación y sean conscientes de que el aforo máximo del local está establecido atendiendo a las normas de seguridad y no simplemente a la superficie útil", concluye.