Leer este texto le va a llevar a usted unos 45 segundos. En este tiempo, la deuda del Estado francés habrá crecido en 225.000 euros, a razón de 5.000 euros por segundo. El país galo arrastra una monstruosa deuda de 3,3 billones de euros, una de esas cifras que no caben en una calculadora y que nos cuesta interpretar a quienes nos manejamos con números de andar por casa. El primer ministro, François Bayrou, ya ha adelantado unos tijeretazos de órdago, aunque su batería de medida no es muy original. Como tantas veces, los recortes afectarán, sobre todo, al eslabón más débil. Porque, ¡oh sorpresa!, Bayrou propone congelar las pensiones y las prestaciones sociales, recortar los empleos y endurecer la prescripción subvencionada de medicamentos. Al contrario, el gasto en Defensa no sufrirá merma alguna. De todas las propuestas que el primer ministro puso sobre la mesa el martes, llama la atención la eliminación de dos días festivos: el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, cuando se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno galo estima que si se suprimen ambos festivos, el Estado ingresaría 4.200 millones de euros. La medida recuerda mucho a aquel anuncio que hizo Rajoy en su discurso de investidura de 2011, cuando anunció que eliminaría los puentes, trasladando los festivos al lunes más próximo. Una medida que nunca se aplicó, por cierto.
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