Desde siempre me ha gustado seguir los acontecimientos políticos del Estado español, de la CAV y de Navarra, a nivel nacional, autonómico y local de Estella-Lizarra, desde que vivo aquí en mi caso. Pero en los últimos tiempos, ya no hay debate, sino gritos, salidas de tono y descalificaciones, sobre todo, de la derecha y ultraderecha.
El Congreso de los Diputados se ha convertido en una batalla campal, sobre todo, en la bancada del PP, los gritos y descalificaciones se oyen de cualquier diputado o de varios y la presidenta del Congreso les tiene que llamar al orden, instándolos a la calma.
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Las acusaciones del PP se hacen sin pruebas, así el señor Feijóo acusa a Sánchez de relación con prostíbulos, en alusión a su padre, que tenía negocio de saunas (no pensaba que las saunas eran prostíbulos) y heredaron la vivienda de su padre fallecido. Este tema me pareció surrealista. Lo de su hermano y su mujer tampoco se ha probado. Y así todo.
Todas las sesiones del Congreso se convierten en un circo, pero sin gracia, porque todas las acusaciones deben ser probadas, la corrupción del PP está probada en varias sentencias Gürtel, Kitchen y varios ministros de Aznar y Rajoy acabaron en la cárcel. La del PSOE todavía está por ver y también cansan algunos medios de comunicación, que quitan programas de entretenimiento para emitir informativos y debates hablando de lo mismo. Ya está bien.
