donostia. A falta de dos semanas para que concluya el periodo estival, no parece aventurado resaltar el protagonismo que han cobrado las medusas en los arenales guipuzcoanos, algo que saben de buena tinta los socorristas. Estas dichosas especies marinas, cuya picadura es dolorosa aunque no reviste de mayor gravedad, han motivado nada menos que 3.208 asistencias durante los meses de junio, julio y agosto, según los datos facilitados ayer por la Cruz Roja en Gipuzkoa. Es, con diferencia, la actuación que más ha ocupado a los profesionales, que han prestado un total de 8.735 asistencias, lo que supone un 30% más que el año pasado.

Este llamativo incremento de trabajo guarda directa relación con el arranque de la segunda semana de julio, cuando las banderas de alerta no dejaron de ondear. Según explica Marcelo Peruchena, coordinador de la Cruz Roja en los tres arenales donostiarras, además del de Orio y Zumaia, solo durante la jornada del lunes 8 de julio se produjeron casi 300 picaduras de medusa, 240 de ellas en la playa de la Zurriola. Las idas y venidas de bañistas aquejados de escozores fue una constante. "Hubo muchísimas asistencias, algo que por suerte remitió en agosto", rememora el experto.

pautas muy irregulares Las corrientes, la calidad de las aguas, la depredación de peces que se alimentan de las medusas... A pesar del sinfín de teorías, la presencia de estas especies resulta impredecible, ya que no suelen seguir pautas regulares. "Por suerte, no ha habido picaduras peligrosas. Sobre todo hemos realizado curas en manos y piernas, nada que ver con lo ocurrido hace dos años", refiere Peruchena, en relación a la temida carabela portuguesa. "La suya sí que era una picadura más comprometida".

Comprometida... por no decir peligrosa. Los socorristas, según recuerda Peruchena, tuvieron que atender serias lesiones provocadas por estos ejemplares, frente a una situación que el Ayuntamiento donostiarra no llegó a calificar de alarmante, pero sí exigió activar un protocolo de vigilancia. Tres embarcaciones con operarios especializados estuvieron alerta constantemente.

La carabela portuguesa es, sin duda, la más temida. Tanto es así, que el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco ha liderado por segundo año consecutivo una iniciativa en la que participan un sinfín de instituciones con el objetivo de avistar y predecir la llegada de esta colonia de zooides, cuyos tentáculos venenosos pueden llegar a medir varios metros. Al menos este verano no han dado trabajo. "Es un organismo fácil de detectar porque están en la superficie. El objetivo que nos marcamos es que quienes puedan avistarla llamen al 112 y digan qué día y a qué hora la han observado y dónde, a ser posible con las coordenadas geográficas", detallan desde el Gobierno Vasco. Un centro tecnológico experto en investigación marina recibe esa información, y elabora posteriormente un programa con la posible trayectoria que puede tomar la carabela gracias a los datos de predicción de vientos.

rescates Afortunadamente, decía ayer el socorrista, "este verano ha sido más satisfactorio, aunque hemos tenido mucho trabajo". De hecho, según los datos facilitados, se han realizado 116 rescates en lo que va de verano, y 148 personas han tenido que ser evacuadas. "Hemos tenido asistencias muy delicadas con personas mayores aquejadas de lipotimias severas, e inmovilizaciones espinales con víctimas de golpes bruscos", detalla.

En este sentido, se han llevado a cabo un total de 2.239 asistencias por cortes y heridas, y la estadística convierte a la playa de Zarautz en el lugar donde más incidencias ha habido, con 319 atenciones. Además de La Zurriola (281); La Concha (268); Hondarribia (244) y Ondarreta (231), llama la atención el número de servicios sanitarios prestados por cortes y heridas en el puerto de Mutriku, con 180 asistencias, o la playa de Malkorbe, en Getaria, con 154.

A pesar del volumen de atenciones, Peruchena resalta la creciente concienciación de los usuarios de los arenales. "Basta para ello advertir un dato: los rescates acuáticos están bajando y, ello es, sin duda, reflejo de la mayor responsabilidad que muestran. De hecho, cada vez se acercan más a atender nuestras explicaciones, algo que es de agradecer", asegura el socorrista.