pamplona. Una serie de circunstancias perversas (la niebla baja e intensa, el rocío de la mañana, la velocidad inadecuada, un derrape fatal...), en fin, una cadena de desgracias terminó ayer con una tragedia mayúscula en la autovía A-21, que conecta Pamplona con Sangüesa, Yesa y Jaca. En la prolongada pendiente que brinda el descenso del puerto de Loiti, superada la localidad de Izco y a la altura de Aldunate, un vehículo Opel Astra que conducía un joven de Sangüesa arrolló mortalmente a otros dos jóvenes de Estella, operarios que realizaban en la calzada estudios de permeabilidad del firme de la carretera. Llevaban cuatro días trabajando en el lugar. El turismo terminó empotrándose contra la parte trasera de la pick up o ranchera de los operarios y el golpe acabó también con la vida del conductor del turismo, Mikel Bello Cía, de 26 años y de Sangüesa. Por su parte, los dos trabajadores, que realizaban su tarea con un panel luminoso que indicaba a los coches que circulaban en sentido Jaca que el carril derecho se encontraba cortado por los trabajos y obligaba a cambiarse de carril, son vecinos de Estella, deportistas y operarios de la empresa Geea Geólogos, firma a la que había subcontratado los estudios la empresa concesionaria de la Autovía del Pirineo. Sus nombres son Xabier Flores del Redal Martínez de Espronceda, de 24 años, y José Almendros Gómez, Chechu, de 23 años. El primero jugaba como centrocampista en el Ondalán de Villatuerta (municipio colindante a Estella), tenía una hermana, cursó sus estudios en Lizarra ikastola y, tras formarse en Donostia -entre otras cosas hizo un curso de monitor de ocio y tiempo libre-, entró hace unos meses a trabajar a esta empresa. Almendros, por su parte, llevaba varios años trabajando en GEEA y era un gran aficionado a la bicicleta de montaña, lo que le había llevado a participar en varias cicloturistas como la popular Extreme Bardenas. Tenía una hermana mayor y cursó sus estudios en el Colegio Nuestra Señora del Puy de Estella. Por su parte, Mikel Bello trabajaba en Viscofan.

En el momento del accidente estaban colocados entre el panel luminoso situado en el carril derecho y la ranchera de la empresa que tenían situada pocos metros más adelante. Las causas del siniestro las estudia la brigada de Atestados de la Policía Foral pero las primeras hipótesis y las marcas en la carretera apuntan a que el turismo que conducía Mikel Bello no se percató de la obligación de cambiarse de carril hasta encontrarse muy cerca de la señal luminosa.

A esa falta de visibilidad contribuyó la niebla que a esas horas apenas dejaba ver a los vehículos a una decena de metros y la velocidad importante a la que circulaba el turismo. Al parecer, y según declaró el consejero de Fomento, Luis Zarraluqui, que se desplazó hasta la zona del accidente, también existió una incidencia de la mala suerte, del suelo deslizante, ya que el coche pudo patinar al cambiar al carril izquierdo y el conductor perdió el control.

Las marcas de derrape de los neumáticos indicaban que el coche tomó una trayectoria fatal, cruzándose hasta el lugar donde trabajaban los operarios. Tras el atropello, lanzó los cuerpos por encima de la bionda de la autovía y el coche no frenó todavía. Acabó por empotrarse contra la puerta trasera de la ranchera de Geea Geólogos y el Opel Astra que conducía Mikel Bello terminó tras el impacto mirando al sentido contrario al que circulaba.

Hasta el lugar se desplazaron bomberos y el equipo médico de Sangüesa, dos ambulancias medicalizadas, un equipo de psicólogos, así como agentes de la Policía Foral. Como consecuencia del accidente, el sentido Jaca de la Autovía del Pirineo (A-21) ha estado cortado en este punto durante dos horas y media, siendo desviada la circulación a la altura de Izco por la carretera NA-2420 (Torres de Elorz-Yesa).