Donostia. Los maleteros desbordados de hongos tienen los días contados en los parques naturales de Gipuzkoa. Desde esta semana, la Norma Foral de Montes establece que se podrán coger un máximo de cinco kilos de setas por persona y día en esas zonas. En caso de que los guardas detecten a alguien que ha superado esa cantidad, impondrán una multa cercana a los 300 euros, dado que se considerará una infracción de carácter leve.

La aplicación de esta medida pretende regular la recolecta de estas especies, toda vez que en los últimos años se ha disparado el número de personas que recorre las zonas montañosas en busca de este apreciado manjar. Los enclaves en los que, desde ahora, entra en vigor esta medida son los parques de Aralar, Aiako Harria, Pagoeta y Aizkorri-Aratz.

El portavoz de la Diputación de Gipuzkoa, Eneko Goia, argumentó que esta iniciativa tiene como objetivo evitar daños en este manto vegetal debido a la elevada afluencia de personas recolectoras, así como preservar en los bosques este bien.

En el caso de los propietarios de terrenos situados en las zonas protegidas, la Diputación extenderá una autorización que les permitirá superar las cifras máximas establecidas.

El director de la sección de Micología de la Academia de Ciencias Aranzadi, Pedro Arrillaga, destacó que esta nueva normativa puede resultar beneficiosa porque se ha demostrado que si se deja coger hongos "al libre albedrío, se abusa".

Este experto micólogo expresa que "cualquier elemento de la naturaleza con un precio en el mercado, al final, se convierte en un objeto codiciado y desaparece".

Arrillaga recalca que, además de cogerse excesivas cantidades, "el problema es también el pisoteo". "Se corre la voz, y casi todo el mundo va a los mismos lugares y se daña el micelio -esporas que, si germinan, crean nuevos hongos-. A pesar de esta situación, Arrillaga matiza que "la recolecta en los parques naturales es menor que en otras zonas".

El responsable de Micología de Aranzadi sí hace hincapié, por ejemplo, en el escaso tamaño de las xixas de primavera recogidas por algunas personas, lo que obstaculiza la reproducción de esta especie. "Es una barbaridad. La xixa puede llegar a tener un diámetro entre diez y doce centímetros y se cogen con menos de la mitad", describe Arrillaga.

Además, este experto denuncia que, en general, "se ve un retroceso general en la cantidad de hongos, quizá, por el cambio climático, la polución, la deforestación y la presión del hombre".