Desde que la cafetería gallega Xesteira aireó públicamente su recién estrenada iniciativa, el Club de Fumadores de Ourense, a más de un hostelero se le ha pasado por la cabeza plagiar la idea. Bien lo saben en la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa, donde ya han recibido alguna consulta al respecto durante las reuniones que están manteniendo con los asociados para valorar la Ley Antitabaco estatal que entró en vigor el 2 de enero. "Pero no todo el mundo puede hacerlo", advierte Kino Martínez, secretario de la asociación.

No es oro todo lo que reluce, aunque los 800 socios con los que cuenta el club gallego lleven a pensar lo contrario. La Ley Antitabaco estatal -la única vigente en el País Vasco, por el momento, hasta que se apruebe la autonómica prevista para febrero- exime de cumplir la normativa a los clubes de fumadores privados. Pero, ¿qué se entiende por esta denominación?

"Deberá tratarse de una entidad con personalidad jurídica, carecer de ánimo de lucro y no incluir entre sus actividades u objeto social la comercialización o compraventa de cualesquiera bienes o productos consumibles. En ningún caso se permitirá la entrada a menores de edad en los clubes privados de fumadores", describe la ley.

En definitiva, un bar no puede constituirse como un club de fumadores. Sin embargo, la picaresca permite, como en el caso gallego, que la sede social del club pueda ubicarse en los aledaños del restaurante o bar. De esta forma, cuando los socios llevan al club las bebidas de fuera, como obliga la ley, en realidad las adquieren en el propio bar. Esta es la filosofía que aplican en Ourense. Sin embargo, ¿es posible hacerlo aquí?

Todavía no está claro. Por eso, el gabinete jurídico de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa está analizando cómo se podría llevar a cabo, a raíz de los propuestas que han hecho varios socios. Pero parece muy difícil y, en todo caso, de servir como solución a las restricciones que implanta la ley, sólo podría aplicarse en casos muy concretos. Martínez apunta a restaurantes grandes, con espacios separados y diferenciados, situados, probablemente, fuera de la ciudad.

El hecho de que los miembros tengan que ser socios para hacer uso del local no plantea, en principio, mayor problema, puesto que la suscripción podría ser, incluso, gratuita. Sin embargo, el propio club, como sede de una agrupación, debería cumplir otros requisitos municipales que podrían complicar su creación. Por tanto, no está claro que un bar pueda lograr tener su propio club de fumadores, tan en boga en la actualidad.

Irun

La continuidad del Club Pasión Habanos, en estudio

Hasta la entrada en vigor de la ley, apenas aparecen entradas en el Registro de Asociaciones del País Vasco al referirse a este tipo de entidades: Asociación de Amigos de la Pipa del País Vasco, Pipa Club de Bilbao y poco más.

Eso sí, en la comarca de Bidasoa, hasta ahora venía funcionando el Club Pasión Habanos situado, precisamente, en el Café Irun. Ahora, sus responsables están analizando también si cumplen con todos los resquicios de la ley para mantener el club de fumadores en su actual sede.

No está claro, reconocen, y menos aún cuando todavía está por llegar la ley vasca. "Hay cosas que con la nueva ley han podido cambiar, no demasiado, pero de momento no damos información de lo que podemos hacer porque realmente no la tenemos, está todo en estudio con los abogados", señaló a este periódico Aitor Font, gerente del Café Irun.

En principio, parece no haber ningún problema, pero este club, que cuenta más de medio millar de socios, quiere hacer las cosas bien antes de lanzarse a la piscina e, incluso, poder convertirse en un referente para otros locales, como está ocurriendo en Ourense con la cafetería Xesteira.