La marea más baja del año descubrió ayer un paisaje normalmente oculto de la costa guipuzcoana. Piedras, rocas y todo un mundo marino quedó a la vista de los centenares de curiosos que se acercaron a observar y a fotografiar la estampa en la Bahía de La Concha y en otros litorales del territorio. Y es que, ayer, el mar protagonizó sus máximas anuales de bajamar y pleamar propias de este mes, y también de marzo, causadas por el fenómeno natural de las mareas vivas.
A mediodía, la parte de la playa de Ondarreta más próxima al Peine del Viento quedó literalmente poblada de piedras, rocas y musgo. Muchos aprovecharon la ocasión para conocer la biodiversidad que emergía a causa de la bajamar. "Es maravilloso poder observar toda la vida que hay bajo el agua", afirmaba Pilar Gil, una donostiarra que agachada entre piedras inspeccionaba moluscos y plantas marinas.
Otros, sin embargo, paseaban por la arena intentando sortear los obstáculos que encontraban a su paso. "Es normal que aparezcan pedruscos con la marea baja pero esto es excesivo, está todo repleto", se quejaba Adela, vecina de Donostia. "Para poder bañarme tendría que acercarme hasta el Pico del Loro o pasar a La Concha", añadía.
Antes de que la pleamar cubriera la playa por completo hasta llegar casi sobrepasar el muro, los más curiosos retrataron el paisaje desnudo del litoral. Entre otras cosas, destacaba el pasadizo que, una vez, pretendió unir la isla de Santa Clara con la ciudad. "Es mejor que el recorrido esté interrumpido porque es la única manera de que se conserve lo natural", aseguraba el catalán Antoni, mientras disfrutaba del oleaje en el extremo derruido del camino.
Tierra, luna y sol
Un fenómeno astronómico
Las mareas vivas son un acontecimiento astronómico que tienen lugar en dos momentos del ciclo anual. Las fechas coinciden con las lunas nueva o llena "más cercanas a los equinoccios de primavera (marzo) y otoño (septiembre), situación en la cual el efecto solar es máximo", explica Manuel González, oceanógrafo del Centro tecnológico de Investigación Marina y Alimentaria (AZTI-Tecnalia).
El fenómeno sucede cuando el Sol, la Luna y la Tierra "se encuentran situados, aproximadamente, en línea recta, y la fuerza de atracción de los dos primeros se coloca sobre la superficie líquida de los mares, lo que aumenta su nivel", afirma González.
Desde Kutxaespacio aseguran que cuando "la hidrosfera, la amplia masa de agua, es atraída por la fuerza de gravedad lunar, el ciclo de la marea es alta". La mar, por tanto, funciona como un elemento compacto y "al tirar de ella, la masa de agua deja sin cubrir algún otro lugar, lo que nos da la marea baja".
La pleamar, por la tarde, supuso un aumento del nivel del mar de 4,4 metros. Esta variación se deduce a través de lo que los científicos denominan "coeficiente de marea". "Se calculan casi 70 parámetros diferentes que dan como resultado un número. El máximo es 118 (equivalente a una subida de casi cinco metros) y este año hemos llegado al 115", especifica la entidad.
Hoy y mañana este índice de marea seguirá siendo alto. "También será el día después (23) de la luna llena de septiembre", advierten los expertos.