Dolor crónico: colaboración interna e integración del paciente, claves para su abordaje
Grupo Noticias organiza un encuentro con motivo del Día Mundial contra el Dolor en el que expertos del área sanitaria reflexionan acerca de los retos que enfrenta esta enfermedad en Euskadi, las acciones que se están llevando a cabo, los recursos que hacen falta, así como el empoderamiento de los pacientes
Dolor crónico: colaboración interna e integración del paciente, claves para su abordajePankra Nieto
Todos hemos sentido dolor alguna vez a lo largo de nuestra vida; una sensación desagradable que es capaz de aniquilar el resto de percepciones o voluntades. Sin embargo, una vez recuperados, podemos olvidarlo y seguir con nuestra actividad cotidiana. ¿Qué pasa cuando no es así? ¿Qué ocurre cuando ese dolor es permanente, no mejora —o lo hace muy levemente— y se prolonga durante meses e incluso años?
La Organización Mundial de la Salud reconoce el dolor crónico como una enfermedad en sí misma y no solo como un síntoma. De su magnitud, de los retos que presenta hoy el abordaje de esta dolencia multidimensional en Euskadi y de acciones concretas se habló en profundidad en el Encuentro con motivo delDía Mundial contra el Dolor organizado por Grupo Noticias.
Durante la mesa redonda ‘Dolor y calidad de vida’ tres expertos del ámbito sanitario coincidieron en señalar que se está avanzando en la integración del dolor en las estrategias sanitarias regionales pero queda mucho camino por recorrer. “Hay un documento extenso que se llama el Pacto Vasco de la Salud, que dedica uno de sus capítulos más importantes a hablar de la cronicidad de las patologías y de los pacientes crónicos y ahí tenemos un guión estupendo para mejorar la coordinación, la integración y la colaboración entre distintas instituciones y niveles asistenciales”, expuso Enrique Bárez, director de la Organización Sanitaria Integrada Araba. No obstante, el presidente de la Sociedad Norte del Dolor, Fernando Torre, apuntilló: “Todavía queda mucho trabajo por hacer, falta coordinación entre atención primaria y hospitalaria, e incluso dentro de los mismos hospitales”.
Los tiempos de espera o el acceso a pruebas, tratamientos o unidades del dolor es otro factor importante en la esfera de la cronicidad y el dolor. Para Bárez es imprescindible que cada servicio, unidad o nivel asistencial establezca su propio plan estratégico en cuestión de dolor crónico y lograr así una coordinación entre todos para que el “resultado sea el adecuado”.
No obstante, en este trabajo conjunto entra la necesidad de contar con más medios, tal como reivindicó Torre: “El paciente crónico es un paciente complejo en el que el dolor deja de ser un síntoma para ser la enfermedad. El paciente utiliza muchísimos recursos sanitarios y se necesitan más medios, más profesionales formados en las unidades de dolor, la incorporación de psicólogos y de fisioterapeutas en esas unidades para tener una visión integral del paciente con dolor”.
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"El paciente con dolor crónico es un paciente complejo"
La importancia de la atención primaria
En ese sentido, Igor Zabala, responsable del servicio de integración asistencial y cronicidad de Osakidetza, defendió que la atención primaria es una área clave en los procesos crónicos: “Se está trabajando para tener psicólogos y fisioterapeutas en atención primaria, para que parte de su tarea sea ayudar o acompañar a estos pacientes con dolor crónico”. Otro de los logros conseguidos en esta coordinación necesaria entre unidades ha sido la historia clínica unificada, “un antes y un después en el tratamiento de los pacientes ya que cualquier profesional, ya sea de primaria, de hospitalaria… puede trabajar sobre el mismo formato y los mismos datos, de forma simultánea”, explicó Bárez. “Eso nos ha permitido establecer estas líneas de comunicación para abordar el dolor de una manera mucho más integrada”, afirmaba el responsable de la OSI Araba.
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"La historia clínica unificada fue un antes y un después en la atención del paciente"
Asimismo, los tres expertos subrayaron que una buena gestión de los pacientes desde atención primaria puede ayudar a disminuir los tiempos de espera en las unidades de dolor. “A veces piensas que atención primaria y hospitalaria no van a entenderse, pero cuando les pones a trabajar sobre un objetivo común, mayormente el entendimiento es altísimo”, afirmó el responsable de cronicidad. “Hay que tener en cuenta la individualidad de cada sujeto. Hay una parte que puedes hacer genérica, en aras a la equidad, en todo el sistema sanitario vasco, pero los equipos asistenciales tienen que trabajar puntualmente lo que esa o ese paciente necesita ex profeso”, añadió Zabala.
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"Va a haber psicólogos en primaria para acompañar a estos pacientes con dolor crónico"
La integración de los pacientes
Pese a los avances en la historia clínica o la coordinación entre las diferentes unidades, esos esfuerzos no siempre son bien percibidos por los pacientes. “La vivencia que tiene el paciente es que no se le está haciendo un tratamiento adecuado porque sigue con dolor, muchos están con una baja laboral y quizás se les confunde yendo de un sitio a otro —médico, prueba, especialista…—pero esto es algo que queda por ir trabajando y mejorando”, expresó Fernando Torre, de la Sociedad Norte del Dolor.
Sin embargo, para los representantes de Osakidetza es necesario ampliar la mirada y no solo centrarse en el sistema sanitario. “El dolor está en casa de los ciudadanos, que habitualmente conviven con personas que son necesarias en el cuidado de los pacientes”, explicó Enrique Bárez. “Nosotros somos la tercera pata de este equilibrio, y cuando una de esas tres patas falla tenemos un trastorno de expectativas y de resultados. No solo estamos hablando de niveles asistenciales, sino de educación sanitaria de la población, de la formación de cuidadores y de ámbitos de colaboración en el entorno comunitario”.
Por su parte Igor Zabala aseguró que la primaria tiene mucho que hacer, aparte de actuaciones de diagnóstico, tratamientos, derivaciones… y es salir a la comunidad. “Hay un conjunto de profesiones (enfermeras comunitarias, psicólogos, fisioterapeutas) que están entrando en atención primaria y que su función va a ser salir a la sociedad, porque es ahí donde también es necesario trabajar para evitar que se complejice el dolor crónico”.
El ejemplo se puso encima de la mesa; normalmente una artrosis de rodilla suele ir asociada a una obesidad, por ello, si existe una educación previa hacia la salud, hacia el ejercicio físico, la nutrición… se puede evitar un 20 o 30% de las prótesis y su pertinente dolor.
Ejemplos como este o, incluso, talleres prácticos con profesionales titulados en deporte que se están poniendo en marcha en algunas OSIS, como en Araba, demuestran que cuando un paciente participa activamente en su curación tiene más posibilidades de mejorar que la persona que tiene un afrontamiento pasivo de su situación. Por ello, el Pacto Vasco de la Salud en el que se está trabajamdo supone un “salto” en el sistema porque pone a las personas en el centro. “Hay que abrir esas puertas a pacientes, familias y ciudadanía porque tienen mucho que decir”, remarcaba Zabala.
La voz del paciente
Aunque no pudo asistir al encuentro del Día Mundial contra el Dolor, Pedro Carrascal, director general de la POP, sí quiso hacer llegar la voz de los pacientes a través de un vídeo. En él, destacó la necesidad de adoptar un enfoque integral y centrado en la persona para abordar el dolor crónico. “Detrás de cada cifra hay una persona, una familia, un proyecto de vida condicionado por el dolor”, afirmó.
El dolor crónico no solo limita la vida cotidiana y laboral sino que también impacta en la salud emocional de pacientes y cuidadores. Carrascal subrayó que la respuesta no puede ser únicamente médica: “Necesitamos coordinación entre niveles asistenciales, formación profesional y apoyo a pacientes y cuidadores”. Para el portavoz de los pacientes, Euskadi avanza con iniciativas como el Plan de Salud 2030 y la unidad de afrontamiento activo del dolor, que combina tratamiento clínico y estrategias emocionales. Sin embargo, Carrascal insistió en la necesidad de situar a la persona en el centro de la atención y entender el dolor crónico como una prioridad en la agenda sanitaria de Euskadi.
Sin duda, los tres expertos coincidieron en la necesidad de dar visibilidad a los pacientes e integrar escenarios en los que ellos se vean. “Los pacientes que han recibido un tratamiento cognitivo tienen muchísima más satisfacción que los que no. Por ello hablamos de que el dolor tiene que ser algo integral; una educación, unos hábitos saludables y saber que si tienes un problema unos profesionales del sistema sanitario te van ayudar para aliviar ese dolor”, concluía Fernando Torre. “Queda otro reto, que es extender esas buenas prácticas que se dan en iniciativas singulares; es un reto que el sistema tiene que asumir”, cerró la mesa de expertos, Igor Zabala.