Juan Quintana, director de la Fundación Grünenthal, advierte que el dolor crónico suele ser ocultado por los propios pacientes debido al estigma social: quienes lo padecen a menudo son percibidos como “quejicas” o poco comprometidos en el trabajo. Según Quintana, esto evidencia la necesidad de concienciar a las empresas sobre la realidad del dolor crónico y su carácter inhabilitante para muchas personas, fomentando un entorno laboral más comprensivo y adaptado.
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