La cantidad de agua que necesitamos al día ha sido tema de debate durante años, y el famoso consejo de beber dos litros de agua, o aproximadamente ocho vasos diarios, ha sido una recomendación ampliamente aceptada.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista científica Science cuestiona esta recomendación general y sugiere que las necesidades de agua pueden ser menores para la mayoría de las personas.
La investigación, liderada por Dale Schoeller, profesor emérito de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Wisconsin-Madison, ha analizado a más de 5.600 personas de entre 0 y 96 años en 23 países, revelando que la hidratación depende de una variedad de factores.
Este estudio señala que dos litros al día pueden ser una recomendación excesiva para muchas personas, ya que la cantidad de agua que el cuerpo necesita varía significativamente según ciertas condiciones físicas, ambientales y genéticas.
Factores como el clima, el nivel de actividad física y la dieta son determinantes. Además, se debe considerar que aproximadamente el 50% del agua que necesitamos proviene de los alimentos, especialmente si nuestra dieta es equilibrada y rica en frutas, verduras, pescados y carbohidratos como pasta y arroz.
Así, una dieta basada en estos alimentos puede suplir buena parte de la cantidad de agua que requiere nuestro cuerpo.
Para una persona con actividad física moderada y sin patologías crónicas, los investigadores sugieren que una ingesta diaria de entre 1,5 y 1,8 litros es suficiente para mantenerse hidratado. Sin embargo, existen algunos grupos que necesitan una mayor cantidad de agua.
¿Quién necesita más agua?
Los recién nacidos, por ejemplo, requieren proporcionalmente más agua que los adultos debido a su rápida tasa de crecimiento y metabolismo.
Además, los deportistas con actividad física intensa y las mujeres embarazadas tienen mayores necesidades de hidratación para compensar las pérdidas de agua y las demandas del organismo.
La investigación también destaca que la necesidad de agua varía entre hombres y mujeres, con una diferencia promedio de alrededor de medio litro.
Por ejemplo, un hombre de 20 años, con un peso de 70 kilos, una actividad física moderada y que vive en un lugar con un 50% de humedad relativa, perdería aproximadamente 3,2 litros de agua al día. Por el contrario, una mujer en las mismas condiciones perdería alrededor de 2,7 litros. Esta diferencia se debe a factores como la masa muscular, el metabolismo y la composición corporal, que influyen en la pérdida y retención de agua.
Importancia de la humedad
Además, el ambiente tiene un papel clave en las necesidades de hidratación. Si la humedad ambiental aumenta en un 50%, el estudio muestra que las necesidades de agua aumentan en aproximadamente 0,3 litros. Asimismo, si el gasto energético se duplica, la cantidad de agua que el cuerpo requiere aumenta en un litro más.
Estos datos indican que no existe una recomendación universal para la ingesta de agua, ya que cada persona necesita ajustarla según factores como el clima, el nivel de actividad física y la dieta.
La dieta, un factor determinante
Es importante recordar que la hidratación no depende únicamente del agua que bebemos. Alimentos como frutas y verduras tienen un alto contenido de agua que contribuye a la hidratación diaria.
Frutas como la sandía, el melón, la naranja y las verduras de hoja verde son especialmente ricas en agua.
Así, quienes consumen una dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, pescados y carbohidratos, pueden cubrir una parte significativa de sus necesidades de hidratación con la comida.
En resumen, el estudio publicado en Science nos invita a reconsiderar la famosa recomendación de los dos litros de agua al día y nos recuerda que las necesidades de hidratación son individuales y variables.
En lugar de seguir una medida general, es más efectivo prestar atención a nuestro propio cuerpo, nuestro estilo de vida, el clima en el que vivimos y nuestra dieta.
Mantenerse bien hidratado es esencial para el funcionamiento del organismo, pero la forma de lograrlo puede variar significativamente entre personas.
Para una hidratación adecuada, basta con beber agua cuando tengamos sed y optar por una dieta rica en alimentos con alto contenido de agua, siempre adaptando nuestras necesidades al entorno y actividad física.