En el extremo más oriental de la sierra de Cantabria, en la vertiente alavesa de la sierra de Codés, el paisaje baja de la montaña en busca del río Ebro. Aquí se encuentra la muga entre Álava, Navarra y La Rioja, zona fértil y frontera durante siglos en los que los reinos y los diversos señores se miraban y se enfrentaban en numerosos hechos de armas, se comerciaba y se peregrinaba hacia la tumba del apóstol Santiago.
Como memoria de estos tiempos y de los que vieron después quedan los pueblos que se construyeron aprovechando los ríos y arroyos que regaban estas tierras y que también descendían de los montes regando prados y campos mientras daban de beber a los vecinos y a su ganado.
Desde lo alto
Quizá la localidad más alta de la comarca sea la villa de Labraza, así lo parece a medida que el visitante se va acercando. Recortado contra el cielo en lo alto de un cerro, es el ejemplo de un lugar fronterizo que ha tenido que encarar numerosas escaramuzas, desde que recibió su fuero de manos del rey de Navarra a finales del siglo XII hasta que Castilla lo conquistó a mediados del siglo XV.
Ahora es la carretera la que lo rodea, pero su núcleo central sigue perimetrado en parte por una gruesa muralla que todavía conserva alguna de sus torres y cuyo acceso sur, la puerta de la Concepción, es un recordatorio de que antes no resultaba tan sencillo como ahora entrar. La carretera que llega desde Moreda Araba entra directamente al parking junto a la iglesia de San Miguel, en lo más alto de la villa. Su aspecto de fortaleza sigue imponiendo.
Antes de seguir ruta, merece la pena visitar el monumento que recuerda el fuero de Labraza concedido por Sancho VII de Navarra y la Fuente Mora.
La siguiente parada es Barriobusto/Gorrebusto, un antiguo barrio de Labraza del que se independizó en el siglo XIX para ahora ser parte del municipio de Oion.
Enclavado en el estrecho valle del río Buenpajera, su casco histórico, articulado alrededor de la iglesia de San Millán, asciende por las laderas de las dos crestas que bordean el río. Conserva todas las señas de su pasado medieval y agrícola. Aquí se empiezan a ver ya los campos de vides y olivares que caracterizan a esta comarca. De hecho, cuenta con un museo de la aceituna que narra la historia de este producto que muchas veces queda ensombrecido por la fama de la uva y su vino.
El viaje sigue hasta entrar en Yécora/Iecora, entre las sierras de Codés y de Toloño, y sobre una planicie que permite una agricultura en la que predomina la viña y el cereal, tercer producto importante de la comarca. Aunque es una villa destacada desde el siglo XVII, ahora ha visto resurgir su nombre por ser el lugar donde nació el grupo musical ETS, En Tol Sarmiento, y del que se siente orgulloso. Una escultura-placa en su honor se colocó en las proximidades de la residencia y el club de jubilados.
Dos templos marcan el patrimonio religioso de Iekora, la impresionante iglesia de San Juan Bautista y la ermita de Santa María de Bercijana. La primera está construida, en el centro de la villa, con un estilo que transita entre el gótico y el renacimiento. En su exterior llaman poderosamente la atención su alta y cuadrada torre de siglo XIV y la portada renacentista. Por su parte, la ermita se alza fuera del pueblo, más allá del cementerio, y que fue restaurada por iniciativa popular convirtiéndose en un espacio arbolado destino habitual de los paseantes.
Pero son las dos fuentes, la Vieja y la Nueva, las que desde su discreta ubicación muestran la profunda relación con el agua de sus vecinos. Son dos instalaciones que recogen y encauzan el agua para convertirse en lavaderos, puntos que siempre han tenido una gran importancia social. Perfectamente conservados y explicados, es necesario darles una buena visita.
Esta parte del recorrido paralelo a la sierra termina en Viñaspre/Binasperi. Desde la carretera, a medida que se acerca el visitante, se disfruta de una panorámica del pueblo en el que destaca la iglesia de la Asunción, solida y maciza en el centro, y todo el pueblo rodeado de cultivos de vides y la sierra de Codés que las protege del viento y las lluvias cantábricas, suavizando el clima local.
Una vez más, las casas de piedra protagonizan un sencillo callejero que revela que la agricultura sigue dando personalidad al lugar. Pero también se han construido viviendas nuevas que revelan que sus vecinos siguen apostando por su pueblo.
Hacia el Ebro
Lanciego/Lantziego marca el cambio de dirección, abandonando las laderas más empinadas y dirigiendo las miradas hacia la llanada que lleva hacia el Ebro. Una vez más, los olivos y las vides se adueñan de paisaje, casi una constante en toda la ruta.
Aunque el tiempo y el rendimiento económico han inclinado la balanza en favor del vino, el aceite sigue formando parte de la economía y de la historia local, lo que queda claro con una visita a uno de los últimos y más antiguos trujales de la Rioja Alavesa, donde se muestra todo el proceso de la aceituna y el aceite.
Camino del centro de Lantziego, a la altura del parque conocido como el Huerto de Fraile, se puede visitar el conjunto formado por una fuente, un abrevadero y un lavadero, muy similares a los vistos en Iekora. El paseo lleva también por la casa de nacimiento del músico Sebastián Iradier, compositor prolífico de canciones durante el siglo XIX y que alcanzó gran fama en España, Francia y América. Una escultura le homenajea en la plaza de la iglesia del pueblo.
Por su parte, la iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, un templo del siglo XVI, sigue la estela de otras similares de la comarca, con unos sólidos muros y una potente torre que se impone al resto de las edificaciones. Aunque es el palacio de la Marquesa de Armendáriz, ahora sede del Ayuntamiento, el que le hace competencia en cuanto a importancia patrimonial. La ermita de Santa María del Campo es el tercer edifico en disputa, que en otros tiempos estuvo en las afueras, pero el crecimiento urbano ya la ha incorporado al casco urbano.
Viñedos y olivares, y también campos de cereal, se suceden en dirección sur hasta llegar a Laserna, un barrio adscrito al municipio de Laguardia y que se alza entre la orilla del gran río Ebro y el cerro de la Mesa. Este altozano resulta un interesante mirador desde el que disfrutar de una vista privilegiada de los campos y las bodegas de la Rioja Alavesa.
Las ruinas del puente de Mantible, supuestamente romano y en la actualidad en proceso de consolidación tras las últimas avenidas fluviales, dan la bienvenida al visitantes. Y la antigua ermita de las Casetas mantiene su función espiritual, pero comparte edificio con la oficina de correos.
Vuelta a la montaña
Oion es el siguiente hito de una ruta que se aleja del Ebro que marca la muga con La Rioja y vuelve a buscar la montaña que separa esta comarca de Navarra. Lo que ahora se conoce como Rioja Alavesa, en la Edad Media era la sonsierra de Navarra y en el siglo XV fue conquistada por el reino de Castilla.
Su importancia como punto de paso del Camino de Santiago y de diferentes rutas comerciales han mantenido Oion como una villa abierta, con sólidos edificios solariegos de renombradas familias, que llegó a hacer sombra a Laguardia como cabecera de comarca y de la que se independizó en el siglo XVII.
Recorrer sus calles y plazas permite disfrutar de hermosas casas señoriales, con escudos en sus fachadas, y entre las que destacan la del Marqués del Puerto y la del Conde de Bureta. Pero el mayor ejemplo de la importancia, influencia y riqueza que adquirió Oion es la iglesia parroquial de la Asunción, de la que resalta su portada de estilo gótico renacentista de los siglos XV y XVI, y la característica figura de su torre, que ha sido bautizada como El Giraldón.
Acaba este viaje en Moreda de Álava/Moreda Araba, villa fronteriza con Navarra y que enfrente tiene a Viana.
Esta villa, como todas la visitadas hasta ahora cuenta con un rico patrimonio arquitectónico en lo que se refiere a arquitectura tradicional, casas de piedra con escudos en sus fachadas y portadas con arcos de medio punto y galerías con solanas. A ello se une que como núcleo fronterizo que fue entre los reinos castellano y navarro, contó con perímetro amurallado.
La iglesia de Santa María merece especial mención. Fue erigida en dos fases: en el siglo XVI y entre los siglos XVII y XVIII. En su interior, destacan un retablo barroco y unas preciosas pinturas que adornan sus muros y bóvedas.