No es casualidad que el otoño sea una de las estaciones preferidas por pintores y artistas para buscar la inspiración y crear obras con la naturaleza como protagonista. Los bosques se llenan de tonalidades vibrantes, desde marrones y verdes de distinta intensidad, hasta vistosos amarillos ocres y rojizos. 

Mientras que los árboles de hoja perenne –pinos, abetos, encinas...– mantienen su aspecto similar a lo largo de todo el año, los de hoja caduca –hayas, abedules...– necesitan una adaptación para prepararse para el invierno. La disminución de las temperaturas y el acortamiento de los días influyen en su aspecto: sus hojas se tornan primero amarillas, después rojizas y finalmente se caen; este proceso natural se llama senescencia.

Panorámica de la Selva de Irati, en Navarra. Patxi Cascante

Pero más allá de la teoría, planear una escapada a cualquiera de los bosques que se encuentran en Euskal Herria es una de las mejores opciones para contemplar este cambio que ofrece la naturaleza.

Hayas y abetos en Irati

Arrancamos esta pequeña guía por el bosque más famoso y popular de Navarra: la Selva de Irati. Se trata uno de los hayedos-abetales más grandes y mejor conservados de Europa y despierta un gran interés entre el público. Los fines de semana y días festivos de otoño, cuando está en su máximo esplendor, es necesario armarse de paciencia porque se suelen formar grandes atascos en las carreteras de acceso, tanto desde Orbaizeta como desde Otsagabia, pero una vez allí el escenario merece la pena.

Varias personas paseando por Irati. Javier Bergasa

Desde Orbaizeta, se accede al punto de información de Arrazola (hay que pagar tasa de mantenimiento), que cuenta con servicio de guardas, parking y merendero, y desde allí parten los senderos Anbulolatz y Azalegi-Ermita de San Esteban. Además, a 5 kilómetros de Orbaizeta se encuentran los restos de su antigua Fábrica de Armas, otro enclave muy recomendable para visitar.

Cascada del Cubo, una ruta muy popular en Irati. Patxi Cascante

Por otro lado, desde Otsagabia, el Centro de acogida Casas de Irati (también hay que pagar tasa de mantenimiento) cuenta con un punto de información, servicio de guardas, parking, merendero, bar-restaurante y servicio de alquiler de bicicletas, y desde allí se puede acceder a distintos senderos balizados como la Cascada del Cubo, el Bosque de Zabaleta,el Camino Viejo a Irati y Muskilda, el Paseo de los sentidos​o la Vuelta al Embalse de Irabia.

Los bosques de Irati son un espectáculo en otoño. Patxi Cascante

Además, a 3,5 km de Otsagabia se llega a la localidad de Izalzu (aquí el aparcamiento es gratuito), desde donde parte la Ruta de Gartxot, un sendero basado en una leyenda popular.

Sendero circular en Artikutza

Continuamos la ruta por un bosque curioso por su ubicación, ya que está enclavado en tierras navarras pero desde 1919 pertenece al Ayuntamiento de Donostia. Hablamos de Artikutza.

Hay distintos senderos para descubrir este paraje, y en esta ocasión partimos desde Oiartzun para llegar a la portería de Artikutza (Eskas). El acceso a pie es libre, y se puede dejar el coche en el aparcamiento de la portería –si se quiere continuar con vehículo a motor hasta el barrio de Artikutza, 6 km más adelante, hace falta un permiso especial–.

El bosque de Artikutza. Redaccion DNG

Una vez allí se coge la ruta del Barrio de Artikutza, un sendero circular que permitirá descubrir un bonito bosque compuesto por hayas, robles, tejos, castaños y pinos, que en otoño muestra su mejor versión. Pero aún hay más, porque en la ruta hay distintos puntos de interés como algunos crómlechs de la Edad del Hierro, riachuelos que serpentean buscando su camino, una pequeña central hidroeléctrica que nos habla del pasado de esta zona y, por supuesto, la bonita ermita de San Agustín.

Quien quiera descubrir otros lugares de este bosque también puede acceder en coche por una pista desde Goizueta, previa solicitud de permiso, y acceder hasta Labeta.

Ermita de San Agustin. Ainara Garcia

Arte y naturaleza en el bosque de Oma

Opciones también hay muchas en Bizkaia: el bosque de Otzarreta, el hayedo de Upo, el hayedo de Balgerri... pero esta vez escogemos el Bosque de Oma, un lugar donde arte y naturaleza se funden creando un espacio único.

Juegos visuales en el bosque de Oma. Jose Mari Martinez

Ubicado en la localidad de Kortezubi, se trata de una de las obras más conocidas del artista vasco Agustín Ibarrola en la que el paisaje se emplea como marco y soporte para el artista. Así, formas geométricas, siluetas y partes del cuerpo de personas y animales están dibujadas sobre varios troncos permitiendo a los visitantes jugar y formar parte de la obra. Se trata de buscar ángulos concretos para apreciar mejor los juegos de perspectivas y moverse entre los troncos de los pinos adivinando cuál es la mejor posición para ver el conjunto, aunque hay que decir, para los más despistados, que unas pequeñas placas en el suelo dan pistas sobre la dirección en que conviene mirar.

Para visitarlo, se puede optar por la visita libre o realizar una visita guiada, pero en ambos casos es necesaria la reserva previa de entrada y validarla en el punto de atención de las cuevas de Santimamiñe.

El bosque de Oma se puede descubrir con visitas libres o guiadas, pero siempre con reserva. Oskar González

Bosques y leyendas en Gorbeia

Continuamos por otro paraje que comparten dos territorios, el Parque Natural de Gorbeia, punto de referencia tanto en Álava como en Bizkaia. Aunque su cumbre, a 1.482 metros de altitud, donde se encuentra su famosa Cruz del Gorbeia es uno de los lugares más buscados y fotografiados por los montañeros, en esta ocasión nos quedamos con sus bosques de hayedos y robledales, que en otoño adquieren un color único.

Cumbre del monte Arrola. Gorbeia Euskadi

Una vez más, la amplia variedad de rutas de senderismo nos hacen planificar bien la salida – todas las rutas de Gorbeia están en Wikiloc en rutas promocionadas Gorbeia-Euskadi–, y en este caso, partiendo de la idea de que estamos en otoño y quienes salen a disfrutar del aire libre buscan paisajes de postal con bonitos contrastes de color, nuestra recomendación es el hayedo de Izartza, en las faldas del monte Arrola, ruta que parte desde Orozko.

Antes de ponernos en marcha, no está de más saber que se trata de un hayedo trasmocho, que se caracteriza por sus formas peculiares y ramas verticales, resultado de esta antigua forma de explotación, ya abandonada, con la que se podaban las ramas que servían de materia prima para la realización de carbón vegetal para nutrir las ferrerías del valle. Tras la extracción de las ramas, se fabricaban carboneras en pleno monte, donde se quemaba la madera para fabricar el carbón.

El hayedo trasmocho de Izartza. Gorbeia Euskadi

Los excursionistas más observadores descubrirán entre las hayas algunas plataformas de piedra donde se construían las carboneras y carretiles por donde se transportaba el carbón.

Una vez andado el hayedo de Izartza existe la posibilidad de seguir el camino hasta llegar a la ermita de Santa Marina. Se extiende sobre la despejada cumbre del monte Arrola (668 m.) y se convierte en un mirador natural sobre el valle de Orozko y el Parque Natural de Gorbeia.

Y para los más curiosos, un extra, y es que la propia cumbre del Arrola cuenta con su leyenda. Esta asegura que los gentiles jugaban a pelota con grandes piedras redondas colocándose unos en el monte Untzueta, al otro lado del valle, y otros en el Arrola. Algunas de estas bolas, perdidas en el juego, se localizan en el barranco Urdiola, que desciende desde la cumbre de Untzueta hacia Orozko.

Así, entre leyendas antiguas y bosques impresionantes donde ver caer las hojas y escuchar su crujir bajo los pies, no nos queda ninguna duda de que el otoño es una estación para vivir la naturaleza.