Oihana Kortazar ha vuelto a inscribir su nombre en la historia del montañismo al establecer un nuevo récord femenino en el ascenso-descenso al Monte Perdido, completando los 48 kilómetros y 2.500 metros de desnivel positivo en 5 horas y 43 minutos el pasado 25 de julio.

La atleta de Elgeta afrontó un recorrido tan exigente como espectacular, marcado por la belleza del entorno pero también por varios imprevistos que no le impidieron culminar con éxito un reto que suma a sus plusmarcas en el Teide y el Aneto. “El recorrido es precioso, exigente y duro, pero muy bonito”, señaló tras su llegada, aún con el cansancio del esfuerzo y la satisfacción de haber superado una de las rutas más emblemáticas del trail.

La deportista arrancó el desafío desde el cuartel de la Guardia Civil de Torla, con apenas una subida previa realizada en la zona y un conocimiento limitado del terreno. Ese factor le costó equivocarse en varios puntos del trazado, acumulando alrededor de diez minutos de pérdida y mayor desnivel del previsto en el recorrido clásico. Aun así, consiguió mantener el ritmo competitivo que le permitió detener el cronómetro con una marca sobresaliente, tras un ascenso especialmente duro en su parte final y un descenso técnico en el que sufrió caídas y tropiezos. La presencia y el apoyo de los guardas del refugio de Góriz, Olatz Azpeleta y Joan María Vendrell, este último poseedor del récord entre 2003 y 2004, aportaron un impulso moral determinante en el tramo definitivo.

Dureza y técnica

El registro marcado por Kortazar llega en un contexto de gran dinamismo deportivo en la zona. Pocas semanas después, el 18 de octubre, Dani Izquierdo rebajó el récord masculino hasta las 4 horas y 16 minutos, superando la marca del urretxuarra Aritz Egea que se mantenía desde 2016. Kortazar, por su parte, firmó un ascenso Torla-Monte Perdido de 3 horas y 24 minutos, consolidando su posición entre las figuras más destacadas del trail estatal.

Día Mundial de las Montañas

La confirmación del hito coincide con la celebración del Día Mundial de las Montañas, que cada 11 de diciembre pone en valor la importancia estratégica de los ecosistemas de altura. Este 2025, la jornada centra la atención en los glaciares y en su papel esencial para el suministro de agua, la producción de alimentos y la sostenibilidad de las comunidades que viven en zonas de montaña y en regiones ribereñas. Con el lema “Los glaciares son importantes para el agua, la comida y los medios de vida en las montañas y en las regiones río abajo”, la efeméride subraya la necesidad urgente de proteger estos entornos frente al retroceso acelerado de sus masas heladas.