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Euskal Herria insólita

Toloño: La montaña sagrada

Mandando sobre extensiones de viñedos de Rioja Alavesa, el macizo atestigua desde su nombre un pasado celtibérico asociado a su perfil topográfico o, incluso, un vínculo con las deidades galas que rozaban las tierras de los várdulos y los berones

Toloño: La montaña sagradaAitor Ventureira San Miguel

En los confines más meridionales de Euskal Herria, una bella montaña se deja acariciar por la magia telúrica del río Ebro. Sobre los viñedos de la Rioja Alavesa, guarda el secreto de su relación con las ancestrales deidades de las antiguas tribus que moraron a su sombra. Hoy descubriremos los secretos milenarios del pico Toloño.

Aparcamos en el parking del conocido como Parque de San Ginés, ubicado en las afueras de la localidad alavesa de Bastida, donde se levanta la ermita homónima. Tomamos una pista de tierra, que sale de la parte izquierda del propio estacionamiento, para caminar por ella unos metros y llegar a un cruce. En él, continuamos hacia la derecha, para seguir el sendero que pasa junto a un depósito de aguas y alcanza otro desvío, señalizado con cairns de piedra, en el cual optamos por la ruta de la izquierda. Comenzamos la ascensión hacia las paredes de la cumbre de Toloño, por una pista, que rápidamente abandonamos para tomar un sendero. La subida empieza a hacerse más acusada, hasta alcanzar una nueva encrucijada, donde giramos a la derecha. A medida que la pendiente se acentúa, van saliendo atajos a nuestro encuentro, evitando la pista. De esta forma, vamos avanzando hasta que salimos de ella para alcanzar el Humilladero, ya en la zona superior de la montaña.

Desde este Humilladero, seguimos en dirección hacia el Monasterio de Toloño, cuyas ruinas llaman la atención en medio del prado. Este templo, llamado Monasterio de Santa María de Toloño, fue construido por la Orden de San Jerónimo y data de los siglos XIV y XV. Tras su abandono, se hizo cargo del mismo la Hermandad de la Divisa, que lo utilizó hasta el siglo XVIII. En la primera Guerra Carlista, concretamente en el año 1835, un incendio destruyó el monasterio. Podemos ver algún resto del mismo, como los adornos florales de lo que fuera la capilla así como algunas bases corintias de las columnas.

Ficha práctica


  • ACCESO: El Parque de San Ginés se alcanza por una carretera asfaltada,que sale por la zona N. de la localidad de Bastida, perfectamente señalizada.
  • DISTANCIA: 7 kilómetros.
  • DESNIVEL: 600 metros.
  • DIFICULTAD: Media.

Dejamos el monasterio y buscamos una puerta metálica en la pradera por la cual salvar una alambrada. El camino se dirige ahora en busca de las rocas calizas que se elevan frente a nosotros y pasamos un rellano bajo la cumbre, que queda cercana. Realmente, la cota superior de la montaña la componen varias cimas, como son Peñalasdoce, de 1.252 metros de altura, Peña El Castillo, de 1.262, y la de Toloño, que alcanza los 1.271.

Tullon o Tutatis

Estamos en una montaña protagonista de la Euskal Herria insólita, ya que encierra el misterio de su vínculo con una antigua deidad llamada ‘Tulonio’. El nombre de la cumbre ha llevado a los especialistas a vincular la montaña con esta divinidad de origen celta. Tulonio está relacionado con el dios Teutates, o Tutatis, deidad gala que protegía el hogar y la familia; además era un símbolo de fertilidad. En las viejas creencias de nuestros ancestros, los elementos naturales que les rodeaban eran sagrados. Vivían en permanente contacto con ellos y consideraban que los habitaban ciertas energías, fuerzas, o entes sagrados. Ríos, árboles, montes,… eran elementos sacros, en muchas ocasiones unidos a determinados dioses; en el caso de Toloño, la montaña se relacionaría con el dios Tulonio, tal y como decimos. La primera cita de esta deidad, en relación con el territorio alavés, nos la ofrece Ptolomeo, geógrafo alejandrino nacido en el 100 d.C. Menciona el término Tullonium, en referencia a una ciudad várdula ubicada en la Llanada Alavesa, posiblemente la actual Dulantzi, donde se localiza el castro de Henaio.

Existe otra versión sobre la denominación de la montaña de Toloño, afirmando que el nombre derivaría del término celta “Tullon”, que se traduciría como oquedad.

Por tanto, cabe pensar que el monasterio que hemos visitado vino a cristianizar este lugar de culto pagano donde es más que posible se dieran ritos ancestrales. Estamos, por tanto, en una cumbre sagrada para las tribus que poblaban antiguamente esta zona, los várdulos. La cordillera marcaría la frontera entre esta tribu, que se ubicó en lo que hoy es Gipuzkoa, y la zona oriental de Araba, con los berones, tribu celta que habitaba en zonas de las actuales Burgos, La Rioja, Araba y Nafarroa.

Más allá del vínculo de la montaña con el dios celta, el nombre de la sierra en la que se levanta Toloño está lleno de controversia incluso actualmente. La forma más conocida de nombrarla es como Sierra de Cantabria, una cadena montañosa que va desde Conchas de Haro –paso natural horadado por el Ebro, al entrar en La Rioja–, hasta la cima del León Dormido. Sin embargo, especialistas en lingüística sostienen que el nombre correcto de este macizo sería precisamente Toloño. En diversas documentaciones, se la cita con diversas denominaciones, como Montes de Herrera, Sierra de Sonsierra de Navarra, Sierra de San Tirso, Sierra de Cantabria y Sierra de Toloño, entre otras. En los pueblos de piedemonte, se defienden estas dos últimas definiciones, así que nada está cerrado en este tema.

Sea como sea, el poso de lo insólito está muy presente en esta bella montaña, que guarda los secretos de los antiguos cultos celtiberos que se dieron en esta zona de la tierra de los vascos.

Queda regresar tras disfrutar de las impresionantes vitas que nos regala Toloño sobre los valles alaveses y riojanos. Dejamos que la montaña siga guardando para sí su secreto atávico, su relación con la deidad Tulonio, su ancestral carácter sagrado, su magia… La ruta de vuelta se realiza por el mismo camino hasta el Parque de San Ginés.