Gorka Aranberri, patrón de Orio: “Parece que las Banderas de La Concha y las ligas caen del cielo, pero es difícil de lograr”
Gorka Aranberri, patrón de Orio, valora en NOTICIAS DE GIPUZKOA el éxito de convertirse en el patrón con más Banderas de La Concha de la historia
Le iba a preguntar para empezar cómo sienta ganar la Bandera de La Concha, pero usted está ya más que acostumbrado a hacerlo.
A esto no se acostumbra uno. Sí que es cierto que he ganado la Bandera de La Concha los últimos cinco años seguidos y que ya son diez, pero acostumbrarte no te acostumbras nunca. La misma noche del sábado al domingo me desperté a las cinco de la mañana con tensión y nervioso. Si estuviera acostumbrado, no me levantaría, así que es buena señal.
¿Los días siguientes a ganar la Bandera de La Concha han sido para usted diferentes a lo habitual?
Qué va, han sido iguales. Yo creo que ha habido una evolución. Cuando eres más joven eres más loco y celebras con más euforia las cosas. Pero yo ya tengo 38 años, tengo mi familia a la que bastantes horas le quito a lo largo del año, y la verdad es que ahora disfruto de otra manera. Los chavales sí harían una buena juerga en el pueblo con los amigos y las novias, pero yo, después de la comida y el recibimiento, me fui con la familia, con la que disfruto mucho mejor. Y al día siguiente me fui a trabajar.
Tendría ganas el pueblo de celebrar una temporada así. Se echó todo Orio a la calle.
Se veía que había ganas, sí. Además, Orio siempre ha estado relacionado con la regata de La Concha, y, aunque años atrás igual el segundo domingo se han quedado sin opciones de ganar, los aficionados siempre se han acercado. No hay más que ver que el tren suele venir hasta arriba desde Orio con todos los jóvenes a animar a su trainera, y teniendo este año opciones de bandera el pueblo se ha volcado aún más. Hemos hecho una muy buena temporada, tanto nosotros como la B y las chicas, que también han estado en la pelea hasta el final. No lo han conseguido, pero han estado ahí, y nosotros también llegamos con opciones de bandera, el pueblo se volcó y lo hemos notado.
No dieron ninguna opción en la segunda jornada. Fue soltar la estatxa y poco a poco empezar a escaparse.
La Concha tiene eso. Cuando te juegas toda la Champions League a un partido suele pasar eso. Los equipos salen a romper y el que coge la delantera tiene mucho ganado y el otro, mentalmente, se viene abajo. Y no es la primera vez que ha sucedido eso en la Bandera de La Concha. Además, si salías demasiado fuerte, el largo de vuelta, por las condiciones, era muy duro, y las ventajas que sacamos a los rivales fueron amplias pero tampoco raras. Ha pasado muchas veces ahí.
¿La vieron ya ganada en la maniobra? Siete segundos eran ya una diferencia grande.
Ganada es mucho decir, tienes diez minutos de vuelta y puede pasar de todo. Por ejemplo, puedes romper material. En la ciaboga, sin ir más lejos, le dimos un buen golpe a la baliza con la trainera. No había que arriesgar, pero tampoco teníamos opción de perder tiempo. Tal y como estaba la mar y la corriente que había, teníamos que ajustar la maniobra, y de tanto ajustar le pegamos un buen golpe al bote. Con eso puedes dañar el bote, el remo o lo que sea. Pero sí que hicimos una muy buena maniobra, entramos con una buena ventaja y salimos con más aún. El largo de vuelta sabíamos que iba a ser lento, que las olas sí que empujaban, pero tampoco estaba para remontar en un minuto seis u ocho segundos. Así que sí que veíamos la bandera cada vez más cerca.
¿Salieron a esta regata con más rabia por la sanción recibida en la primera jornada?
Tampoco tuvimos en mente la sanción. El lunes tuvimos descanso después de la primera jornada y el martes lo comentamos, y ya sabíamos que con eso no íbamos a ningún sitio. Después de la regata del primer domingo ya les decía a los chavales que sin esos tres segundos de sanción hubiéramos salido algo menos de tres segundos por delante, y que el planteamiento del segundo domingo iba a ser el mismo. Había que salir a ganar la regata, porque si no sales a eso, Zierbena te va a ganar o Bermeo te va a ganar, porque estaban a muy pocos segundos. Entonces el planteamiento no cambiaba y el objetivo era el mismo, salir a ganar el segundo domingo. Luego ya hubiera sido una pena si hubiéramos acabado en menos de dos segundos y por esa sanción Zierbena nos hubiera ganado. Pero la verdad es que no nos pesó nada. No sé si hubo rabia o no, pero el equipo salió muy convencido de lo que tenía que hacer y lo hizo de diez.
Lleva usted diez Banderas de La Concha. Ya ha superado a Aita Manuel y el récord de patrón con más banderas es suyo.
Así es. Año a año, desde Santurtzi con la sexta, ya empezaba a sonar que estaba segundo y que estaba acercándome al récord. Y, mira, en muy pocos años lo hemos superado y la verdad es que estoy orgulloso y agradecido también a todos los equipos en los que he estado. Soy consciente de dónde vengo y en qué equipos he estado, con qué gente, y la verdad es que estoy muy agradecido.
¿Se ha quitado un peso de encima? Evidentemente, es algo excepcional, pero no sé si le empezaba a cansar todo lo que se hablaba del récord.
No es quitarme ningún peso, al final hacer un récord no te tiene que suponer un peso o una obligación. Eso es un premio a la trayectoria que has hecho y yo lo siento así. Si me hubiese quedado con seis o con cinco o con una, hubiera estado muy bien. Mi sueño era ganar una Bandera de La Concha. Mi primer sueño era remar en La Concha. Después de eso, remar en alguna tanda de honor, y tus sueños se van cumpliendo, vas subiendo el listón y mira hasta dónde he llegado. La verdad es que con lo que había hecho hasta ahora estaba conforme, con lo que he hecho hasta ahora también estoy conforme y no sé lo que va a venir de aquí en adelante. Lo que sí sé es que cuesta muchísimo y que hay que disfrutar como si fuese la última.
Son diez Banderas de La Concha en quince años. Es una barbaridad que tenemos incluso normalizada.
Sí, porque al final es decir una cifra, diez banderas. Pero es que diez banderas son diez años. Diez años con sus diez clasificatorias y con sus veinte primeras y segundas jornadas acumuladas. Son treinta regatas y esas son las ganadas, porque has participado en muchas más. Entonces sí parece que se normaliza, y parece que Las Conchas y las ligas caen del cielo, pero es dificilísimo de conseguir. Me preguntas a mí y he ganado diez, pero le preguntas al resto de remeros y es una barbaridad. Y para mí también es una barbaridad. No hay que perder la perspectiva y hay que tener los pies en el suelo y valorar lo que se ha hecho. Es casi imposible.
¿Cuál ha sido para usted la más especial de las diez?
Pues no lo sé, porque todas han tenido su miga, su historia y la verdad es que recuerdo cada una de ellas perfectamente. La primera porque fue la primera, la segunda porque hicimos el récord de dos jornadas y todavía sigue vigente con Urdaibai. La primera que gané con Orio en 2017 también, que fue una remontada increíble, remontando a Urdaibai y Hondarribia, que habían superado el récord de Castro en la primera jornada, bajando de 18:59. Ganar esa bandera para nosotros fue precioso. Para el club significó ganar su primera bandera remontando de las 32 que hasta este 2025 tenían; nunca lo había hecho. Pues era otra página más para la historia. Ganar con Santurtzi en 2021 también fue muy bonito porque llevaba el pueblo desde 1985 sin ganar la bandera, y el único año que estuve tuve la suerte de ganarla y disfrutarla. Y luego la vuelta en Bermeo, lo mismo. Llevaban unos años sin ganar y querían dar otra vez el salto, y de la mano de Iker Zabala fueron tres años espectaculares. Y este año sabiendo que venía Iker a Orio pues era una opción muy arriesgada volver e intentar lo mismo, porque era un equipo nuevo y había que hacer mucho trabajo para hacer lo que habíamos conseguido en Bermeo. Pero desde el primer día de entrenamiento se veía que el equipo estaba asimilando muy bien las cosas y que pintaba muy bien. Y esta última Concha también ha sido muy especial, hay muchos jóvenes y canteranos que nunca la habían ganado, y el pueblo estaba con muchísimas ganas. Ha sido espectacular.
Ha ganado todas las Banderas de La Concha, salvo una, con Iker Zabala. Es un binomio histórico en este deporte.
Pues sí, al final yo con Iker Zabala de remero había coincidido desde 2011 hasta 2016. Todos los años he remado con él y hemos compartido alguna liga, la de 2016, y Banderas de La Concha también. Pero luego hasta 2021 no nos hemos vuelto a encontrar. Sí que siempre nos hemos hablado y al acabar la temporada de 2017, que fue el entrenador de Santurtzi, siempre nos hemos mantenido en contacto. Pero hasta 2021 no se materializó. Yo también quería otro reto, porque acabé bastante quemado en la anterior etapa en Orio. A partir de ese año veía las cosas de otra manera. A Iker le conocía como remero, pero de entrenador yo creo que es mejor todavía, con el equipo que reúne con Ander Zabala de preparador y con algunos otros remeros que por algo se van con él, por su método de trabajo. Han sido años inmejorables.
¿De quién se ha acordado estos días después de haber ganado la décima Bandera de La Concha?
Te acuerdas de mucha gente, sobre todo de las personas que están a tu lado día a día. De mis tres niñas, que no paran de animarme y tampoco se dan del todo cuenta de lo que supone esto. Pero se van a dar cuenta de ello cuando sean algo más mayores y lo valorarán, seguro que sí. De mi mujer también, claro, que lleva la batuta de la casa cuando yo estoy fuera y cuida de las tres niñas, que son muy pequeñas, y llevar el día a día supone mucho. Con el trabajo, el remo y los entrenamientos falto muchas horas en casa, y la batuta la lleva ella. Aparte de eso, también de una persona muy especial para mí, que era el padre de mi mujer, que falleció en 2017 después de La Concha que ganamos con Orio. Él me decía desde siempre que era muy bueno y que tenía que hacer el récord, que tenía que superarlo. Era el único que me lo decía en aquella época, que creo que todavía no había ganado ni la tercera. Y me decía que nos iba a ayudar. Después de superar el récord, me he acordado de él. Siempre le he tenido presente, muy presente y sigue presente entre nosotros.
¿Cuánta culpa de este éxito tiene Joserra Mendizabal? Le dio mucha confianza en Zarautz siendo un adolescente.
No sabría decirte cuánto, pero mucha. Y viéndolo ahora todo con un poco más de perspectiva, que un equipo que está ahí arriba en la ACT le dé opción a un chavalillo ahora mismo no se ve. En Ondarroa está Xanet Gimeno, pero poco más. Con 16 años a ver quién coge la batuta de un equipo o qué entrenador te da la responsabilidad de llevar una trainera senior siendo cadete, y remar casi todas las regatas de la temporada. En esa época yo tuve esa oportunidad. Siento que también la aproveché. Tampoco fue un año muy brillante porque ese año 2003, cuando debuté yo, fuimos últimos en casi todas las regatas en la liga, en el primer año de la ACT. Pero los siguientes años siguió dándome la oportunidad, y yo creo que esos años fueron muy buenos para mí, para el aprendizaje. Son equipos diferentes, son equipos de amigos y aprendes mucho. Sufres también, pero aprendes muchísimo, te apoyas muchísimo y tampoco te culpabilizan de los errores que podías cometer. Creo que mucho peso de lo que soy es gracias a esos años en Zarautz. Y Joserra Mendizabal tiene su gran parte de responsabilidad también.
Siempre dice que seguirá en el remo si le sigue mereciendo la pena. ¿La próxima temporada le va a seguir mereciendo la pena?
Hasta ahora siempre me ha merecido la pena, y sigo disfrutando. Lo más fácil es decir que entrenando no vas a disfrutar, pero es que disfruto lo mismo ganando que yendo a entrenar. Entrenando lo paso bien. Disfruto, me junto con los del equipo y cuando salimos a la mar salen entrenamientos muy buenos. He tenido la suerte en estos cuatro últimos años de hacer muy pocos entrenamientos malos. Y es porque voy a gusto, y si sale malo también hay que cogerlo con positividad e intentar mejorar. La verdad es que estoy disfrutando muchísimo. Y eso te puedo decir: si sigue mereciendo la pena, pues seguiré remando.
Lleva usted desde el año 2000 en la popa, y solo tiene 38 años. Con éxitos se lleva mejor, pero es toda una vida en el remo.
Así es. Yo empecé en bateles con 12 años, con mis compañeros de la cuadrilla, que todavía me siguen animando. Estando en la ikastola nos apuntamos en el club de remo para sacar un batel, y desde entonces no he parado. Empecé a entrenar con los cadetes y luego con los senior, haciendo doblete de entrenamientos en el agua, en trainerillas. Y la verdad es que desde el año 2000 llevamos 25 años sin parar. ¡Un cuarto de siglo!
¿Ha habido alguna vez en la que haya estado cerca de dejarlo?
Sí que he estado cerca de dejarlo. En 2010 descendimos con Zarautz de la ACT y ese año fue muy difícil. Tuve un accidente de moto en verano y estuve más de un mes de baja sin poder competir. Fue un año muy duro. Habían abandonado muchos de los remeros que estaban en 2009 y habíamos hecho buenos años. Pero lo que te comento, muchos de los remeros se fueron y sufrimos bastante. Yo, personalmente, también sufrí mucho y pensé que era momento de desconectar. Pero luego en 2011, en mayo, recibí la llamada de Urdaibai, de José Manuel Francisco, para ir allí. Y justo antes de acabar la temporada de trainerillas empecé con ellos y bien. Y luego también en Orio, en 2020, tuve claro que por lo menos en Orio no iba a seguir. Acabé cansado, no me reconocía, me veía quemado y no estaba a gusto. Sentía que debía cambiar o dejarlo. Tuve la llamada de Santurtzi y fue un reto para mí. Pero sí que he tenido altibajos y ganas de desconectar.
Tienen el récord de victorias en una liga en el horizonte. Ahora están empatados con la Urdaibai del año pasado, en la que estaba usted. La prueba de que van a por el récord es que el lunes después de La Concha tuvieron entrenamiento.
Sí. Al final tenemos a la semana un día de descanso, que suele ser el miércoles, y el que falla al entrenamiento del lunes también lo puede usar como comodín para entrenar el miércoles. Pero el lunes teníamos entrenamiento en tierra. Yo creo que viene bien una buena sudada después de una buena comida y beber más de la cuenta para limpiar un poco. La historia también nos dice que el sábado llegaremos todos a Bermeo y querremos ganar. Pero si no estás enchufado desde ya pensando en la competición para intentar ganar el sábado, el rival seguramente va a venir y te va a dar.
Hay pocas cosas en las que coinciden la grandísima mayoría de remeros, una es que siempre se ha dicho que esta última semana después de la Bandera de La Concha no le gusta a prácticamente ningún remero, y que por ustedes cerraban la temporada en Donostia.
Al final, una gran parte de la temporada acaba cuando acaba La Concha. El mayor objetivo de todos los clubes es normalmente La Concha, y todos los que reman el segundo domingo van de celebración. Ganen o pierdan, se van de comida. Y luego estiras otra semana más. Además este año va a ser lo más tarde posible, vamos a acabar el 21 de septiembre. Más tarde no podemos terminar. Casi ya estamos en octubre, y empezamos a principios de junio con los campeonatos, y ya se hace largo. Y además con la liga ganada cambias un poco el chip, ves el final cerca y se te hace largo. La regata de Bermeo los últimos años ha sido una especie de revancha de La Concha. El que no haya ganado La Concha suele ir con muchas ganas de ganar allí, y el que ha ganado quiere volver a demostrar que ha sido el mejor.
Le hago la última... ¿Cuántas ganas tiene de que acabe la temporada y de quitarse de encima las entrevistas que le estamos haciendo?
[Ríe] Pues, mira, la verdad es que ya tengo ganas de tranquilizarme un poco y dedicar más tiempo a la familia. Porque las niñas, las tres, ya empiezan la ikastola, y mi mujer también tiene ahora más tiempo libre, y querrá disfrutar entre semana las tardes que esté libre yo para hacer algún plan. Y los fines de semana nos van a venir muy bien, yo creo que tanto a mí como al resto de remeros. Es hora de desconectar, disfrutar y descansar tanto en lo físico como en lo mental. Estamos ganando mucho y parece que estamos disfrutando todo el rato, pero para estar ahí arriba hace falta mucho trabajo. La cabeza siempre está en tensión para mantenerte ahí arriba y lo cierto es que cansa bastante.