Estamos todos de acuerdo en que la Real no puede permitirse el lujo de exponerse a un terrible accidente cuando por fin ha logrado emprender el vuelo, transmitir y prender la llama de la ilusión en su afición. Esta es el planteamiento principal con el que los blanquiazules viajarán hoy a tierras catalanas para afrontar la segunda ronda de la Copa del Rey, en la que deberá aplicarse más y mejor que en Negreira para evitar una tragedia repetida en su historia. 

Sergio Francisco parece tener claras las ideas y el alcance de la amenaza de enfrentarse ante un rival de cuarta división. Todo lo que no sea pasar de ronda sea como sea, con brillantez y con la ley del mínimo esfuerzo, en el tiempo reglamentario o en la prorroga o incluso a los penaltis, marcará un dramático antes y después de la temporada. Con todo lo que pueda conllevar, que seguro que no es poco. 

Más fiable

Lo cierto es que el equipo realista ha dado un paso adelante en fiabilidad, a pesar de la última derrota contra el tercer clasificado de la Liga. Por si fuera poco, se está convirtiendo en un bloque competitivo, ambicioso y muy luchador, que no da un balón por perdido, que es capaz de seguir vivo en los encuentros y que ha visto puerta en varias ocasiones en los últimos minutos. 

En resumen, un conjunto con hambre, al que le puede venir hasta bien para reforzar su moral y autoestima el ir dando pasos adelante en una competición tan impredecible como la Copa del rey. Ganar duelos a vida o muerte te dan mucha gasolina y a nadie se le escapa que este torneo es el camino más corto, no solo para alcanzar la gloria, sino también para regresar a Europa.

Sergio Francisco completó una lista en la que dejó pistas de lo que puede ser su alineación. No se descarta para nada que pueda repetir el planteamiento de los tres centrales con carrileros, ya que su rival viene jugando así en Segunda RFEF

Un once híbrido

El técnico irundarra ha anunciado que recurrirá a titulares, para evitar salir expuesto con todo suplentes, una fórmula que nunca ha funcionado en la Real. Sin Aramburu, Rupérez, Zubeldia, Herrera, Sucic (por sorpresa, ya que el club no ha anunciado lo que tiene y el domingo estaba en el banquillo), Karrikaburu, Óskarsson y Oyarzabal, el técnico podría decantarse por Marrero en la portería; Odriozola, Jon Martín, Caleta-Car y Aihen en defensa; Gorrotxategi, Turrientes y Goti en la medular; y Zakharyan, Sadiq o Carrera y Guedes como tridente. 

El rival

El Reus iba como un tiro hasta que el sorteo le emparejó con la Real, lo que provocó una abrumadora expectación, como no podía ser de otra manera. Desde entonces no ha vuelto a ganar con una derrota en Ibiza y dos empates sin goles, en la Liga, y otra igualada, en la Copa de Catalunya, con eliminación final en la tanda de penaltis. Se trata de un equipo formado por muchos jugadores de la zona y formados en su tierra, lo que le dota de un intenso sentido de pertenencia. 

El hecho de que su club matriz, el antiguo Reus, desapareció en mitad de temporada cuando militaba en Segunda y que ha logrado tres ascensos en cuatro años, algo que concede a su proyecto un admirable aroma romántico. Un factor que aumenta después de haber resucitado al Reddis, un modesto equipo local con estructura en la base. 

Sin grandes nombres en su plantilla, en Catalunya el Reus tiene fama de jugar muy bien al fútbol. Como siempre, cuidado, que esto ya empieza a no ser ninguna broma...