La Real Sociedad completó este domingo contra el Villarreal uno de sus mejores partidos de la temporada, sino el mejor. Y sin embargo se quedó de vacío al encajar una cruel derrota, tras verse penalizada por la calidad rival cada vez que cometió uno de sus escasos errores. En materia táctica, el encuentro se vio marcado por las variantes de Sergio Franscisco, quien apostó de inicio por un dibujo 3-4-3 permanente (tanto en defensa como en ataque) antes de matizarlo en su vertiente ofensiva a partir del minuto 40.

No resultó del todo nuevo que los txuri-urdin se emplearan mediante el citado dibujo para meter mano al Submarino. Ya lo habían empleado con balón en varios encuentros anteriores, sin ir más lejos el de la semana anterior en El Sadar. Sin embargo, el modo en que suele atacar el Villarreal llevó a Sergio Francisco a plantear de inicio un encuentro relativamente similar al del pasado octubre en Balaídos contra el Celta, cuando también apostó por cerrar atrás con tres centrales y dos carrileros. Fue lo que hizo este domingo, situando esta vez a Jon Gorrotxategi como tercer central.

La Real, atacando al Villarreal en una de las primeras jugadas del partido: se aprecia el claro 3-4-3, con Gorrotxa de central diestro y los teóricos extremos, Kubo y Guedes, en carriles interiores.

La Real halló desde un principio situaciones interesantes de ataque, ante el 4-4-2 con el que se defendía el Villarreal. Gracias a su salida de tres, encontró soluciones para sacar el balón jugado por fuera. Ensanchó el campo con Aramburu y Sergio Gómez pegados a la cal. Y, mientras Sadiq trataba de fijar a los centrales amarillos, pudo conectar dentro con Guedes y sobre todo con Kubo, quienes contaban con dos opciones: esperar para recibir al pie a la espalda del doble pivote visitante, o trazar desmarques desde los carriles interiores si los laterales amarillos tenían que avanzar para presionar a los carrileros txuri-urdin.

Las flechas azules muestran las opciones existentes. Para empezar, Jon Martín debe escoger entre un pase interior a Kubo o uno exterior a Aramburu, en función de las líneas que tapen los rivales. Si el venezolano recibe el balón, podrá enviar al pie del propio Kubo o servirle al espacio (demarque del nipón), en función de si el lateral rival avanza o no a por él.

En defensa

La naturaleza de los futbolistas incluidos en el once, donde convivían tres centrocampistas como el propio Gorrotxa, Brais y Soler, podía llevarnos a pensar a priori que la Real defendería con una zaga de cuatro. Sin embargo, el futbolista eibartarra se mantuvo en la línea defensiva cuando atacaba el rival, algo que tuvo todo el sentido del mundo visto el modo en que los amarillos venían comportándose con balón. Marcelino es un técnico que hace mutar la estructura de su equipo en fase ofensiva, convirtiendo el 4-4-2 en un 3-4-3 muy similar al que emplearon los txuri-urdin este domingo.

El habitual 3-4-3 del Villarreal en ataque (visita al Espanyol en la jornada 12), con las flechas azules marcando los movimientos previos: el lateral derecho (Pau Navarro) pasa a tercer central, el lateral izquierdo (Pedraza) pasa a carrilero, el extremo izquierdo (Moleiro) se centra a la posición de mediapunta, y el segundo punta (Gerard) cae unos metros para pedir el balón entre líneas como el propio Moleiro.

Como era de espera, el Submarino repitió procedimiento en Anoeta. Y se encontró enfrente con una Real que, al mantener sin balón el esquema que dibujaba con el esférico, pudo ajustarse a la perfección a la estructura amarilla. Así, los txuri-urdin cerraron atrás con una línea de cinco en la que Gorrotxategi se encargaba de la centrada ubicación de Moleiro, logrando Sergio Francisco igualdad numérica en la última línea: cinco zagueros contra un delantero (Ayoze), dos mediapuntas (Gerard-Moleiro) y dos carilleros (Pedraza-Buchanan) del Villarreal.

Panorama general de un ataque del Villarreal: la Real espera con una zaga de cinco (incluido Gorrotxa) que le permite defender con igualdad numérica en su última línea.

Gorrotxa y Aritz

Jon Gorrotxategi sigue dando pasos adelante. Su misión este domingo no resultaba fácil, pero él la completó con éxito, recordando en cierto modo a la versión de Martin Zubimendi marcando a Álex Baena en anteriores duelos Real-Villarreal. El eibartarra defendió las recepciones de Moleiro presionando hacia delante, pero también supo proteger su espalda ante los desmarques profundos del canario.

Gorrotxa va a cortar este envío al espacio con el que Pedraza busca a Moleiro a su espalda.

Y también tuvo un papel destacado Aritz Elustondo, cuya titularidad en dentrimento de Caleta-Car se entendió desde dos circunstancias: el rol asignado al beasaindarra contra el Villarreal y el nivel ofrecido por el croata en Vigo ante el Celta. En Balaídos, Caleta-Car sufrió a la hora de perseguir las caídas a la medular de un delantero que daba soluciones a sus compañeros jugando de espaldas, Borja Iglesias. Así que Sergio Francisco prefirió este domingo asignar una misión similar al propio Aritz, emparejado con Gerard Moreno.

19 de octubre: Celta-Real. Los txuri-urdin se emplean en defensa como este domingo (tres centrales y dos carrileros), y Caleta-Car concede demasiado espacio a un Borja Iglesias que puede recibir de espaldas y aportar soluciones a sus compañeros.

30 de noviembre: Real-Villarreal. Aritz abandona la línea de cinco para perseguir por todo el terreno de juego a Gerard Moreno, quien, al no poder girarse y jugar de cara, no logra contar con gran peso en el fútbol del Villarreal.

Cambio de paradigma en ataque

Pese a llegar en desventaja en el marcador, la Real estaba completando un muy buen encuentro hasta el minuto 40, momento en el que Sergio Francisco matizó a los suyos en ataque. A partir de entonces, los txuri-urdin no empeoraron sus prestaciones (ni mucho menos), mantuvieron su funcionamiento defensivo previo, pero con balón pasaron a actuar con zaga de cuatro y con los extremos (Kubo-Guedes) mucho más abiertos. El cuadro blanquiazul dibujó así un 4-3-3 o un 4-2-3-1 (en función de las alturas en el centro del campo) con el que volcó su juego sobre la banda derecha de Kubo, Brais y Aramburu, cuyas combinaciones también hicieron daño al Villarreal.

La Real ataca con un 4-2-3-1 durante los primeros compases de la segunda parte.

Un 4-3-3 txuri-urdin en el que se aprecia la concentración de futbolistas en la derecha, lado fuerte realista, y cómo Barrene espera el balón en la banda opuesta, zona más despejada de rivales.

Dolió el resultado, por lo que siempre significa una derrota en sí misma y por el momento en que el Villarreal marcó el tercer gol. Sin embargo, el encuentro debe dejar más conclusiones positivas que negativas si nos ceñimos al juego de la Real y a su evolución en el tiempo. Sólo queda esperar que el varapalo que supusieron el 2-3 y el primer partido perdido en casi dos meses no provoquen un cambio de dinámica que afecte a todo el camino andado durante estas últimas semanas. El equipo txuri-urdin va a adquiriendo prometedoras hechuras que, eso sí, debe seguir confirmando mientras corrige los errores que todavía comete.