Aquel partido se jugó hace ya más de medio año, el 21 de septiembre de 2024. Valladolid y Real Sociedad se midieron también en sábado a mediodía, en el Nuevo Zorrilla, y la visita txuri-urdin al conjunto pucelano se saldó con empate sin goles. El resultado supo a poco, es cierto, pero tampoco significó ninguna catástrofe, porque los de Imanol completaron un buen encuentro y porque los locales no caminaban tan claramente como ahora hacia la Segunda División. Con cuatro puntos en cinco jornadas, ni siquiera ocupaban puestos de descenso (figuraban en la 17ª plaza), tenían en el banquillo al entrenador del regreso a Primera (Paulo Pezzolano) y, dentro de su discreto nivel de plantilla, conformaban alineaciones competitivas con futbolistas en buena forma, Raúl Moro principalmente.
23 jornadas después
La situación del cuadro blanquivioleta ha variado de forma radical durante todo este tiempo, hasta el punto de que el Valladolid que visita hoy Donostia no tiene nada que ver con aquel. Sólo ha sumado doce puntos de 69 posibles durante las 23 jornadas transcurridas, tiene a once la utópica salvación, y además compite con armas muy distintas a las del inicio de la campaña. Si esta ya comenzó torcida, con el central Boyomo siendo traspasado a Osasuna justo después del primer encuentro liguero, ahora los nombres propios que sustentan al conjunto castellano son muy diferentes a los de la primera vuelta, algo que incluye a futbolistas y entrenadores.
'Baile' en el banquillo
El citado Pezzolano, criticado por el entorno hasta en las buenas, sólo duró hasta la jornada 15. Cuando le destituyeron, después de encajar un contundente 0-5 contra el Atlético de Madrid, el Valladolid era colista y tenía la permanencia a cinco puntos. Posteriormente, tras dos partidos con Álvaro Rubio (técnico del filial) como interino, llegó al banquillo el argentino Diego Cocca, quien no pudo reflotar la nave pucelana. Sólo dirigió siete jornadas ligueras, y cuando le destituyeron la salvación se encontraba ya a ocho puntos. Y ahora figura otra vez al frente el propio Álvaro Rubio, que heredó lo que heredó y tampoco está pudiendo mejorar los resultados. Al fin y al cabo, el mercado invernal vivido durante la etapa de Cocca cambió la cara al equipo, para mal.
Un enero para olvidar
Y es que la ventana de fichajes debilitó el nivel de una plantilla que perdió a varios de sus futbolistas más talentosos. El joven central Juma Bah, cedido ahora en el Lens, fue traspasado al Manchester City por seis millones de euros. También salió el lateral brasileño Lucas Rosa, rumbo al Ajax por tres kilos. Y la desbandada habría resultado más importante aún si llega a materializarse la venta de Raúl Moro, sólo frenada por una inoportuna lesión de clavícula. Kike Pérez (al Venezia) y Víctor Meseguer (cedido al Racing) completaron la nómina de salidas en una escuadra debilitada por lo que perdió e igualmente por lo que incorporó, futbolistas prometedores pero muy poco experimentados (Aznou, lateral marroquí prestado por el Bayern) o jugadores de perfil más bien bajo: Candela del Venezia y Nikitscher del Kecskemet húngaro. También les está costando y les debe costar a elementos llegados sin ritmo de competición como Aidoo (Celta), Grillitsch (Hoffenheim) o el recién fichado Henrique Silva (sin equipo).
Otra escuadra
Si a todo lo descrito le añadimos las circunstancias actuales, con el portero Hein lesionado, observamos que hasta cinco jugadores que participaron en el partido de la primera vuelta no estarán hoy en Anoeta, donde el Valladolid también contará, obviamente, con un técnico distinto. Además, y mirando más allá de nombres propios, en Pucela se mira ya al proyecto del próximo curso en Segunda División, entre protestas para desalojar al presidente Ronaldo.