La Real Sociedad no pudo pasar del empate este sábado en su visita iguera al Valladolid (0-0). Los txuri-urdin fueron merecedores de un triunfo que se les escapó por falta de acierto ante la portería rival, en un partido marcado por el regreso de los de Imanol al 4-4-2 con medular en rombo. El técnico oriotarra recuperó el dibujo que ya utilizara durante el final del curso 2021-22 y buena parte de la temporada siguiente, dotando de interesantes matices al esquema y sorprendiendo de inicio a un Pucela que fue ajustándose sobre la marcha. Así transcurrió, en clave táctica, el encuentro del Nuevo Zorrilla, analizado desde los pros y los contras del mencionado esquema.
A favor
CAMBIAR ES POSITIVO. No le vino nada mal a la Real agitar un poco el árbol en el Nuevo Zorrilla. Pero lo cierto es que Imanol acostumbra a hacerlo: por mucho que viniera insistiendo últimamente en el 4-3-3 como punto de partida, el oriotarra siempre ha entregado a sus futbolistas herramientas tácticas que implican mutar el dibujo sobre el césped, tanto en la fase defensiva como en la ofensiva. El regreso en Valladolid al 4-4-2 con medular en rombo significó una vuelta de tuerca adicional que el equipo pareció agradecer, por el cambio de registro que supuso para algunos futbolistas (Kubo actuando dentro, por ejemplo) y también por la sorpresa que generó en el rival.
LA PRESIÓN NO VARÍA. Si hablamos con propiedad, el 4-4-2 con centro del campo en rombo nunca había desaparecido en esta Real. Es verdad que Imanol dejó de utilizarlo para la fase ofensiva, hace casi año y medio. Sin embargo, el mencionado dibujo viene siendo empleado de manera continua para presionar arriba a los rivales. Uno de los beneficios que implica regresar a este esquema apunta a que con él no es necesario mutar la estructura sobre la marcha para apretar en bloque alto. En Valladolid, el equipo txuri-urdin pudo formar de igual modo en ataque y en defensa.
EL DINAMISMO SE MANTIENE. Fue interesante comprobar en Valladolid cómo, tras unos primeros compases en los que la Real dibujó de forma muy marcada su nuevo sistema, el paso de los minutos llevó a los txuri-urdin a un dinamismo mucho mayor. En este sentido, Imanol buscó claramente las cosquillas al sector izquierdo del Valladolid, el de Rosa (lateral) y Moro (extremo). Hablamos de futbolistas que pueden sufrir en la contención, y el técnico blanquiazul hurgó en la zona desde distintas fórmulas. La cargó con caídas de Kubo al sector desde la mediapunta (imagen 1). Y también la buscó mediante salidas de tres (imagen 2) en las que el propio Kubo o Becker se alternaban en el ala diestra para dar amplitud.
En contra
KUBO NO ES SILVA. La referencia de la Real en cuanto a rombo se llama David Silva, el mediapunta que patroneó al equipo blanquiazul desde el vértice más alto durante el camino hacia la cuarta plaza y la Champions League. Con el canario sobre el césped, el equipo controlaba los partidos a través de largas secuencias de pase que desordenaban al rival y facilitaban las labores defensivas cuando se perdía el balón, ya que los adversarios lo recuperaban desubicados y rodeados de camisetas blanquiazules. Aunque en la actual plantilla hay jugadores como Sucic, Zakharyan o Brais también capaces de jugar en ese puesto, en Valladolid lo hizo Kubo, quien, en contraposición a Silva, encarna la electricidad y la tendencia a intentar acelerar siempre las jugadas. El equipo lo agradeció en varias acciones, pero también se mostró más vulnerable cuando se abortaban sus posesiones, bastante más breves que antaño.
UN FÚBOL ULTRA ANALIZADO. No nos pensemos ahora que, por haber incluido el 4-4-2 con rombo en su nómina de esquemas recientes, la Real va a contar de aquí en adelante con una serie de partidos en los que sorprender a sus rivales. En el fútbol de nivel, la matrícula te la cogen en cuestión de minutos, y no en cuestión de meses. De hecho, el propio Valladolid fue ajustándose sobre la marcha este sábado a los planes txuri-urdin: es cierto que sufrió de inicio ante lo que no preveía, pero Pezzolano y su staff matizaron a los suyos para pasar a padecer menos. Lo hicieron, por ejemplo, retocando la forma en que esperar a los guipuzcoanos en las fases de bloque medio-bajo. Veamos su evolución.
A la hora de lanzarse a apretar arriba, mientras, el Valladolid también tuvo sus dudas iniciales, solventadas con acierto. El cuadro blanquivioleta se planteó en el arranque presionar al esperado 4-3-3 txuri-urdin mediante, precisamente, un 4-4-2 en rombo. Amallah era en él el segundo punta, Meseguer el mediapunta, y los extremos Moro-Machis los interiores. El hecho de que la Real actuara en ataque con ese mismo esquema, sin embargo, deparó inseguridades que Pezzolano hizo desaparecer sobre la marcha. Veámoslo también.
Así se dio el regreso de la Real al 4-4-2 en rombo que dejara de utilizar hace ya unos cuantos meses. El factor sorpresa ya ha desaparecido, pero está claro que el cuadro txuri-urdin gana en alternativas para afrontar los próximos partidos, principalmente porque los próximos rivales no van a saber muy bien a qué opción atenerse en la previa de los encuentros. El equipo sale ganando en algunos aspectos y puede resultar perdedor en otros, aunque, como siempre se encarga de recordar Imanol, quienes hacen bueno o malo un dibujo son los futbolistas interpretándolo sobre el césped. Próxima estáción, Niza.