A finales del pasado mayo, con la temporada 2023-24 dando ya sus últimos coletazos, todo el mundo tenía más o menos claro en Mánchester que Erik Ten Hag, el entrenador del United, estaba sentenciado. La Premier acababa de terminar con los red devils octavos. Es decir, fuera de Europa. Y el nivel ofrecido por los de Old Trafford durante todo el curso no invitaba precisamente al optimismo de cara al último encuentro pendiente, la final de la FA Cup en Wembley contra el City de Pep Guardiola. Pasó luego en Londres que marcaron Garnacho y Mainoo antes del descanso. Que el posterior gol de Doku resultó insuficiente para el flamante campeón de liga. Y que el inesperado título, el segundo del propio Ten Hag en el club tras la Carabao Cup de la campaña previa, obligó al club a estirar el ciclo del neerlandés. Y a estirarlo a lo grande además...

Verano de inversiones

Porque no es que Ten Hag continuara en el banquillo del United. Es que la entidad le concedió durante el verano posterior numerosos y caros caprichos en forma de incorporaciones. Llegaron a Old Trafford dos ex pupilos del entrenador en el Ajax, ambos procedentes del Bayern: De Ligt (45 millones) y Mazraoui (15). También se fichó al central del Lille Leny Yoro por 62 kilos, retirándose el Real Madrid de la puja ante el sobreprecio que pagaban desde Mánchester. Y todavía hubo dinero para incorporar al pivote uruguayo Manuel Ugarte (del PSG por 50 millones), así como al atacante holandés Joshua Zirkzee (del Bolonia por 42,5). Pese a que no se había escatimado en gastos, el equipo llegaría luego a finales de octubre en la 14ª plaza de la tabla local y habiendo empatado sus tres partidos de la Europa League, con lo que el cese del técnico, cantado sólo cinco meses antes, terminó produciéndose en diferido.

La solución, en Portugal

La broma no salió precisamente barata. Primero, porque esos 215 millones apoquinados en verano, al gusto de Ten Hag, quedaron marcados por un asterisco al salir del club su principal gastador. Segundo, porque despedir a todo el cuerpo técnico costó en torno a 17 kilos adicionales. Y tercero porque sacar al nuevo entrenador del Sporting de Lisboa supuso pagar otros 10. Hoy es el día en que el Manchester United es noticia en Inglaterra por su paupérrima situación económica y por los cerca de 200 despidos que va a acometer la institución entre su personal. Sin embargo, un simple repaso a todos los acontecimientos recientes convierte en más que lógico el momento de apuros financieros que atraviesa el club. Este pasado enero se hizo un nuevo esfuerzo con el desembolso al Lecce italiano de 30 millones más por el carrilero zurdo danés Patrick Dorgu. Pero el propio Ruben Amorim, actual técnico, ya ha adelantado que en el próximo mercado “tocará vender para poder comprar”.

Los números del futuro

No es mal entrenador el portugués, a sus sólo 40 años. Pero de momento no logra reflotar una nave que tiene en la presente Europa League a su único posible salvavidas. Sin título no habrá competiciones continentales el próximo curso, un agujero con el que, según informaba esta semana The Daily Telegraph, ya cuentan de antemano los directivos ingleses. Según el citado medio, los recortes previstos en la estructura responden precisamente a la posible ausencia de fútbol europeo el próximo curso. Y la noticia en cuestión especificaba también que, de cara a posteriores temporadas (a partir de verano de 2026), se elaboran ya presupuestos sin los ingresos que otorga participar en la Champions League. Nunca está de más gestionar siguiendo el criterio de la prudencia, pero leer determinadas cosas continúa causando un importante impacto en las islas, estando de por medio un gigante como el Manchester United. Veinte ligas y tres Champions figuran en sus vitrinas. Y a la numerosísima hinchada le cuesta asumir que aguarda una travesía del desierto.