Pónganse en situación. Un sábado cualquiera. En un bar cualquiera. Viendo un partido cualquiera. De repente llega el gol. Y con él, las habituales repeticiones, desde distintos ángulos. Una de las secuencias, a cámara lenta, congela la imagen en el momento del disparo, y refleja al instante la probabilidad (en porcentaje) que ese intento tenía de acabar dentro de la portería: 9%, 15%, 27%... Da igual el guarismo. “¡Menuda gilipollez”, suelta el de al lado cerveza en mano, generando las bromas y los comentarios de todos sus amigos. No saben que la estadística en cuestión, los famosos expected goals, lleva ya a muchos clubes a destituir entrenadores, porque previamente les ha valido para medir y calibrar el trabajo de esos mismos técnicos. Fútbol moderno.
¿Qué son?
Los expected goals significan un algoritmo que mide la calidad de tus oportunidades para marcar. Dicho algoritmo incluye una gigantesca base de datos con millones de jugadas, y tomando estas como referencia te indica cuántas opciones de diana tiene cada disparo de tus jugadores, calculando la distancia a portería, el ángulo, la cantidad de defensas entre el atacante y la línea de gol, la ubicación del portero... El asunto no parece tener mucho fundamento trasladado a una sola acción puntual, de ahí las coñas entre colegas. Mientras, enfocado con mayor distancia y desde una perspectiva temporal más amplia (un partido entero, un mes de competición, una temporada completa...), supone una referencia muy fiable respecto a lo que un equipo genera y concede. Es decir, respecto a lo que merece. Luego todo depende del acierto de los futbolistas. Pero ahí ya, tal y como suele decirse, no podemos pedir al míster que la meta por la escuadra o que despeje a córner.
Ceses
El Manchester United echó a Ten Hag hace un par de semanas. El exquisito portal The Athletic, siempre bien informado y con sus contactos en el club, expuso entre los motivos del relevo la evolución negativa de los expected goals del equipo durante todo el año previo a la destitución. Algo de eso habría, seguro, aunque la historia más loca al respecto es la de nuestro Philippe Montanier en el Toulouse. La campaña 2022-23 acabó de forma más que exitosa para el cuadro galo, campeón de copa y 13º en la liga, sin sufrir la permanencia. Todo apuntaba a la continuidad del técnico. No había motivos para dudar. O sí. En el club detectaron que, desde la incorporación al staff del catalán Carles Martínez como segundo de Monty, en diciembre, la estadística en cuestión había mejorado sobremanera. Ni cortos ni perezosos, prescindieron del ex realista y dieron el cargo al propio Martínez.
¿Y la Real qué?
Pues lo dicho. Las probabilidades de gol de Becker cuando disparó ante Iñaki Peña no nos indican gran cosa. Pero el dato global, transcurrido ya un tercio de Liga, sí que puede ser significativo. La maquinita de marras dice que el equipo txuri-urdin debería haber hecho 18,05 dianas en virtud de sus ocasiones, siete más que las once anotadas. La cifra, eso sí, se ve compensada en lo defensivo, pues Remiro debería haber encajado 15,39 tantos y en realidad sólo ha recibido diez. Los expected points, el dato derivado de todo lo expuesto, concluyen que la Real ha merecido hasta la fecha sumar un punto más de los que tiene, 19 y no 18.
Falta de acierto
Nos sorprenderíamos si miráramos ya a las cifras generales de Imanol como entrenador realista, enfocadas únicamente desde los expected goals y los expected points. En su primer curso completo, la Real fue acreedora de aquella sexta plaza europea en plena pandemia. Durante las campañas siguientes, mientras, la falta de acierto nos condenó, pues tendríamos que haber entrado en la Champions durante tres temporadas consecutivas (también en 2021 y 2022), no sólo en 2023. Y llaman igualmente la atención, en sentido opuesto, los datos de la pasada Liga 2023-24: en ella, el equipo sumó siete puntos más de los debidos y tuvo que terminar únicamente octavo (no sexto), en virtud de las ocasiones creadas y recibidas. Fue, según expresó el propio técnico, el año “de la competitividad”. Sabe ahora Alguacil, sin embargo, que este curso toca tirar de otros argumentos. Se ha abierto un “nuevo libro”.
ERIK BRETOS: LÓGICA Y POSITIVA CONTINUIDAD
Un servidor manejaba la pedrada de que, cuando Jokin Aperribay y la dirección de fútbol tuvieran que designar un sustituto para Imanol Alguacil, los anhelos de continuidad implicarían la apuesta por alguien de la casa. Mikel Labaka, Sergio Francisco.... Pónganle al asunto el nombre que vean. No esperaba el arriba firmante, eso sí, que el primer marrón de esta naturaleza fuera a apuntar a los despachos y no al banquillo, tras conocerse la próxima salida de Roberto Olabe. Afortunadamente, el presidente me ha venido a dar la razón pensando en Bretos. Y no lo digo por querer ponerme una medalla que no corresponde, sino porque el nombramiento significa, en mi opinión, todo un acierto. Erik está sobradamente preparado y ha mamado este club desde pequeñito. Se trata de una combinación perfecta. Que la vaya bien.
CRUZANDO LOS DEDOS POR JON MIKEL ARAMBURU
Cuando llegan los parones de selecciones, procedemos siempre a encender velitas para que ningún realista se lesione. La llamada a la buena suerte afecta a todos y cada uno de los jugadores txuri-urdin convocados, pero hay casos y casos, y el de Jon Mikel Aramburu resulta especialmente peliagudo. Los recambios en la plantilla, Aritz y Odriozola, están lejos del nivel actual del venezolano. Este acumula además mucha tralla reciente, porque lo viene jugando prácticamente todo. Y luego está lo de la exigencia de la clasificatoria sudamericana para el Mundial, cuya dureza supera con creces a la del resto de compromisos que afrontan los nuestros. Solventado sin contratiempos físicos el encuentro del jueves ante Brasil, queda aún cruzar los dedos con el Chile-Venezuela de esta próxima madrugada.