Una temporada futbolística siempre significa un laberinto de posibles caminos hacia el éxito. A posteriori, a toro pasado, resulta muy fácil aplaudir a los que han tomado la senda correcta y criticar a quienes se han equivocado. En este humilde espacio, sin embargo, vamos a mostrarnos empáticos con aquellos que deben tomar las decisiones sin esa información privilegiada, antes de saber si la pelotita va a entrar no. El caso es que a los entrenadores de equipos inmersos en competición europea, Imanol entre ellos, se les presenta este curso un curioso marrón. Más partidos. Menos huecos en el calendario. Veranos de locos a sus espaldas. Y la incertidumbre de un nuevo sistema de torneos continentales al que todavía no le hemos cogido el punto. ¿Cómo gestionar una plantilla ante semejantes circunstancias? 

Los precedentes

En febrero de 2022, la Real viajó a Leipzig para medirse al cuadro alemán (ida de dieciseisavos de la Europa League) con seis bajas, cinco por lesión y una por la sanción de un Zubimendi a quien Alguacil, lógicamente, no había rotado en la primera fase. Justo un año más tarde, en 2023, un nefasto pico de nueve ausencias coincidió con los cuartos de final de Copa en el Camp Nou, también en la antesala de la visita a la Roma. Y el pasado curso, mientras, el duelo de semifinales en Mallorca fue seguido desde la enfermería de Zubieta por hasta siete lisiados. Resulta claro que el equipo no ha llegado últimamente en plenitud a la fase clave de las campañas. Y se antoja igualmente evidente que el entrenador pretende evitar ahora que la historia vuelva a repetirse.

Equivocarse o no

¿Significan las experiencias del pasado que Imanol se equivocó entonces al no administrar suficientemente a sus jugadores? Quizás sí. O quizás no. Quizás no sería ahora el entrenador de la Real si el PSV nos llega a apear antes de aquella Europa League, o el Benfica de la Champions. ¿Significó la derrota frente al Anderlecht que el míster cometió un error de cálculo con su alineación? Quizás sí. O quizás no. Quizás veamos volar al equipo en marzo gracias a las rotaciones llevadas a cabo este otoño. Hay pocas cosas más complejas que tomar decisiones, porque hacerlo siempre conlleva riesgos. Al fin y al cabo, las primera frases de este artículo no estaban del todo bien planteadas: no existen caminos que conduzcan directamente el éxito, ni vías condenadas al fracaso. Todo depende también de las circunstancias que van dándose durante el viaje. De un gol. De un mal día. De una decisión arbitral. De una lesión traumática. Organizar este Tetris sin saber qué piezas te van a caer, ni por dónde, resulta sumamente difícil. No queda otra, en cualquier caso, que prepararse y trabajar pensando en un contexto futuro. Es lo que están haciendo en la actual Real.

Prioridades

En Zubieta han mirado a la agenda y han obrado en consecuencia. Las únicas treguas que dibuja este nuevo calendario son las de los parones internacionales y la de la interrupción navideña. Por lo demás, a jugar cada tres o cuatro días. Así, se ha diseñado una plantilla muy amplia a la que Imanol trata de mantener completamente enchufada. Y lo hace de momento aprovechando un torneo, la UEFA, cuya liguilla parece conceder licencia para tropezar. El míster da prioridad a prevenir lesiones y llegar enteros a febrero. Y evita pisar el acelerador e intentar sentenciar rápido el pase, por mucho que su elección dificulte esquivar una eliminatoria invernal de repesca. ¿Acierta? Ni los malos resultados cosechados hasta la fecha significan que falla, ni ganar los próximos cinco partidos significará que la decisión resulta correcta. Únicamente se trata aquí de subrayar que el cargo de entrenador le obliga a apostar. Y que su elección, guste más o menos, ha sido realizada desde estudios mucho más concienzudos que los nuestros. Analicemos al equipo con luces largas, no con las cortas, porque todo apunta a que esta Real pasa ya del microondas: su cocción tiene lugar en el horno, y a muy baja temperatura. 

MÉRITOS TXURI-URDIN CONTRA EL ATLÉTICO

Julián Álvarez marcó el 0-1 en el segundo 50 de partido, y a partir de entonces su equipo apostó por juntarse atrás mediante un armado sistema 5-4-1. La Real atacó, lo intentó por activa y por pasiva, y logró un empate a todas luces merecido, por el buen partido que completó en líneas generales. Como el cuadro txuri-urdin tampoco disfrutó de un sinfín de ocasiones, se le han afeado durante las últimas horas sus comprensibles dificultades para meter mano a un entramado como el del Atlético. Sin embargo, no se pone en valor lo inofensivos que resultaron los colchoneros mientras se defendían, circunstancia que respondió al notable trabajo del cuadro blanquiazul en la presión. Que los de Simeone estaban encantados con su renta es un hecho. Que les habría gustado contragolpear bastante más, también.

Kubo, junto a Griezmann y Galán durante el partido de este domingo. Ruben Plaza

VENDIENDO ENTRADAS... PERO CON MAYOR VIGILANCIA

Escucho a muchos aficionados opinar que la Real no debería permitir el acceso a Anoeta de los radicales del Ajax, mirando ya al partido del 28 de noviembre. Yo, en cambio, no termino de verlo, porque desconozco si el club cuenta con sustento legal a la hora de negarse a ofrecer localidades y, sobre todo, porque una de las grandes lacras en la historia del hooliganismo ha residido en aquellos ultras que viajan sin entrada. Que tengan todos sus respectivos billetes resultará la mejor forma de saber quiénes y cuántos vienen. A partir de ahí, eso sí, tocará apoyarse en los malos episodios recientes y trabajar en consecuencia. Llegado el momento, significará una sorpresa todo lo que no sea vaciar las tres primeras filas de la grada visitante y situar a antidisturbios en ellas desde un principio. Por favor.

Ultras del Anderlecht, el pasado jueves en Donostia. Iker Azurmendi