La Real Sociedad visita este sábado al Valladolid (14.00 horas) en el estadio Nuevo Zorrilla. Los txuri-urdin van a encontrarse en tierras pucelanas con un rival zarandeado por sus dos últimas derrotas (7-0 en Barcelona y 3-1 en Vigo) y que trata de cogerle el pulso a la Primera División con una plantilla muy justita para la máxima categoría. La victoria en la jornada inaugural contra el Espanyol (1-0 el pasado 19 de septiembre) parece formar ya parte de la prehistoria, pues a aquel positivo debut tras el ascenso le ha seguido un mes para olvidar. Así afronta el partido el rival blanquiazul, cuya situación puede explicarse desde cinco claves principales.

Posible alineación del Valladolid para el partido de este sábado contra la Real.

1- Historia reciente: un equipo 'ascensor'

Un análisis global del contexto pucelano pasa por tomar algo de distancia y observar cómo el equipo y el club no logran asentarse en Primera División. Desde 2007, el Vallladolid ha ascendido a la élite hasta en cinco ocasiones: la citada de 2007 más las de 2012, 2018, 2022 y 2024. Resulta curioso rebobinar un poco en el tiempo y comprobar que las últimas cuatro temporadas del cuadro blanquivioleta se han saldado con ascenso o con descenso, pues la escuadra castellana descendió en 2021, subió en 2022, cayó de nuevo en 2023 y volvió a subir en 2024, el pasado mes de mayo.

Así se hace complicado dotar de estabilidad a un proyecto, de ahí que las aguas del Pisuerga comiencen a bajar revueltas... Pasado ya el subidón del regreso a Primera, el inicio de curso está significando una bofetada de realidad, sobre todo en materia de sensaciones futbolísticas y de falta de conexión entre club e hinchada. Los aficionados apuntan al palco donde de vez en cuando se sienta el propietario del club, el mítico Ronaldo. Y también miran al banquillo...

Sylla, en el suelo, celebra el pasado mayo el gol que dio el ascenso al Valladolid, contra el Villarreal B.

2- El entrenador: Paulo Pezzolano

No, a la paroquia blanquivioleta no le viene gustando la gestión de su mediático presidente. Uno de los principales motivos reside en el nombramiento como entrenador, hace ya año y medio, del uruguayo Paulo Pezzolano (Montevideo, 1983). Una muy mala racha de resultados se llevó por delante a Pacheta, en abril de 2023. Y su sustituto fue un técnico desconocido en Europa y sin experiencia en el viejo continente a quien, sin embargo, Ronaldo tenía más que controlado. El brasileño cuenta con el dominio accionarial del Valladolid y del Cruzeiro, y para el banquillo del Nuevo Zorrilla recurrió a un entrenador que acababa de dimitir en el club de Belo Horizonte... Extraña maniobra.

El caso es que Pezzolano no pudo evitar entonces el descenso a Segunda, y aún así fue mantenido en el cargo. Dirigió luego al equipo en la categoría de plata, contra viento y marea. Y pese a que el estadio no disimulaba a la hora de mostrar su descontento con el técnico y con el fútbol que practicaba el equipo, el Valladolid consiguió el ascenso. Durante los posteriores festejos, el entrenador uruguayo cogió el micrófono en el Ayuntamiento y sorprendió con el cántico que escogió para la ocasión: "Pezzolano, dimisión", lanzó desde la balconada. Llevaba todo el curso escuchándolo. Y quizás lo haga de nuevo este sábado contra la Real, porque las dos últimas derrotas le han situado otra vez en el disparadero público.

Pezzolano pide su propia dimisión durante los festejos por el ascenso del Valladolid, en el Ayuntamiento de la capital castellana.

3- La estrella: Raúl Moro y un pobre mercado

Tiene 21 años. Nació en Abrera (Barcelona). Tras formarse en las categorías inferiores del Espanyol fichó por el juvenil culé. Y de allí pasó luego a la Lazio, en cuyo primer equipo llegaría a debutar pese a encadenar también cesiones a Ternana, Oviedo y Valladolid. Propiedad del Pucela desde este pasado verano, Raúl Moro, menudo extremo diestro que juega por la izquierda a pierna cambiada, significa la gran referencia ofensiva del cuadro blaquivioleta, carente de veneno sin él sobre el campo. Volvió tocado de la concentración de la sub-21 y fue suplente en el último partido contra el Celta, pero ingresó al campo tras el descanso y cambió por completo el encuentro (hizo el momentáneo 2-1 y ya suma dos goles en Liga). Es el hombre a vigilar.

El atacante catalán significa uno de los tantos exponentes en el plantel de una caótica gestión por parte del club, hace un año para configurar la plantilla en Segunda. Ante la ausencia de recursos económicos, la entidad tiró de cesiones con posterior compra obligatoria en caso de ascenso. Y claro, al positivo regreso a Primera le tuvo que seguir el pago de traspasos de futbolistas que no van precisamente sobrados para la máxima categoría.

Esta no le está viniendo nada grande al propio Moro (2,5 millones desde la Lazio). Tampoco a Amath (2 millones al Mallorca). Pero sí sufren más en la élite jugadores como Meseguer (3 millones al Granada), Juric (1,5 al Parma), André Ferreira (1 al Granada) o incluso Biuk, un extremo croata por el que ha habido que abonar 4 kilos al Los Angeles FC de Estados Unidos para luego cederlo al Hadjuk Split. Atado de pies y manos por los 14 millones así invertidos, el Valladolid ha padecido para completar más refuerzos, tirando de retales y cesiones. De hecho, el club ha tenido que vender a un central titular como Boyomo (a Osasuna por 6 millones) para cuadrar cuentas. Y le ha quedado un plantel de circunstancias.

Raúl Moro encara a Starfelt, jugador del Celta, durante el partido del pasado domingo en Balaídos.

4- Los precedentes: una 'bestia negra'

La última campaña en la que el Pucela militó en Primera División fue la 2022-23, aquella en la que la Real fue cuarta y logró una celebrada clasificación para la Champions. Durante el exitoso curso txuri-urdin, solo hubo un rival que ganó los dos partidos ligueros contra los de Imanol. Y dicho adversario fue, pese a su descenso a Segunda, el Real Valladolid, que logró ante los guipuzcoanos sendas victorias por la mínima, 1-0 en el Nuevo Zorrilla (gol de Sergio León) y 0-1 en Anoeta (gol de Larin). En ambos encuentros Pacheta era aún el técnico blanquivioleta, antes de ser relevado por Pezzolano.

El cuadro pucelano buscará este sábado prolongar la racha mencionada, residiendo sus motivos para la esperanza en la fortaleza como local. Los castellanos han mostrado dos caras muy distintas hasta la fecha en casa y fuera, aunque la identidad de los rivales también ha influido en la estadística. Mientras por el Nuevo Zorrilla han pasado ya los otros dos recién ascendidos, el Espanyol (victoria 1-0) y el Leganés (0-0), el Valladolid ha tenido que visitar a los dos llamados "grandes", Real Madrid (3-0) y Barcelona (7-0), así como a un Celta (3-1) intratable en Balaídos. El de este sábado contra la Real significa el sexto encuentro del curso para el Pucela.

David Silva, en un lance del Valladolid-Real que vencieron los pucelanos (1-0) en octubre de 2022, en el Nuevo Zorrilla.

5- La pizarra: ¿cómo juega?

El Valladolid es, por vocación propia, un equipo de propuesta alegre que se atreve a plantear cosas interesantes: trata de presionar arriba a sus adversarios, intenta jugar el balón desde atrás, apuesta por matices modernos como la ubicación interior (como segundo pivote) de su lateral izquierdo Lucas Rosa... Sin embargo, la crudeza de la Primera División y los contextos de inferioridad futbolística en los que vienen compitiendo durante las últimas semanas están llevando a los de Pezzolano a ofrecer una cara muy distinta, sometidos durante la mayor parte de los minutos. Sea como sea, sus rasgos en materia táctica deben comenzar a ser analizados a partir del dibujo de base, un claro 4-3-3.

Imagen del 4-3-3 del Valladolid, este domingo en su visita al Celta en Balaídos.

El citado esquema cuenta con dos variantes principales. En ataque, el mencionado movimiento de Lucas Rosa, quien pasa de lateral izquierdo a segundo mediocentro, acostumbra a modificar el dibujo por completo, con distintas variantes de mutación: desde una salida de tres con el lateral derecho Luis Pérez como tercer central, hasta una arriesgada última línea de solo dos futbolistas más el portero Hein con trivote por delante y cinco jugadores fijando arriba, pasando también por la posible ubicación escorado en banda de un interior (Amallah principalmente) para ayudar a sacar el balón.

Imagen de un lance del Celta-Valladolid en el que los pucelanos ejecutaron, en salida de balón, un 3-3-5 (portero incluido) con el habitual movimiento interior del lateral izquierdo Rosa.

En defensa, mientras, Pezzolano viene escogiendo un costado para hundir en él al extremo y pasar a dibujar una línea de cinco atrás. En Montjuic le tocó en la derecha a Iván Sánchez, ya que el culé Balde era el encargado de ganar altura. En Balaídos, mientras, la misión recayó en Amath desde la izquierda, por aquello de que en su banda actuaba Mingueza. La formación de la Real, en cualquier caso, resulta distinta a la de Barcelona y Celta, escuadras con dos carrileros, dos mediapuntas y un delantero. Así, quizás el técnico del Valladolid matice este sábado el modo en que formar durante las fases de bloque medio o bajo.

Así defendió el Valladolid en Montjuic contra el Barcelona, hundiendo al extremo Iván Sánchez a línea defensiva de cinco y formando con una especie de 5-3-2 en el que el interior Kike Pérez ganba cierta altura para tapar líneas de pase a Iñigo Martínez.